Política
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Alberto Fernández inauguró el año legislativo con un mensaje en el que pidió que el Congreso se comprometa para llevar adelante medidas económico-sociales y orientadas hacia el Poder Judicial. Y anunció que se va a denunciar penalmente a los responsables de contraer la deuda con el FMI en 2018.

El mensaje presidencial planteó una hoja de ruta para la salida a un año donde la agenda estuvo atravesada por la pandemia. Y, en este sentido, fijó un rumbo que pretende transitar sobre dos ejes: la recuperación económica y la reforma de aspectos inherentes al funcionamiento del Poder Judicial.
Pero la propuesta que hizo Alberto Fernández ante la Asamblea Legislativa, expresó también la necesidad de que las herramientas que postula para que Argentina crezca, no pueden desconocer el lugar desde el que partió su Gobierno y, por ende, se tiene que revisar un aspecto clave de la herencia que recibió como es la deuda externa.
“He instruido que se haga una querella criminal para saber quiénes fueron responsables de la mayor malversación de caudales que nuestra memoria recuerda”, anunció el mandatario y adelantó que el acuerdo al que se arribe con el FMI, no va a incluir “ajustes recesivos” y será “llevado al Congreso”.
La idea de someter a la revisión del parlamentaria el acuerdo que se alcance con el FMI, contrasta con todo lo hecho anteriormente, principalmente, con lo que hizo Mauricio Macri cuando en 2018 endeudó a todos los argentinos por cincuenta mil millones de dólares, merced a un acuerdo alcanzado entre gallos y medianoches con el Fondo.
De esto se desembolsaron 44 mil millones que fueron a engordar la fuga de divisas auspiciada por el Gobierno Cambiemos que, de acuerdo al Banco Central ascendió a 88 mil millones de dólares durante esos años.
El acuerdo que posibilitó el préstamo fue irregular, hasta para el propio FMI. Mauricio Claver fue asesor de Donald Trump y ahora preside el Banco Interamericano de Desarrollo, Durante aquellos días era un alto cargo del Fondo y reconoció que aquel Stand-By se habilitó pese a que el entonces gobierno de Argentina era insolvente y sólo para favorecer la posibilidad de que Macri sea reelecto en 2019.
“El problema no ha concluido. El endeudamiento con el FMI es particular. A una Argentina en absoluto default, el Fondo le entregó el préstamo más grande de su historia. El monto adeudado debe ser pagado en cuatro años”, señaló Fernández y recordó que lo que ahora se renegocia son vencimientos por 18 mil millones para 2022 y 19.186 millones para 2023.
Sin dudas no es sólo la pandemia lo que habla de las “circunstancias excepcionales” del momento que atraviesa Argentina que resaltó el presidente. También puso de relieve la “crisis global que, en Argentina, coincidía con un esquema de profunda debilidad económico-social y endeudamiento”, así como con un “sistema de salud que dejaba vencer vacunas”.
Por lo que hizo hincapié en que “debimos enfrentar el incendio sabiendo que otros habían terminado con el agua”, por lo que “debimos evitar la saturación del sistema de salud”, pero también “enfrentamos críticas: “primero reclamaban enfrentar la rentabilidad antes que la salud, más tarde negaban la existencia de la pandemia y nos señalaban como parte de un complot internacional para mantener encerrada a la gente”, recordó y añadió que “cualquier razón se volvió válida para incitar banderazos y romper el protocolo impuesto con la sola idea de deteriorar la credibilidad de un gobierno que solo buscaba preservar la salud del pueblo”.

Línea divisoria

El mensaje señaló una línea divisoria, una especie de “ellos y nosotros” construido a partir de datos empíricamente demostrables de lo que fue el Gobierno Cambiemos.
Pese a esto, Fernández fue cuidadoso a la hora de ponderar desde algo más que la pura relación institucional, el papel los gobernadores, incluidos los encuadrados en JxC con quienes construyó una relación política que en algunos casos es más que aceptable.
Pero por encima de todo, el discurso presidencial corrobora algunas cosas que no sorprenden. El camino elegido por la coalición gobernante es el de las reformas y el paradigma se corresponde con la construcción de una alianza público privada, un camino que espera profundizar este año pero que también deja hendijas para plantear y desarrollar iniciativas que escapen a las restricciones que impone el propio Estado Liberal Burgués.
Fernández no se olvidó de nadie cuando pidió un aplaudo “de pie” para actores institucionales y sociales que tienen un papel destacado en estos tiempos de pandemia.
Pero tampoco lo hizo a la hora de recordar a qué sectores favoreció el abordaje estatal de la pandemia, en especial aquellos que pertenecen al universo del capital.
Tras lo que recordó que aunque “esta enumeración de ninguna manera es un espíritu triunfalista”, enunció algunos datos que permiten anticipar un escenario de recuperación económica.
Al respecto puede exhibir ocho meses consecutivos de crecimiento económico, datos auspiciosos en sectores clave como la construcción, también la balanza comercial y la recaudación, así como el acuerdo alcanzado con los acreedores de deuda privada y el control del precio del dólar.
Pero asimismo la conformación de las mesas sectoriales convocadas para analizar la construcción de la cadena de valor de precios claves para la economía, como es el caso de los alimentos. Y la fumata blanca con la Mesa de Enlace que podría permitir el ingreso de divisas frescas que son esenciales para la reactivación que pretende el Gobierno para este año.
Todos estos son pasos que el ejecutivo dio con una mirada puesta en la coyuntura porque necesita frenar la suba de precios de la canasta, pero también táctica ya que si lo logra habrá avanzado en el camino de construcción de herramientas que permitan que cumpla su objetivo de que el salario se coloque por encima de la inflación.
Y, fundamentalmente, con una mirada estratégica para lo que el Gobierno le pone las fichas al Consejo Económico Social.
Por eso Fernández fue enfático cuando se refirió a la necesidad de que construir “caminos de acuerdos que permitan lograr desarrollo integral y sostenible”, pero asimismo al alertar que a esto se oponen “intereses de la especulación financiera y minorías ultra recalcitrantes que agitan el odio con bajos medios”.
Ante esto recalcó que “vamos a lograr acuerdos que representen a las inmensas mayorías” e insistió que va a transitarse ese sendero “con pluralidad, porque la falta de respeto a la pluralidad es un signo de debilidad”.
Y cuando resaltó que “cuanto mayor unidad haya en pos de la construcción de la Argentina, más diversidad y diálogo habrá con todos los sectores para construir con justicia social”.
Tras lo que destacó que “por eso convocamos al Consejo Económico Social con sentido plural” y definió que se trata de “un paso histórico largamente reclamado para desplegar la energía creativa de la sociedad”. Y finalizó convocando a la “unidad más allá de diferencias”.