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Política
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Por decisión del Jefe de Gobierno porteño y pese a no haber invertido un peso en programas de asistencia para los vecinos en el marco de la pandemia, aumentan subtes y peajes en la Ciudad

En un año en el que la pandemia profundizó notablemente la crisis económica y social provocada por el gobierno de Mauricio Macri y pese a no haber invertido un peso en programas de asistencia para los vecinos de la Ciudad, especialmente para los habitantes de los barrios populares porteños, Horacio Rodriguez Larreta decidió cerrar el 2020 con un aumento en subtes y peajes.

Por decisión del Jefe de Gobierno porteño, el boleto de subte pasará de 19 a 21 pesos a partir del miércoles 25 de noviembre. A su vez, las autopistas de la Ciudad aumentarán el precio de los peajes en un 55 por ciento a partir de enero, según la propuesta de Larreta.

Los aumentos se dan en un contexto de crisis económica y sanitaria, ante la cual el gobierno porteño opta por la desinversión pública. Desde muy temprano, cuando la pandemia recién comenzaba en el país y todavía no se podía mensurar con exactitud las consecuencias del Covid-19, la Ciudad de Buenos Aires inició un proceso de fuerte ajuste fiscal y desinversión pública. Según un informe elaborado en julio por Samantha Horwitz y Claudio Lozano, del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP), la ejecución del presupuesto de la ciudad en el primer trimestre de 2020 revela un superávit primario de 26.395 millones de pesos, que implica un aumento de 40,2% respecto al año anterior. En otras palabras, el gobierno porteño subejecutó los fondos disponibles para inversión pública un 40 por ciento por encima de lo que ya había subejecutado el año pasado, sin pandemia.

De acuerdo al estudio, la desinversión pública en la provisión de servicios básicos para la población de la Ciudad se verificó en los recortes en áreas sensibles como vivienda, en los que se gastó 1.500 millones de pesos menos o en educación, en casi 500 millones por debajo del 2019. A la lista, también se suman los recortes en obras para agua potable y alcantarillado (351 millones), transporte (693 millones) y servicios urbanos (239 millones), entre otros.

En el mismo sentido, un informe elaborado por ATE Capital reveló cómo las políticas de ajuste de Larreta erosionaron la capacidad de acción y contención del Estado porteño frente a la pandemia. Estas políticas, se implementan en el contexto de trece años de sistemática reducción de las capacidades estatales en la Ciudad. Así, en el informe de ATE Capital, se detalla que “los 13 años de gestión del PRO en el ámbito de la salud se caracterizaron por un vaciamiento de la política pública. Hubo numerosos intentos de cierre de hospitales, en los que se privilegiaron los negocios inmobiliarios sobre las necesidades sanitarias. Además, se discriminó a miles de enfermeras y otros profesionales de la salud, a quienes se nos excluyó de la carrera profesional. En este marco, la prevención de la pandemia de COVID-19 estuvo marcada por la misma política. La ausencia de los insumos y elementos de protección para impedir la transmisión de la enfermedad fue una constante, lo cual implica un peligro no solo para trabajadoras y trabajadores de la salud sino también para toda la población de los hospitales públicos de la Ciudad”.

Vale recordar que a principio de año el Gobierno de la Ciudad declaró la emergencia económica. Sin embargo, no lo hizo para reorientar el presupuesto a las áreas de salud, educación y desarrollo social, por ejemplo, que resultan vitales para gestionar las consecuencias sociosanitarias de la pandemia. Muy al estilo de gestión PRO, que es ya también una marca registrada del larretismo porteño, el Ejecutivo local se apoyó en la emergencia económica para ampliar el uso discrecional del presupuesto, profundizó el endeudamiento del Estado —sin invertir en programas sociales u obras de infraestructura— y ajustó en programas de atención directa para los más afectados por el virus.

A modo de ejemplo, cuando los casos de contagios y muertes por el Covid-19 estaban en pleno ascenso en la Ciudad, Larreta gastó más de 220 mil dólares en equipar un bowling con la marca amarilla del PRO. Así quedó establecido mediante la disposición 11/20 de la dirección General de Infraestructura y Arquitectura del gobierno porteño, publicada en el Boletín Oficial número 5912, con fecha del 17 de julio.