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Vie, Abr
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Política
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“Un derecho democrático básico de las mujeres”, definió Lenin al referirse al decreto del 18 de noviembre de 1920, con el que el Comisariado del Pueblo para la Salud y la Justicia autorizaba la interrupción voluntaria y gratuita del embarazo.

“La aprobación de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo es la respuesta a muchos años de luchas de los feminismos y del movimiento de mujeres”, celebró la responsable de la Cátedra de Géneros y Clase Alcira de la Peña del Cefma, Ivana Briguetti, después de que el Senado aprobara el Proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo.
Asimismo recordó que “esta lucha es también de nuestro Partido Comunista, que se forja al calor de la Revolución de Octubre que convirtió a Rusia en el primer país que aprobó el aborto”.
Por otra parte fue clara cuando hizo hincapié en que “ya era hora de que los sectores vulnerados económica y socialmente, dejen de ser los mayores perjudicados ante la situación de clandestinidad en que los abortos se realizan”, tras lo que la iniciativa aprobada apunta a “garantizar los derechos humanos de las mujeres y las feminidades no hegemónicas” y recalcó que “es imprescindible que las mujeres y las diversidades podamos decidir sobre nuestro cuerpo y nuestro futuro”.
Apenas a tres años de que triunfara la Revolución, el 18 de noviembre de 1920, el Comisariado del Pueblo para la Salud y la Justicia publicó un decreto que el propio Lenin definió como “un derecho democrático básico de las mujeres ciudadanas”.
Así, la República Socialista Federativa Soviética de Rusia se convirtió el primer país que autorizó la interrupción voluntaria y gratuita del embarazo, por medio de una ley que autorizaba la práctica, siempre que se realizara en hospitales y sin fines lucrativos.
El decreto era claro al recordar que “la legislación de todos los países combate este mal mediante el castigo a las mujeres que deciden abortar y a los médicos que llevan a cabo la operación y destacaba que “sin haber obtenido resultados favorables, este método de combatir el aborto condujo estas operaciones a la clandestinidad y convirtió a la mujer en una víctima de mercenarios, a menudo ignorantes, que hacen de las operaciones secretas su profesión”.
Por su lado, en América Latina Cuba fue –en 1965- el primero que despenalizó completamente la interrupción voluntaria del embarazo, en este caso, dentro del primer trimestre de gestación.
A partir de ese momento se sumaron Uruguay en 2012, mientras que Ciudad de México hizo lo propio, pese a que en el resto de ese país la regulación cambia de acuerdo a la legislación de cada estado. También en la zona se sumaron Guayana y la Guayana Francesa.
Mientras tanto hay tres países de la región que integran la lista de los cinco estados que prohíben esta práctica bajo cualquier circunstancia: Nicaragua, El Salvador y República Dominicana.
En el resto, varían las normativas que permiten el aborto en determinadas condiciones como cuando hay riesgo para la salud o la vida de la madre y cuando el embarazo es producto de una violación.