Política
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Una prebenda inadmisible y una respuesta apropiada. La vacunación, el problema que el gobierno debe resolver con rapidez y transparencia para seguir con su agenda. Bilardo tenía razón.

En una semana en la que esperaba terminar con una sonrisa, el gobierno acabó cortando clavos y haciendo control de daños, después de que tomara estado público el episodio que tuvo como protagonistas a Ginés González García y Horacio Verbitsky.
Más allá de las motivaciones íntimas que pudo tener cada protagonista de esta historia, el hecho aparece como parte de una cultura prebendaria bastante arraigada en nuestra sociedad, de la que el gobierno debe diferenciarse.
Por eso fue saludable la rápida decisión de Alberto Fernández de echar a González García, quien cometió una torpeza inaceptable desde los puntos de vista moral, ético y de la pragmática política.
Moral porque es indefendible que en medio de una situación de escasez de la vacuna, alguien se saltee la fila sólo porque es un “viejo amigo” y ético por el correlato que un hecho así tiene en su contexto social y comunitario.
Pero también político. El entonces ministro debió evaluar que quien actuaba no era Ginés, sino el titular de la cartera sanitaria de un gobierno que se esmeró a la hora de timonear la crisis derivada de la pandemia, y lo hizo a partir de ciertos criterios virtuosos de equidad.
Y de la pragmática, ya que tuvo que considerar el costo político que algo así podría ocasionarle al gobierno al que pertenecía ¿Acaso alguien pudo suponer que un episodio de estas características, y en el actual contexto, podría llegar a no trascender? ¿Era necesario darle argumentos reales a la jauría que siempre está dispuesta a saltar a la yugular del gobierno, incluso con argumentos irreales?
Así las cosas, la reacción de Fernández fue rápida y coherente con el mensaje de transparencia que proclama. Y esta actitud permitió reorientar las esquirlas por los canales institucionales que tiene el Estado Liberal Burgués.
A la renuncia de González García se sumó, la denuncia de oficio que hizo el fiscal Guillermo Marijuan contra el ex ministro y Verbitsky. Por otra parte, hoy se sortearon otras cinco denuncias de particulares que recayeron en dos juzgados a cargo de María Eugenia Capuchetti. Entre estas figura la de la ex ministra Graciela Ocaña (Ver Larreta apuesta al 17).
Por otra parte, también es una señal la determinación presidencial de bajar a Jorge Taiana y Eduardo Valdés del viaje oficial que hoy partió hacia México. Los titulares de las comisiones de Relaciones Internacionales del Senado y Diputados, fueron vacunados ante la perspectiva de este viaje y recalcan que no ejercieron ningún privilegio.
El período transcurrido desde el momento de la vacunación y aquel en el que tenían previsto embarcar, no les garantizaba inmunidad, más aún cuando se trataba de la primera dosis ¿Era preciso que viajaran y, por ende, que recibieran la vacuna en estas condiciones?
Conforme pasan las horas, todo parece indicar que la cantidad de personas que se vacunaron es sustancialmente inferior a la que connotaron los titulares-catástrofe con la massmedia hegemónica inundó el viernes y el fin de semana.
De confirmarse esto, quedaría claro que no hubo una estrategia premeditada y sistemática, lo que desarmaría la idea de “vacunatorio VIP” que se pretendió imponer. De todos modos, el concepto va a quedar arraigado sobre todo en algunos sectores de una sociedad que –con razón- está sensibilizada con todo aquello que se vincula al Covid-19.
Pero este episodio también le aporta un inesperado Casus Belli a un bloque de oposición que venía bastante tocado, después de pasar meses enteros en los que sólo pudo articularse a partir de la protesta contra las medidas sanitarias dispuestas por el gobierno para enfrentar la pandemia.
