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Política
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Economía - En esta columna, el economista Ernesto Mattos señala una radiografía de los sectores dominantes, sus intereses de clase, su estrategia y el escenario actual. Fracciones en pugna que pugnan menos de lo que se fraccionan.

Hay dos planos de la economía: la periferia desregulada y el impacto en el empleo. El presidente Mauricio Macri señaló que se redujo la pobreza y se generaron 600 mil puestos de trabajo. Revisando los datos de la Secretaria de Trabajo y Empleo, se detecta que a junio de 2018 se perdieron 32.000 puestos laborales. Vale la aclaración que los datos se obtuvieron de la flamante Secretaria de Trabajo y Empleo, que brinda la información sobre Trabajadores registrados según modalidad ocupacional principal (sin estacionalidad) para el total del país. Este total, según ocupación principal, se compone de asalariados privados, asalariados públicos, asalariados de casas particulares, independientes autónomos, independientes monotributistas e independientes monotributo social.

Desde que asumió la Alianza Cambiemos, según el informe mensual de coyuntura de Trabajo del Departamento de Economía Política del Centro Cultural de la Cooperación, el trabajo registrado total creció un 3%, motorizado principalmente por independientes monotributo social en un 14% (con un pico de 20% en febrero de 2018), independientes monotributo en un 10%, asalariados de casas particulares en un 9.65%, los asalariados públicos en un 2% y los asalariados privados en un 0.6%. Los independientes autónomos, por su parte, decrecieron como rubro en un 1%.

Queda claro que el empleo comenzó un proceso de precarización laboral, ya que los dos primeros lejos están de las condiciones laborales que tiene un asalariado privado, que apenas se incrementó en el período. Mientras tanto, todas las explicaciones económicas se basan en restricción externa, fuga de capitales, giro de utilidades y dividendos, nociones que son cercanas al pensamiento de Marcelo Diamand y al concepto de estructura productiva desequilibrada. Otra de las cosas que detalla el emblemático industrial es el rol de la divisa y el capital, distinción más que necesaria. El ingreso de capitales puede suplir el ahorro interno pero, a su vez, en su doble carácter, la divisa demanda importaciones o se utiliza para girar recursos al exterior.

Así, la tensión tendría que estar puesta en quienes generan las divisas en la argentina. Algunos especialistas dirán rápidamente: los exportadores. La pregunta adecuada sería qué sectores económicos generan las divisas en la Argentina. La respuesta sería cereales y oleaginosas. Y cuál es el segundo sector que más divisas genera, repreguntará algún curioso. Alimentos y bebidas, es la respuesta correcta.

Paradójicamente, este rubro se encuentra clasificado bajo la etiqueta de la Industria Manufacturera. Por lo tanto, ¿es el campo el que genera las divisas? Parcialmente. Si no se incluye en el análisis económico el rubro alimentos y bebidas, no sería posible ver el carácter político que tienen ambos sectores en la economía. Un dato a tener en cuenta es que las empresas exportadoras representan el 1% del total de las firmas en Argentina.

Entre 2003 y 2017, cereales y oleaginosas generaron unos 374.224 millones de dólares; alimentos y bebidas, unos 87.871 millones de dólares; y minería, unos 39.577 millones de dólares. Los dos últimos sectores económicos se encuentran clasificados dentro de Industria Manufacturera y el primero, en Agropecuario. El resultado del período es que la industria es deficitaria y el agro es superavitario, confirmando que el agro financia a la industria. Por ello la relevancia de quién genera las divisas para la economía. Otra discusión es cómo hacer para que la industria genere las divisas.

En algo están de acuerdo los tres sectores: nulas regulaciones para el comercio exterior y el movimiento de capitales. Estas dos características son la cristalización del problema económico de la periferia argentina. La libre compra de dólares es un punto que no se discute para la tríada.

Porque la salida de capital (inversiones) especulativo (cartera o portafolio) a partir de abril de 2018, confirmó el mito económico: sube la FED y, entonces, hay que irse de la periferia para el centro. Es de cajón en economía. El tema pasa por si las regulaciones de la periferia pueden amortiguar tremendo cimbronazo en la estructura productiva (porque se liquidan activos en pesos o ganancias y se pasan a dólares y se transfieren para resguardo, lo que significa una caída de la inversión nacional y un riesgo). Otro mito en economía es que, a mayor tasa (riesgo), mayor ganancia, y hoy el riesgo es creciente y el cumplimiento de esa fantasía, evidente. La consecuencia de la propuesta política planteada por la tríada expuso la vulnerabilidad de la economía periférica argentina.

Por ello, seguir planteando esta cuestión entre fracciones del capital, sin dar cuenta de las características teóricas de la estructura productiva desequilibrada, carece de rigor. En criollo, Diamand pone énfasis en la variable divisas y la pregunta que cabe acá es quién es el dueño de la pelota (o las divisas). ¿Quiénes generan las divisas en la estructura productiva desequilibrada? ¿Quién trae la pelota, define –pone o disputa- la política económica según sus intereses –o el equipo que quiere armar económicamente-? Esto es más viejo que la economía política misma. Adam Smith lanzaba al aire, al definir las tres clases sociales, “obreros, terratenientes y comerciantes e industriales”, que los dos primeros no están capacitados para las artes del gobierno y la administración del comercio, pero que el tercero en cuestión podría hacerlo, aunque advertía que “no vaya a ser que impongan su interés particular a la voluntad general”.

Es la tríada la que termina influyendo en la política económica e impone su interés particular pero, en la periferia, dejar libre las divisas trae también sus problemas económicos, que son la superficie, la manifestación del fenómeno. Y comprender el fenómeno requiere de otro análisis. Porque lo que se ve es, por ahora, cómo están jugando la tríada (aumento de precios en alimentos y bebidas, salida de recursos al exterior) y el Gobierno (que sacó una amarilla y reestableció los derechos de exportación  y Precios Cuidados),  pero hay que enfatizar que la pelota la trajo la tríada. Cuando termine este partido, ellos seguirán siendo dueños de la pelota porque esa alianza hoy es pura estrategia. Falta dilucidar si la voluntad general tiene estrategia.