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Jue, Abr
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El Partido del Trabajo de Austria fijó postura sobre, se solidarizó con las víctimas y advirtió sobre la postura adoptada por el gobierno encabezado por Sebastian Kurz.

“El fundamentalismo religioso, como lo vemos hoy, es un producto del imperialismo y sirve al capital como un instrumento de dominación y poder”, recalcó el Partido del Trabajo de Austria (PdA), al referirse al ataque terrorista perpetrado el lunes pasado en Viena, que dejó un saldo de cinco personas asesinadas y 22 heridas.
Durante el ataque fue abatido un joven austríaco llamado Kujtim Fejzulai, mientras que catorce personas fueron detenidas. Poco después Estado Islámico revindicó la autoría de este hecho criminal.
“Condenamos el ataque perpetrado en Viena”, señaló el PdA al tiempo que hizo llegar su “sentido pésame para las víctimas de este atroz ataque terrorista”.
Por otro lado, cuestionó la postura adoptada por el gobierno que preside Sebastian Kurz. “El gobierno vuelve a invocar la unidad nacional y los valores austriacos, flanqueado por la agitación racista y sectaria de la extrema derecha, denunció el PdA y señaló: “nos oponemos a la unidad nacional conjurada por el gobierno y la propaganda fundamentalista religiosa, de lucha cultural y de extrema derecha con un frente combativo de la clase trabajadora”, ya que “sólo un frente del pueblo trabajador puede eliminar las raíces del fundamentalismo religioso y del terrorismo, del imperialismo”.
También recordó que “en los países del Cercano y Medio Oriente, son precisamente los grupos religiosos y Estados más reaccionarios los aliados más cercanos del imperialismo en la lucha contra los movimientos democráticos y revolucionarios” y que ya durante los tiempos en que parte del oeste asiático estaba bajo la administración colonial de estados europeos, “los imperialistas utilizaron el fundamentalismo islámico para dividir el creciente movimiento por la autodeterminación e independencia nacionales”.
Por lo que los movimientos antiimperialistas “como los de Egipto y Siria solo podían afirmarse contra el islamismo luchando contra él y en la década de 1980, la CIA apoyó a los grupos islamistas en Afganistán, de los que surgieron los talibanes, entre otros, en su lucha contra el gobierno socialista electo, que contaba con el apoyo de la Unión Soviética”.
Asimismo, destaca que la denominada Guerra contra el terrorismo que proclamó EE.UU. durante 2001 y las agresiones contra Afganistán e Irak no cambiaron esta situación. “En Libia y Siria, el imperialismo ha apoyado y financiado bandas reaccionarias que han llevado a la creación de Estado Islámico y varias milicias islámicas, miles de las cuales son desplegadas como mercenarias por Turquía en el ataque de Azerbaiyán a Nagorno-Karabaj”.
Y, tras advertir que en Austria el fanatismo religioso cumple sus propósitos, el PdA advirtió que “los ataques terroristas y los enfrentamientos culturales organizados dividen a la clase trabajadora y le impiden la lucha organizada contra el capitalismo”.