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Mié, Abr
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El aislamiento social obligatorio decretado por el gobierno obligó al Estado y al sector privado a acelerar el proceso de educación virtual y trabajo telemático, que en algunas áreas ya se venía implementando. Una vez más, cuando esto es necesario ante la crisis inédita que atravesamos, queda al descubierto la política de desfinanciación llevada a cabo por el macrismo en el ámbito de las telecomunicaciones.

La crisis sanitaria por el Covid-19 puso en primer plano diversos aspectos, todos ellos vinculados al rol del Estado, las políticas públicas y el acceso a derechos básicos. Entre estos, con el aislamiento social obligatorio, el trabajo telemático y las escuelas y universidades cerradas, recobró importancia la cuestión del acceso a Internet y la brecha digital. Al igual que en todos los ámbitos, el gobierno de Mauricio Macri en esta materia desarticuló iniciativas impulsadas por el Estado, desreguló el sector y entregó al sector privado la problemática del acceso a Internet. Esta política de entrega expone las dificultades a las que ahora se expone el gobierno del Frente de Todos, en un marco de crisis inédita y combinada.

Un claro ejemplo de la política del macrismo en esta ámbito es lo que sucedió con el Plan Nacional de Telecomunicaciones Argentina Conectada, creado en 2010 por el gobierno de Cristina Fernández y del que se desprendían políticas de infraestructura y capacitación en las nuevas tecnologías, como la Red Federal de Fibra Óptica y programas de entrenamiento digital. Este plan ambicioso, que llegó a tender más de 16 mil kilómetros de red de fibra óptica en el país y que potenció a Arsat, la empresa nacional de telecomunicaciones, fue desfinanciado por el macrismo y entregado al sector privado.

El Plan Nacional Argentina Conectada además de promover la reducción de la brecha digital, tanto en acceso como en capacitación, además articuló políticas con el Plan Conectar Igualdad, desguazado y eliminado luego por el exministro de Educación y actual senador de Juntos por el Cambio, Esteban Bullrich, y la Televisión Digital Abierta, eliminada por el exministro de Cultura, luego degradado a Secretario, Pablo Avelluto.

Durante el gobierno de Cristina Fernández, que solo en 2010 dio inicio a Argentina Conectada, Televisión Digital Abierta y Conectar Igualdad, se repartieron 6 millones 700 mil computadoras portátiles a los alumnos de las escuelas argentinas. Casi una década después, Mauricio Macri manifestó que repartir esas computadoras fue como “repartir asado y no tener parrilla”, a pesar que diversos estudios ya demostraban por esa época las mejoras que el Plan había motivado, no solo en cuestiones de acceso a la tecnología, sino también educativas.

En Argentina al día de hoy uno de cada tres argentino no tiene Internet. Y entre los que tienen acceso, las posibilidades de uso es desigual por dos motivos. El primero, refiere a las habilidades incorporadas, que el Estado dejó de estimular en el período 2015-2019, por ejemplo, a través de la eliminación de los oficios digitales que se dictaban en los por entonces Núcleos de Acceso al Conocimiento, hoy Puntos Digitales. El segundo, cuestiones de infraestructura, esto es, que en muchos casos la calidad de Internet es muy mala y/o los dispositivos de conexión insuficientes como para poder, por ejemplo, participar de teleconferencias o plataformas de educación a distancia.

Lo que sucedió, repetimos, es lo mismo que en todas las otras áreas bajo el gobierno de Macri. Se le permitió a Cablevisión, que también es dueña de Fibertel, comprar Personal; Arsat vio disminuida su capacidad operativa, dejó de construir satélites y se dedicó a hacer negocios espurios a través de su vicepresidente, el macrista y contrabandista de autopartes Raúl Martínez, con la norteamericana Cisco; y se desfinanció el Programa Punto Digital, que cuenta con más de 600 espacios instalados en todo el país, que pasó de ser un centro de formación digital de primer nivel mundial a un espacio de contención de la crisis económico-social en la que quedó sumergida el país por la política económica del macrismo.

Hoy, cuando la Organización Mundial de la Salud recomienda enfáticamente la cuarentena como método de combate contra la pandemia, y cuando el gobierno del Frente de Todos decidió asumir los costos económicas de esta ante la imposibilidad del sector privado de acompañar y aportar de acuerdo al poder que luego reclaman, quedan al descubierto las consecuencias de la política de saqueo, que contó con el apoyo incondicional del Fondo Monetario y quitó músculo al Estado para hacer frente a esta crisis inédita que atravesamos. Ahora, es con organización y solidaridad que se afronta la problemática.