Paradójicamente, quienes más se rasgan las vestiduras son algunos de los que hasta anteayer denostaban a la Sputnik V. Y, asimismo, los que cuando estaban en el gobierno, destruyeron el sistema público de salud, degradaron al Ministerio del área, intentaron cerrar el Instituto Malbrán y dejaron vencer cuatro millones de dosis de vacunas.
Entre esas vacunas había antigripales y antisarampionosa, lo que aportó a que durante 2019 volvieran a registrarse casos de sarampión, enfermedad que había sido erradicada del país.
También vale preguntarse desde qué posición moral y ética se plantan otros personajes como Ocaña y Alfredo Cornejo, quien exigió que renuncie “todo el Gabinete” a raíz de este hecho. Antes, como integrantes de la conducción de Cambiemos, deberían sacar la cuenta de cuántas dosis se podrían comprar con los 88 mil millones de dólares, que el Gobierno que integraron hasta 2019, licuó como deuda que debemos pagar todos los argentinos y fugó en beneficio de sus amigotes.
Pero más allá de todo esto e incluso de la posibilidad de que haya sido sólo una persona la que se salteó la fila, debe quedar claro que se trata de una conducta que es moralmente y éticamente repudiable, fundamentalmente porque la vacuna puede definir la línea entre la vida y la muerte. Y es un bien escaso en el mundo, y más todavía para un Estado capitalista periférico como Argentina que lo adquiere con fondos públicos.
Al respecto son saludables las primeras señales que brinda la ahora ministra Carla Vizzotti, que anunció que se va a establecer un plan de monitoreo “información periódica y recomendaciones de cómo vacunar escalonadamente a la población estratégica”.
A esto también aporta la inminente llegada de un millón de dosis de la vacuna desarrollada por el laboratorio chino Sinopharm, que alcanzan para inmunizar a quinientas mil personas, a lo que se suma otra partida de dosis de Sputnik V. Y lo que resulte de las gestiones que se hagan durante el viaje presidencial a México, para acelerar la llegada de la que desarrolla conjuntamente Oxford-Aztrazeneca, así como las casi seiscientas mil dosis de Covishield, que es la vacuna fabricada en India en base a tecnología de AstraZeneca.

Agenda

Pero pese a este episodio al que seguramente la massmedia hegemónica le va a seguir sacando jugo durante meses, el gobierno mantiene la centralidad y el eje de su gestión en base a una agenda en la que, al menos por ahora, continúa sosteniendo su iniciativa.
En este contexto, al cierre de esta edición se llevaba a cabo en Rosario la reunión inaugural del Consejo Federal Hidrovía, en la que el gobierno espera avanzar en aspectos inherentes a la concesión de la Hidrovía Paraguay-Paraná (Ver Hidrovía Paraguay-Paraná ¿Por qué privatizarla otra vez?).
El encuentro es presidido por el ministro de Transporte, Mario Meoni y cuenta con la participación de representantes de siete provincias, sectores empresariales y gremios que analizan aspectos del llamado a licitación internacional de la vía fluvial, que ahora está en manos del consorcio integrado por la empresa belga Jan de Nul y la argentina Emepa S.A.
Se trata de algo así como 1.200 kilómetros por los que pasa el sesenta por ciento del comercio exterior del país, pero por donde también transita un formidable mecanismo delictivo que implica contrabando y evasión.
¿En qué se traduce la importancia de todo esto? Sencillo, en dólares, un bien escaso que a Argentina le cuesta mucho conseguir y, más aún, cuidar. Pero que también explica buena parte de los precios de la economía doméstica.
Mediante la aplicación de medidas bastante estrictas de control sobre el menudeo, pero fundamentalmente, en las operaciones de los importadores, el gobierno logró contener la presión que se ejerció sobre el precio del dólar, sobre todo, durante septiembre de 2020.
Esto le permitió al Banco Central recomponer su stock y controlar la demanda, algo que facilita que el gobierno pueda atender de forma más distendida lo que ocurre con la otra cara de la moneda, esto es, con la oferta de divisas.
