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Jue, Abr
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Un sistema sanitario estresado por el bloqueo y la táctica de permanente hostigamiento por parte de Israel, pone en jaque a la población.

Con más de once mil casos positivos, la mayoría registrados en Cisjordania, Palestina atraviesa una situación crítica como consecuencia del bloqueo que le impone Tel Aviv, pero también por la falta de coordinación con Israel a la hora de hacer frente a la pandemia.
Al respecto, desde la ONU, el coordinador especial para el Proceso de Paz en Oriente Próximo, Nickolay Mladenov, advirtió el impacto negativo que tiene para enfrentar la pandemia, el momento que atraviesa la relación entre Israel y la Autoridad Palestina, que se coloca en uno de sus peores momentos.
Vale citar que con el apoyo de EE.UU. -durante 2017- Israel avanzó con su decisión de convertir a Jerusalén en la capital del Estado, lo que implica la anexión de su zona este, que Palestina declara como su propia capital.
Posteriormente, el gobierno israelí junto a Washington, diseñó un proyecto para anexionar zonas de Cisjordania, incluido el valle del Jordán.
Este plan entró en un paréntesis como consecuencia de la crisis que atraviesa el sistema de representación política de Israel, así como por la situación derivada de la pandemia.
Con este telón de fondo, durante mayo, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, anunció el fin de los acuerdos de cooperación con Israel y EE.UU.

Preocupante

Así las cosas, en tiempos de pandemia, se vuelve más criminal el bloqueo que desde muchos años perpetra Israel sobre las zonas bajo jurisdicción de la Autoridad Nacional Palestina.
La pandemia cayó sobre Palestina que ya sufría escasez de medicamentos y pocas posibilidades para brindar tratamientos complejos, pero que además presentaba una estructura sanitaria que ya estaba estresada.
Pero también sobre una población que, al igual que la israelí, atraviesa ahora la segunda ola de contagios de Covid-19.
Esto plantea una situación que amenaza con ahogar, todavía más, a la economía palestina que desde hace rato se debate entre niveles de subsistencia como consecuencia del bloqueo israelí.
Durante 2019, el Banco Mundial advertía que Palestina tendría un crecimiento negativo durante 2020. Con la pandemia esto empeoró, sobre todo por la retracción de su mercado laboral que es dependiente de Israel, donde la segunda ola de contagios hizo que se volviera a una fase de estricto aislamiento social.
Pero lo que persiste, pese a la pandemia, es la violencia que ejerce Israel sobre la población palestina. Un informe de Médicos del Mundo da cuenta de que durante los primeros cuatro meses de 2020, siguió la demolición de viviendas de personas palestinas en Cisjordania.
Y también la destrucción de infraestructura pública de agua y saneamiento, que es fundamental para la prevención de enfermedades contagiosas como el Covid-19.