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Jue, Abr
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Política
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El gobierno del Frente de Todos impulsa algunas iniciativas tendientes a mover el mercado interno y generar empleo en medio de la crisis económica, sanitaria y los intentos de desestabilización promovidos por la derecha. ¿Alcanza?

En medio de la crisis económica, social y sanitaria que atraviesa el país y haciendo equilibrio, con muchísimas dificultades, ante los intentos de desestabilización promovidos por los agroexportadores, las grandes empresas y el sector financiero, que pujan por colocar el dólar oficial en los niveles del denominado dólar blue, el gobierno del Frente de Todos impulsa algunas iniciativas tendientes a mover el mercado interno, generar empleo y dar respuesta a la crisis habitacional.

En ese sentido puede interpretarse el proyecto que se envió al Congreso de la Nación la semana pasada, que contempla incentivos tributarios para aquellos argentinos que realicen una declaración voluntaria de activos, es decir, que “blanqueen” una parte o la totalidad de su patrimonio. Los recursos que el gobierno prevé recaudar, estarían destinados a financiar obra pública y la construcción de viviendas, frente al reclamo de las organizaciones sociales que pujan por un plan de urbanización de los más de cuatro mil barrios populares que hay en el país.

La iniciativa coincide con la difusión de los informes del Indec correspondientes al mes de septiembre, que dan cuenta del panorama en el sector de la construcción. En el último mes, el costo de la construcción aumentó 2,9 por ciento. En lo que va del año, los precios mayoristas acumulan una suba del 18,9 por ciento y el costo de la construcción del 18,8. Por su parte, los materiales en septiembre incrementaron su valor en un 5,9 por ciento, casi el doble de la inflación mensual.

En suma, los números no sorprenden si se los pone en su justo contexto: lastre de cuatro años de gobierno de Macri, uno de los más agresivos de la región en política neoliberal, que aniquiló el empleo y el mercado interno; una pandemia sin precedentes por la facilidad de contagio, que destruyó la economía de todos los países capitalistas; y los vaivenes de un gobierno nacional que muestra dificultades a la hora de avanzar con medidas de fondo, de carácter estructural, para enfrentar la grave crisis que se profundiza.

Frente a las dificultades, en Argentina existe una extensa y consolidada organización social, muy efectiva para contener los efectos de las crisis económicas y sociales que se repiten en el país cada cierto tiempo, y muy dispuesta a participar en proyectos de desarrollo de la economía regional, la agricultura familiar y las cooperativas de trabajo en el sector textil, alimentos y construcción, solo por mencionar algunos. Además, hay una vasta red de pequeñas y medianas empresas, que emplean a casi el 60 por ciento de los trabajadores activos del país y que dependen, en gran medida, de la dinámica del mercado interno.

Las referencias, apuntan a señalar que en la actualidad existen en la Argentina las condiciones y las fuerzas sociales para promover políticas antineoliberales y, más ampliamente, políticas anticapitalistas, fundadas en la organización social y los principios del cooperativismo. Como ya hemos señalado en Nuestra Propuesta Diario, como pocas veces antes, sigue siendo válido el enfoque autogestionario como herramienta para aportar a la construcción de masa crítica, en tanto insumo básico para la construcción de comunidad, lazos de autoayuda, apoyo mutuo y cooperativismo entre los oprimidos, que permita –a escala- construir trabajo y riqueza que se transforme en capital social.

Mientras, cuando la pandemia arrecia y la crisis económica se profundiza en la región, las fuerzas populares de América Latina presentan batalla. Los recientes resultados electorales en Bolivia, que le puso fin a la dictadura de Añez y Almagro, y la aprobación masiva a una reforma constitucional en Chile que termine de una vez con el legado del pinochetismo, anticipan una agudización de las hostilidades por parte de la derecha en la región, especialmente en Argentina. Las presiones devaluatorias de las últimas semanas son apenas una muestra de lo que se viene y resultan un buen argumento para plantear que no será posible desarticular la fuerza política y económica de la derecha en el país, si no se apela a medidas económicas anticapitalistas, apoyadas en la fuerte tradición de resistencia y organización de los trabajadores.