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El macrismo dejará de manejar Boca después de 24 años. Una era de Negocios, influencias y el lugar donde nació la figura política del Ex presidente de la nación.

Si algo le faltaba a la expresión más contundente de la derecha argentina en los últimos años, encarnada en Cambiemos-Juntos por el Cambio que viene de ser derrotada en las elecciones nacionales por el Frente de Todos, era perder su lugar de nacimiento y en donde empezó a forjar su poder político.

Tras 24 años presidiendo Boca Juniors, el macrismo le dice adiós a lo que quizás haya sido su unidad básica más importante. La victoria de la lista Identidad Xeneize, Ameal-Pergolini-Riquelme, pone fin a una era que marcó no solo el futbol argentino sino a la política nacional.

El escrutinio definitivo, dio por ganador a Jorge Amor Ameal que sumó un 52,9 por ciento, mientras que Cristian Gribaudo, el elegido por el oficialismo, sacó un 30,6 y por último José Beraldi el 16,3 por ciento. Votaron casi 40.000 socios, una cifra histórica para el fútbol argentino.

Está claro que estas no fueron unas elecciones más, considerando el poder que significa manejar un club como Boca desde lo económico y lo político. Eso agregado a que desarrollaron en un contexto donde el macrismo ha perdido las elecciones nacionales, lo que le redujo su estructura política tanto a nivel país, y provincial. Aunque, ganó en la capital, significa un golpe duro.

En este sentido, el presidente electo Alberto Fernández, si bien no ha manifestado en favor de una de las listas, su único acercamiento a la política de Boca ha sido a través del dirigente Víctor Santa María, cabeza de la agrupación Boca Somos Todos y hombre fuerte del PJ porteño, quien apoyó la lista de Ameal.

También, la figura del último gran ídolo de Boca, Juan Román Riquelme, jugó un papel fundamental, siendo un peso que inclinó la balanza para que la victoria de la oposición sea contundente.

Hace varios años que el ex jugador se viene pronunciando en contra de lo que fue la gestión de la mano derecha de Macri en Boca y en el Poder Judicial, Daniel Angelici, por su mala relación que tuvo por su mala relación cuando estaba en actividad y por la sequía de títulos que tiene el club.

Sin embargo, entre idas y vueltas, ya que cuando avisó que iba a integrar una lista, pidió la unidad de todas las agrupaciones, algo que no su pudo dar. Pero al fin y al cabo, el mismo Riquelme afirmó que “ya se sabía con quien iba jugar”.

 

La historia se repite

 

La lógica de los resultados deportivos son los que, lamentablemente, determinan el fin de ciclo de sus dirigencias, por más de que sus números estén ordenados o transformen el club en una máquina para hacer negocios como pasó con el macrismo.

Después de casi nueve años de gestión de Angelici el club entró en una sequía de títulos internacionales, en el medio de una serie de definiciones perdidas con River, la más recordada, la final de la Copa Libertadores 2018 en Madrid, lo que colmó la paciencia de varios del hincha Xeneizes con la dirigencia.

Sin embargo, esta lógica fue la que llevó a Macri al poder en Boca en el verano de 1995, cuando le ganó la presidencia a la dupla Antonio Alegre-Carlos Heller, que habían asumido en 1984.

Vale recordar, que la dupla se hizo cargo del club en medio de una crisis casi terminal, en la que tenía a los profesionales en huelga y a la Bombonera clausurada. Boca tenía 151 juicios con sentencia y más de quince pedidos de quiebra.

Pese a la gran cantidad de obstáculos, Alegre logró controlar la situación financiera y sobrellevó los grandes problemas económicos, hasta que en 1991 vendió la Ciudad Deportiva, lugar que nunca se inauguró por una cifra superior a los 21 millones de dólares, lo que terminó estabilizando otra vez el club.

Sin embargo, aunque en lo social y económico la gestión de Alegre-Heller tuvo muy buenos resultados, no fue el caso en el ámbito deportivo, y aunque rompieron el maleficio de once años sin vueltas olímpicas en el ámbito local consiguiendo el torneo Apertura 1992, en 1995 perdió las elecciones con Macri.

A partir de aquí, la gestión de Macri estuvo plagada de triunfos en el campo de juego y de constantes irregularidades a nivel institucional. El club pasó a ser uno de los más reconocidos en todo el mundo, obteniendo cuatro Libertadores y tres Intercontinentales.

Pero por otra parte, los resultados deportivos de la era Macri taparon que el club pasó a ser un mediador para sus intereses empresariales, lo que le permitió ir escalando en la política todos estos años.

Una investigación de la agencia IDP, señala que las privatizaciones y tercerizaciones se hacían presente desde la conformación de una sociedad anónima para vender a los chicos de inferiores, la tercerización del museo de Boca en el que entraban cerca de 300 mil de personas por año abonando $15 y sólo ingresaba al club una cuarta parte de las ganancias; y el merchandising manejado por Boca Crece, conformada en el comienzo por un 50 por ciento Inversora de Eventos SA, de Grupo Clarín, y otro 50 Mauricio Macri, quien luego cedió sus acciones a Boca.

Otro de los casos más recordados fue cuando Macri anunció que Boca Juniors no disponía de fondos para la compra de jugadores, por lo que dio paso a la creación de un Fondo Común de Inversión (FCI), donde fue el principal accionista, y que contó en un principio con 12 millones de dólares.

Macri creó un verdadero “club paralelo” para negociar los pases de jugadores, una estrategia que les permitió a empresarios amigos quedarse con una buena tajada de cada operación, en detrimento del club. El artífice de esta ingeniería fue nada más y nada menos que el actual titular de la Agencia Federal de Investigaciones, Gustavo Arribas.

Otro de los negociados más recordados, ya en durante el mandato de Angelici, fue cuando el gobierno de la Ciudad vendió terrenos que estaban destinados a viviendas, en una licitación sospechosa a el único postulante, el club Boca Juniors, lo que generó el repudio de vecinos y organizaciones sociales.

Como se recordará, Boca Juniors de la mano de Angelici, figuraba como uno de los beneficiarios con la medida del dólar Futuro, que llevó a varios funcionarios de Cambiemos a enriquecerse ilícitamente y que hoy siguen siendo investigados por el Poder Judicial.

 

¿Qué se viene a partir de aquí?

 

Hay muchísima expectativa por el tridente que va gestionar los próximos cuatro años del club Boca Juniors, considerando que el foco de la elección ha pasado meramente por lo deportivo y no por las condiciones en las que se encuentra el club.

 La pata más política pareciera llevar el nombre de Jorge Ameal, empresario de 71 años que se hará cargo del club de la rivera por segunda vez. Ya lo hizo cuando le tocó remplazar al presidente fallecido Pedro Pompillo en el 2008, cuando estaba de vice. Entró en la política de Boca en las épocas de Alegre y fue funcionario de Macri en el club hasta el 2007.

Sin embargo, lo económico apunta a que será gestionado por el productor Mario Pergolini, persona del mundo de los negocios en los medios, quien en el 2015 se postuló para presidente y perdió con Angelici.

En este sentido, es muy posible que Boca no deje de ser el club elitista en que se convirtió y no deje de seguir la lógica mercantilista de futbol, que en el club de la rivera Macri agudizó, y que luego siguió su socio y Presidente del Colegio de Abogados, Angelici.

Lo que si puede significar, es que el lugar que representa este club en un ámbito que marca la agenda social como el futbol, es que el macrismo y la derecha ya no van a poder poner su impronta desde la AFA, o por lo menos desde Boca, en post de sus intereses políticos y económicos.