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Falleció Lito Sorbelini. Fue un trabajador, luchador y protagonista de algunas de los mejores capítulos de la historia del sindicalismo de liberación. Fue un gran comunista.

Esta madrugada falleció Lito Sorbelini, un hombre que desde muy joven tuvo claro que es posible y correcto, ser coherente entre lo que se dice y aquello que se hace. Y que, por eso, transitó así una vida atravesada por la militancia en el Partido Comunista y en la lucha por la construcción del sindicalismo de liberación.
Lito fue un trabajador, un tipo sencillo, alguien que nunca precisaba de grandilocuencias para elaborar y exponer postulados de profundo contenido ideológico y político. Lo hacía de forma clara, sin vueltas y con generosidad, por eso cada charla con Lito dejaba algo importante porque enseñaba, ayudaba a reflexionar y enriquecía.
Lito eligió tener una vida plena en la que fue protagonista del Partido y de varios capítulos de la historia grande de la lucha clases disputados en Argentina, sobre todo, durante la segunda mitad del siglo 20.
Fue hijo de Itumelia Tomasa Monzón y José Pablo Sorbellini, un albañil y fundador del Sindicato Obrero de la Construcción, así como integrante de la Federación Obrera Nacional de la Construcción y del PC.
De pibe fue canillita y boxeador, y se incorporó a La Fede. Y poco después, como trabajador de la Droguería Dubar, ya militaba en el Sindicato de la Sanidad donde, con sólo 25 años se convierte en secretario general.
Ya durante los años 60 estuvo entre los fundadores de la CGT de los Argentinos donde junto a Raimundo Ongaro fue actor central, entre otros hechos, de la Marcha del Hambre de Villa Ocampo, tras lo que pocos años después, con Agustín Tosco funda el Movimiento Nacional Intersindical que se presenta como alternativa, unitaria y combativa, a la conducción burocrática de la CGT oficialista.
Y es con Tosco con quien participa de uno de los capítulos duros, pero a la vez solidario de los años de la Dictadura, cuando formó parte del dispositivo que arrancó al Gringo de los genocidas que pretendían convertir al ya agonizante líder sindical, en un trofeo de la guerra que sostenían contra el pueblo.
Lito fue uno de los que puso en riesgo su vida para trasladar y ocular a Tosco que, por esos días, padecía la fase terminal del cáncer que lo llevó a la muerte.
También durante la Dictadura, fue víctima de varios intentos de secuestro, que pudo sortear merced a la solidaridad de compañeros, vecinos y amigos que, así, retribuyeron la solidaridad que Lito siempre tuvo.

Un tipo importante

El 83 lo encontró como candidato a gobernador por el PC, lo que lo llevó a volver a recorrer el territorio de Santa Fe, al tiempo que como trabajador de la Droguería Dubar, redoblaba su actividad sindical encabezando la Lista Naranja que era la expresión pluralista y combativa de esa hora.
Con la llegada de la década del 90, fue protagonista de la génesis del Encuentro de Burzaco, que plantó la bandera antiburocrática que parió el Congreso de los Trabajadores Argentinos del que surgió la CTA.
Y también en esos años, fue uno de los que se pusieron el Partido sobre los hombros, cuando en todo el mundo eran terribles las presiones que buscaban la disolución de los partidos comunistas tras la implosión de la Unión Soviética.
Fue secretario del PC de Santa Fe, varias veces candidato a cargos institucionales y miembro del Comité Central del Partido. Asimismo, congresal de la CTA e integrante de la Federación Sindical Mundial.
Recorrer la vida de Lito es transitar muchos de los mejores capítulos de la lucha y solidaridad del proletariado que incluye momentos épicos. Es ver como en un libro abierto de qué va esto de la identidad de clase.
El verdadero significado de la muerte se comprende cuando el que se va es alguien tan querido como Lito. Pero al recordar, aunque sea como en un breve pantallazo su vida, vuelve el optimismo.
Y esto es así, ya que ahí aparecen de forma palmaria momentos que exhiben con claridad que vale la pena vivir. Que cada minuto de vida que dejó Lito, aportó a que el mundo sea mejor, a que esté un poco más cerca ese horizonte igualitario, de emancipación y justicia que Lito ayudó a construir.
Porque Lito es un tipo importante, sensible y querible a quien vamos a extrañar y vamos a seguir admirando. Gracias por todo, querido camarada.