Política
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El ministro Daniel Arroyo adelantó aspectos del diseño en el que piensa avanzar el ejecutivo ¿Se podrá financiar un programa de este tipo con el actual esquema donde las figuras fiscales están orientadas a facilitar que los más ricos maximicen constantemente su tasa de rentabilidad?

Por medio de su ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, el ejecutivo anticipó que trabaja para diseñar un ingreso universal básico que alcanzaría a los trabajadores del sector informal de la economía, que fueron afectados por la caída de actividad que impone la pandemia.
Al respecto, Arroyo señaló que se espera que la iniciativa se articule con el Programa Potenciar Trabajo (PPT) y la urbanización de las villas y asentamientos, lo que saldría al cruce de la situación “muy crítica, con mucha gente que perdió ingresos y trabajos”.
En esto también el Covid-19, puso sobre la mesa una situación de crisis previa y sistémica (Ver Para pensar el día después).
Un dato clave en tal dirección lo aporta el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), creado en plena pandemia para paliar la situación de quienes se quedaron sin la posibilidad de trabajar.
Para cobrar este bono de diez mil pesos se inscribieron nueve millones de personas y, así y todo, hay gente que se quedó afuera.
La idea de establecer un ingreso universal no es nueva y volvió a revitalizarse en estos días de pandemia, sobre todo, en países de Europa donde incluso la UE analiza crear una partida especial para que sus integrantes puedan actuar en tal sentido.
Al respecto, España aprobó por ley que prevé un ingreso mínimo, Francia va en esa dirección y hasta EE.UU. incrementó la cantidad de personas que acceden al subsidio por desempleo.
Básicamente, el PPT apunta en palabras del ministro de Desarrollo Social, a garantizar la asistencia alimentaria, por lo que prevé tres ejes “Potenciar Trabajo, asegurar un ingreso de base para el post IFE y garantizar el acceso a los servicios básicos en las cuatro mil villas, barrios y asentamientos de Argentina”.
Para esto, Arroyo estima que es preciso que el Consejo Federal de Desarrollo Social (Cofedeso) “sea el articulador de esos ejes” con la idea de vincular el esquema tradicional de planes asistenciales, con una estrategia que priorice cinco sectores “desde los que reconstruir la actividad productiva”.
Y, al respecto, señala que esos sectores son el de pequeñas obras de infraestructura, construcción de casas y veredas, también el trabajo textil y la producción de alimentos, así como el área de tareas de cuidado de personas y la recolección y reciclado de los residuos urbanos.
Ya que, “la política social más importante es vincular planes sociales con trabajo, es potenciar cinco sectores productivos, buscando impulsar la economía de abajo hacia arriba”.

Reforma

Así las cosas, vale preguntarse si el actual esquema fiscal alcanza para financiar una estrategia como la que se pretende habilitar.
En este punto, hay que destacar que en este caso y como para romper unos cuantos mitos de clase siempre listos para estigmatizar a las personas pobres, el abordaje previsto pretende establecer una renta a modo de contraprestación por trabajo.
Es prudente recalcar, que además de apuntar a que se garantice un derecho tan básico como el de trabajar y comer, un diseño como el previsto puede representar un mecanismo que fomente la creación de riqueza.
Además hay otro dato. Si esto funciona bien, puede transformarse en una herramienta apta para reproducir riqueza social, así como para fomentar formas asociativas horizontales a la hora de generarla.
Porque, a la hora de seguir revisando mitos, vale cuestionar aquel que asevera que existe sólo una forma de generar trabajo y riqueza.
Pero para esto, será central el papel que puedan jugar las organizaciones sociales, sobre todo para sortear -en la medida de lo posible- las restricciones que impone las relaciones que establece el capital.
¿Entonces cómo financiar un programa de este tipo? Con el actual esquema, las figuras fiscales están orientadas a facilitar que los más ricos maximicen constantemente su tasa de rentabilidad.
¿Acaso será verdad que para que se pueda crear trabajo es preciso bajar salarios? ¿Será cierto que el sector privado es más eficiente y barato que el público y que, por ende, hay que dejar que las fuerzas del mercado intervengan libremente?
Los datos que la constatación empírica entrega responden a estas preguntas, sobre todo cada vez que una excepcionalidad como la pandemia, hace que se vea con más claridad toda la mugre que se oculta abajo de la alfombra.
Parte de esta mitología, señala que si se grava impositivamente a los que más tienen, la economía se va a ir al tacho y, por lo tanto, el empleo también ¿Pero acaso con el esquema actual el empleo y la economía en general están viento en popa?
La pandemia hizo que en pocas semanas se precipite una situación que venía arrastrándose desde 2009 y que tiene que ver, ni más ni menos, que con la crisis sistémica que atraviesa el capitalismo.
En este contexto La Rosada trabaja en un replanteo de esquemas tributarios y estructuras fiscales que, según trascendió, apuntaría a avanzar en un diseño más progresivo. Un esquema que deberá reconocer a la economía popular y sus protagonistas, como un actor con peso específico propio cuya voz debe ser tenida en cuenta a la hora de avanzar en tal diseño.