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Jue, Abr
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Política
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Por medio de esta columna, el coordinador Nacional del MCL, José Luis Livolti, se refiere al proyecto que prevé que Argentina acuerde con China la instalación de granjas de cerdos.

El proyecto que se está negociando para aumentar significativamente la producción de cerdos en Argentina a través de la inversión de capitales chinos, (país que es el primer consumidor de carne porcina) está generando un importante debate que tiene como uno de sus ejes principales, quiénes y cómo llevaran adelante esta producción.
Entendemos que no se puede ni aceptar ni rechazar el mismo a libro cerrado, sino exigir toda la información sobre este proyecto y la participación de los sectores involucrados.
Nuestro país, tiene larga experiencia, en este terreno, sobre todo por parte de los pequeños y medianos productores, y agricultores familiares, con quiénes logramos alcanzar en su momento, el autoabastecimiento de carne porcina.
Tengamos en cuenta que 200 madres significan una facturación mensual de entre 4 y 5 millones de pesos, con una producción de entre 400 y 500 capones mensuales, (una jaula de 120 por semana, y que eso se puede manejar en 100 has.
Esta experiencia y el conocimiento adquirido, deben ser el motor de un acuerdo para garantizar la producción de alimento sano seguro y soberano en primer lugar para el pueblo argentino, y para la exportación de su saldo excedente después.
Esto es absolutamente posible si el acuerdo se construye y desarrolla con audacia, inteligencia, principios democratizadores y ampliamente inclusivos.
El mismo puede jugar un importante papel estratégico en la modificación del acceso a la tierra y su uso correcto y distributivo en nuestro país, mediante el regreso a la chacra mixta, el arraigo rural y la reconversión del modelo de monocultivo sojero concentrador, desmontador, incendiario y despoblador del campo y los humedales hacia otro modelo de perfil agroecológico.
Esto puede ser posible si, por un lado, se prioriza el rol del estado como contralor de la producción y comercialización de la misma a través de organismos como las Juntas nacionales de carnes y granos, y si se prioriza a los productores de la agricultura familiar, campesina e indígena, y pequeños y medianos productores.
Se deben tener en cuenta a estos productores, que tienen de 20 o 30 madres hasta 1000, y buscar la forma de reinsertar a aquellos que se vieron afectados por las políticas de concentración capitalista en el sector.
Para esto es fundamental recuperar e impulsar la chacra mixta, con producción de granos, tambo y la producción de carnes porcinas, vacunas, aviar, lanar, etc. con garantia de precio mínimo y sostén en origen.
Sostenemos que es indispensable reconvertir la producción agraria en Argentina y evitar que siga estando en manos de los grandes grupos concentradores, y en esa dirección debe ser tomado este proyecto.
Orientar firmemente este acuerdo hacia la recuperación de las chacras mixtas, el rescate de miles pequeños productores expulsados por el proceso de sojización, resulta esencial.
Debemos lograr que la producción agroalimentaria en nuestro país, tenga como protagonistas los rostros de los campesinos y trabajadores que la hacen posible día a día. Esto aseguraría rentabilidad, agregación de valor en origen y una producción sana segura y soberana, si no lo hacemos, significaría más de lo mismo, otra vuelta de rosca en favor de los concentradores y especuladores de siempre.
Es hora de impulsar políticas agrarias de inclusión social, de arraigo rural, que facilite el objetivo de alcanzar la soberanía alimentaria y política.