Lo que va del año permite dibujar un panorama interesante en este sentido, merced a la suba sustancial que registra el precio de los commodities agrarios. La escalada del precio internacional del maíz de 150 a 220 dólares la tonelada y la de la soja de 350 a más de quinientos es un dato que se suma a las estimaciones de cosecha para la campaña 2020/2021, que se elevaron de 46 a 48 millones y medio de toneladas en el caso del maíz y de 47 a 49 millones para la soja.
Estos son precios y rendimiento récord en varios años, algo que el gobierno decodifica como buenas noticias que refuerzan su idea de avanzar en el camino de fortalecer una alianza público-privada. Esto forma parte del ADN de la coalición de gobierno que preside Fernández, pero también sirve para explicar la fumata blanca que día atrás hubo entre La Rosada y la Mesa de Enlace, así como la posición refractaria a la nacionalización de la hidrovía, que el ejecutivo lleva hoy a Rosario (Ver Cara a cara con La Mesa).
Así las cosas, desde el Ministerio de Agricultura estiman que podría haber entre 8.500 y diez mil millones de dólares extra que ingresarían por la Campaña 2021, en comparación con la anterior.
Con este telón de fondo, desde la cartera de Economía comienzan entusiasmarse con un precio de la divisa estadounidense que ya no acompañe a la inflación, sino que vaya un poco por debajo lo que permitiría una apreciación del peso que, necesariamente, debería aportar a que se descomprima la aceleración de otros precios de la economía como los de la canasta básica.
Claro que esto es Argentina y, algunas cosas, por aquí parece que siempre se complican. Por eso es que el ejecutivo le sigue poniendo fichas a los acuerdos sectoriales para analizar –y sincerar- la estructura de costos que acaban construyendo los precios de productos básicos como los alimentos, textiles, electrónica y construcción.
Y, para el mediano y largo plazo, mete las fichas en el Consejo Económico Social (CES) que, aunque algo opacado en los titulares que derivaron del caso de las vacunas, fue presentado oficialmente el viernes y ya comenzó a funcionar a partir de cinco comisiones entre las que se destaca la de “Comunidad del cuidado y seguridad alimentaria” (Ver La hora del Consejo).
Entonces, mientras empresarios y sindicalistas no ocultan su entusiasmo por la constitución del CES, no dejan de mirar de reojo lo que pasa con las tratativas que sigue encabezando Martín Guzmán con el FMI, quien se espera que esté en las oficinas del 1900 Pennsylvania Ave., a más tardar durante la tercera semana de marzo.
La Rosada aguarda que este acuerdo esté, al menos, encaminado antes mayo que es cuando hay que afrontar un vencimiento por 2.800 millones de dólares con el Club de París, que se suma a los alrededor de 4.300 que se le deberían pagar antes de fin de año al FMI.
Pero también porque para ese mes ya avanza la liquidación de la cosecha, por lo que con un acuerdo más o menos cocinado, el Gobierno estaría en mejores condiciones de sentarse a negociar para que esas divisas ingresen sin sobresaltos al circuito económico formal.
Para que toda esta agenda se vaya desarrollando en el sentido que espera el ejecutivo resulta preciso que, durante el semestre en curso, sea vacunada una buena parte de la población. Para ello es necesario que sea creíble y confiable la estrategia que despliegue el gobierno en tal sentido. Y esto es algo que no admite irregularidades ni torpezas.
El 24 de junio de 1990, Argentina jugó con Brasil por los octavos de final del Mundial. Durante la primera parte, sólo los palos y los reflejos de Sergio Goycoechea hicieron que el partido acabara empatado en cero. En el entretiempo Carlos Bilardo no dijo una palabra y sólo cuando los jugadores estaban volviendo a la cancha lanzó una frase que se inmortalizó: “si se la seguimos dando a los de amarillo, vamos a perder”.