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Mar, Abr
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27.089 pesos para poder comer -  La crisis económica está llevando a la ciudad santafesina a la ruina. Despidos, cierres de fábricas y una inflación que no parece tener límite.

Durante la década de los 90 Rosario fue la ciudad más pobre del país y, otra vez, está tomando el mismo camino empujada por el gobierno de Macri.

Ese empujón, vino cargado de devaluación que llevó al ajuste, despidos y una gran caída de la industria.

En la primera semana de septiembre, el costo de vida de las familias que habitan los barrios populares de Rosario ascendió a 27.089 pesos. Y, de forma interanual, el costo de vida de un rosarino se incrementó un 46 por ciento.

En este sentido, un hogar necesitó casi once mil pesos sólo para cubrir sus necesidades básicas alimentarias, mientras un adulto precisó poco más de 3.500 pesos para no ser indigente.

Los jubilados también la tienen complicadísima. Mientras el haber mínimo de un pasivo es de 8.637 pesos, una vez deducido el monto que necesita para una alimentación básica, sólo le quedan 5.082 pesos para poder cubrir el resto de sus costos fijos mensuales como pagar servicios, transporte y comprar remedios.

El Salario Mínimo Vital y Móvil (Smvm) de  10.701 pesos, no alcanza a cubrir ni la canasta alimentaria de una familia. Es decir, una familia que sólo dispone de un sueldo de éstas características, llega a cubrir tan solo el cuarenta por ciento del costo de vida de su hogar.

En agosto, se anunció una suba del 25 por ciento para el Smvm, pero se va a efectivizar en cuatro partes, por lo que recién en julio de 2019 llegaría a casi trece mil pesos. Pero esta medida se exhibe como brutalmente escasa cuando se advierte que, en agosto y de acuerdo al Indec, la inflación cerró en cuatro por ciento y se estima que en septiembre va a escalar a no menos de siete.

El panorama es cada día peor, porque se prevé que de acá a fin de año la inflación superará el 42 por ciento, esto es, 32 puntos más que lo que previó el ejecutivo en su proyecto de Presupuesto 2018.

Y, encima, La Rosada persiste en la estrategia que le dicta el FMI, por lo que deja flotar libremente -siempre para arriba- el precio del dólar, mientras que permite que el precio de los productos de consumo básico continuen atados a la moneda estadounidense.

Así las cosas, la terrible situación socioeconómica de Rosario y su conurbano se profundiza día a día.

La carrocera Metalsur, con sede en Villa Gobernador Gálvez, hará suspensiones rotativas de todo su personal, algo que afecta a alrededor de cuatrocientos trabajadores. La caída del mercado interno y la apertura indiscriminada de las importaciones está poniendo a esta tradicional fábrica al borde del abismo.

Por su lado, la empresa de electrodomésticos Liliana, cuya planta está en la localidad santafesina de Granadero Baigorria, volvió a despedir operarios.

Y la automotriz General Motors, puso en marcha un plan de suspensiones rotativas que –en principio, se va a extender por cinco meses en su planta de General Alvear. Además dejó en la calle a 350 obreros. Según la Federación Industrial de Santa Fe, ya son 244 las industrias que cerraron en esa provincia.

 

Cosas del capitalismo

 

Norberto Champa Galioti, secretario del PC de Rosario, aseveró que “esta es una región en que tiene un gran impacto la recesión y que, por eso, en las crisis de depresión que nos propone el capitalismo, es una de las ciudades más afectadas, como lo fue con el menemismo”.

En este sentido, calificó a Rosario como “el centro de toda la migración interna del litoral”, ya que es una de las ciudades a la cual migran desde muchas provincias cuando la situación socioeconómica se complica. Y advirtió: “en el mismo centro de la ciudad, ya hay muchos sectores con hambre que se encuentran bajo la línea de pobreza”.

Además, Galioti criticó a los gobiernos provincial y nacional, porque “las medidas que tomaron solo lograron acentuar y profundizar la crisis”. Y ejemplificó: “la Provincia firmó y promulgó una ley para acompañar el Pacto Fiscal con el gobierno nacional y es una de las que más se endeudó”.

También se refirió a la situación que vive el Cordón Industrial de la ciudad, que va dese Villa Constitución, hasta puerto General San Martín, así como la actividad comercial céntrica. “Muchas fábricas ya cerraron y en otras te encontrás con despidos y suspensiones todos los días y la caída de la actividad comercial -que viene de la mano con la suba del dólar- tiene impacto directo en los trabajadores y los sectores asalariados”.