Política
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En plena transición y confirmando hasta último momento el carácter ajustador de su gestión, Barañao suspendió convenios internacionales de investigación que ya estaban en marcha.

En la recta final de su gobierno, el gobierno nacional no detiene su marcha contra el desarrollo científico nacional. Ahora, Lino Barañao suspendió proyectos de cooperación científica con otros países.

La medida fue tomada por “falta de fondos”, según informó la semana pasada la Secretaría de Ciencia a los científicos comprometidos con investigaciones que habían surgido de la firma de convenios internacionales.

En definitiva, de lo que se trata no es de otra cosa que de un nuevo ajuste que afecta a todo el sistema de Ciencia y Tecnología del país.

Así las cosas, la Secretaría comunicó a los investigadores que debido a un “retraso considerable en la recepción de las partidas presupuestarias correspondientes”, se suspendían las tareas de investigación.

Y, en esta dirección, añadían que “lamentablemente (sic) hemos sido notificados acerca de la necesidad de suspender la ejecución de los intercambios previstos desde el día de la fecha hasta la finalización del año 2019”.

 

Postura clara

 

Frente a esta situación, la Corriente de Universidad, Ciencia y Tecnología Liberación, fue clara cuando reafirmó su compromiso para revertir el estado de situación de la ciencia argentina.

Lo hizo por medio de un comunicado en el que, sin dudarlo, señaló que con la victoria del Frente de Todos en las elecciones presidenciales, ganó “la esperanza de un proyecto soberano, democrático, de integración y desarrollo de la Patria Grande”.

También, en ese documento recuerda que los trabajadores, científicos y tecnólogos de las universidades públicas y organismos de ciencia y tecnología, “luchamos desde el primer día contra este gobierno”.

En esa lucha que plantó resistencia al Gobierno Cambiemos, recalca la Corriente, “nos enfrentamos al cientificidio, lo resistimos, denunciamos y así construimos un movimiento vigoroso, que puso a la producción de ciencia y tecnología en el debate público”.

Ahora, “para que se cierre esta etapa de restauración conservadora y para construir una sociedad más justa e igualitaria, la ciencia y la tecnología también son prioridades”.

Por ello, enumera una serie de medidas que considera “impostergables” para recuperar la ciencia nacional.

Entre ellas menciona a la restitución del Ministerio de Ciencia, el reclamo de aumento salarial para investigadores, la ampliación de los proyectos de investigación y la definición democrática de los proyectos estratégicos que resultan necesarios “para el desarrollo social y productivo autónomo y soberano”.

El brutal proceso de desmantelamiento del sistema de ciencia y tecnología a partir de la degradación presupuestaria que redujo drásticamente los fondos para investigación científica, un profundo ajuste salarial sobre los salarios del sector y el terrible recorte de los ingresos a la Carrera de Investigador del Conicet.

Así, mientras los recursos destinados al funcionamiento del sector disminuían, el brutal ajuste sobre los sueldos dejaba, principalmente a los becarios por debajo de la línea de pobreza.

De 2015 a 2018, el presupuesto estatal para Ciencia y Tecnología pasó del 0,35 por ciento al 0,26 del Producto Bruto Interno y este año la proyección indica una nueva merma, que colocaría el desplome en 0,23 por ciento. Y, además, hay que sumar el relevante grado de subejecución que se registra durante este período.

Pero sin dudas, uno de los aspectos más lamentables es la merma en la cantidad de jóvenes doctores que ingresan a la Carrera de Investigador del Conicet.

Entre 2003 y 2015 había crecimiento de 327 a 943, incluso con un pico de ingresos de 957 en 2014.

En diciembre de 2016 habían entrado a la Carrera sólo 502 nuevos investigadores, al año siguiente hubo seiscientos ingresos y después la cifra quedó estancada en 450.