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Jue, Abr
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Género
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Una joven falleció en un hospital público tras querer interrumpir su embarazo en su casa.

Liz, de 34 años, murió en el Hospital Belgrano tras intentar un aborto con una rama de perejil, lo que la hizo llegar con un cuadro infeccioso a la institución pública ubicada en General San Martín.

La joven madre de un niño de dos años vivía en José León Suárez e ingresó el domingo al hospital con una infección generalizada, estuvo dos días internada y perdió la vida este martes.

“Hace años que no recibíamos un caso con perejil en las guardias. La ilegalidad somete a las mujeres pobres a prácticas desesperadas”, señaló una médica a Página 12 que prefirió no revelar su identidad.

Al respecto, La Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito denunció: “¿Cuántas muertas más van a necesitar? La clandestinidad no salva ninguna vida. La clandestinidad mata”.

Además, desde el organismo remarcaron que “como señalamos, desde el 8 de agosto, cada muerta y presa por abortar, es responsabilidad del Poder Ejecutivo Nacional y de los 40 senadoras y senadores, integrantes del Poder Legislativo, que se abstuvieron o votaron en contra de nuestro derecho a la vida, a la salud y al reconocimiento de nuestra dignidad”.

Esta situación se da en un contexto donde el proyecto por la despenalización de la interrupción del embarazo no logró su sanción en el Senado tras una votación que expuso el carácter conservador de un sector mayoritario de los legisladores del país.

En ese sentido, Dana Arepa, secretaria de género de la FJC de Buenos Aires habló tras lo sucedido en el Hospital Belgrano y apuntó que “hay que apuntar a quienes fueron en contra de la ley, los responsables tienen nombre y apellido: los senadores, la iglesia y la Provincia de Buenos Aires”.

A su vez, resaltó la importancia de la movilización en las calles del pasado miércoles. “Demostramos que no vamos a dar el brazo a torcer con tanta facilidad y que vamos a seguir exigiendo que sea ley”, enfatizó.

#SeráLey

Aunque la despenalización no prosperó, la esperanza de que se promulgue el derecho a decidir para todas las mujeres está latente tras la invasión verde que se situó en las calles el pasado ocho de agosto.

Más de dos millones de personas se manifestaron a favor del proyecto que tenía media sanción en Diputados, situación que ratificó la legitimidad del aborto legal en el pueblo, que entendió que pese a que no se logre la victoria parlamentaria, el avance fue evidente y el discurso pro-aborto clandestino no triunfará en este debate.

Al respecto, Ivana Brighenti, de la Corriente Lohana Berkins, destacó la participación activa en las calles de las mujeres, varones, travestis y trans a favor del aborto legal.

“Lo que recogemos de esta experiencia es una militancia fundamental de todas las identidades en defensa de nuestro derecho a decidir”, aseveró a lo que agregó: “no lo consideramos una derrota, el tema se ha instalado de una manera que no hay posibilidad de retroceder”.

Hay que señalar que bajo el argumento de las dos vidas se corre a un costado la problemática de clase ya que las mujeres más pobres arriesgan su vida al realizarse la interrupción voluntaria del embarazo en ámbitos clandestinos.

En esa línea, también se esconde el negocio de las clínicas privadas, a las que no les conviene que esta práctica tenga lugar en una institución pública de manera segura y gratuita.

Al respecto, Brighenti, responsable de la Cátedra de Género y Clase del Cefma, señaló: “los comunistas seguiremos resaltando que es una problemática de salud pública, ya que son las mujeres pobres las que se ven obligadas a realizar esta práctica