Sidebar

[Offcanvas] Navegación superior

20
Sáb, Abr
83 New Articles

Política
Typography
  • Smaller Small Medium Big Bigger
  • Default Helvetica Segoe Georgia Times

La periodista Stella Calloni calificó la victoria de Pedro Castillo como una “derrota del proyecto de recolonización de América Latina por parte de EE.UU.”.

Stella Calloni, periodista y analista internacional, dialogó con Nuestra Propuesta Diario luego de la victoria de Pedro Castillo en Perú y la derrota de la derecha fascista y neoliberal representada por Keiko Fujimori. En la entrevista, aseguró que en las urnas la victoria de Castillo fue más amplia de lo que arrojó el conteo final provisorio y remarcó que esta victoria electoral, como en 2019 la del MAS en Bolivia, y la movilización popular en países de la región, como Chile y Colombia, ponen en jaque al neoliberalismo. Además, Calloni llamó a los gobiernos progresistas y a la izquierda a poner el foco sobre las actividades de Estados Unidos en la región, financiadas mediante fundaciones internacionales y ONGs.

¿Cómo analiza el proceso político abierto en Perú, desde la campaña previa a las elecciones hasta los comicios y la victoria de Castillo, hoy cuestionada por Estados Unidos y la derecha?

Perú es víctima de la brutal injerencia de Estados Unidos en la región. Lo que sucede en Perú en estas horas, en las que el fujimorismo intenta boicotear la victoria de Castillo que en las urnas fue mucho más amplia de lo que dicen los números finales, se sitúa en una cadena de hechos injerencistas por parte de Estados Unidos en América Latina. Solo hay que pensar cómo actuó la OEA y la derecha en las elecciones recientes de Ecuador, ni hablar del papel golpista del organismo que conduce Almagro en Bolivia en el 2019. Hay cosas que no se dicen y hay que decirlas: la cantidad de dinero que destina Estados Unidos para financiar, mediante aceitados mecanismos institucionales, maniobras de fraude electoral implementadas por las derechas políticas de los países de la región, es cada vez más grande. Por eso, en la actualidad y de cara al futuro —pienso que el ejemplo de Perú es claro en ello— es muy importante para las fuerzas populares garantizar una presencia importante en la fiscalización de las mesas. Quiero decir, ya no alcanza con tener presencia en el cien por ciento de las mesas, sino que además los fiscales tienen que estar muy preparados en el sistema electoral y la defensa de los votos, porque las actas pasan a ser un escenario de disputa muy relevante en este contexto. Tengo la información de que en Perú muchos de los fiscales de Perú Libre no sabían leer y escribir y que en esas mesas, donde la diferencia de votos fue amplía en favor del candidato popular, las actas reflejan una realidad distinta a la de las urnas. Por eso ahora la estrategia de Fujimori es boicotear como sea los resultados electorales, porque si se abren las urnas, la victoria de Castillo será más amplía todavía. Por eso el apoyo internacional de latinoamérica por estas horas es crucial. La victoria de Castillo implica una derrota para el proyecto de recolonización de América Latina por parte de Estados Unidos

¿Qué elementos hay que observar para entender la actividad de Estados Unidos en Perú?

Así como en Perú, la derecha latinoamericana y Estados Unidos están dispuestos a evitar como sea la victoria de candidatos antineoliberales, de extracto popular, de izquierda o centroizquierda. Todo lo que le moleste a Estados Unidos en este momento será boicoteado. En el caso peruano, como en el boliviano, lo que se puede observar es cómo la OEA comienza a trabajar rápidamente. Después del escándalo por el golpe en Bolivia contra Evo Morales, cuando Luis Almagro mismo en persona encabezó el golpe de Estado, la OEA vuelve a repetir su manual de desestabilización. Por ejemplo, fue muy burdo que la OEA haya llevado a un prófugo de la justicia venezolana como Leopoldo López para hacer campaña en contra de Castillo. Después movilizaron a Mario Vargas Llosa, que tiene una fundación que depende económicamente de Estados Unidos y a expresidente de la derecha latinoamericana y europea, entre ellos Aznar y Macri.

¿Qué estrategias despliega actualmente Estados Unidos para favorecer su política injerencista en América Latina?

Una de las estrategias que implementó Estados Unidos en Perú fue repartir dinero para financiar actividades y campañas a favor de Fujimori y en contra de Castillo. Este dinero llegó por vía de fundaciones y ONGs. A pesar de muchas denuncias que hemos hecho, con datos e información precisa, los gobiernos todavía no parecen demostrar mucha preocupación por esta vía de injerencia yanqui que es la del financiamiento vía fundaciones de actividades favorables a la política de Estados Unidos en cada uno de los países. Estos dineros, enviados bajo la excusa de actividades y encuentros para fortalecer la democracia, las relaciones políticas y el desarrollo económico, en verdad es un dinero gastado para pagar, corromper y ganar espacios en nuestros países. Asimismo, por esta vía, Estados Unidos logró infiltrar las estructuras judiciales de casi todos los países de América Latina, con excepción de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Esto se refleja también en la infiltración yanqui en los consejos nacionales electorales, que constituyen áreas claves para la política exterior norteamericana. Todos estos son los elementos a considerar a la hora de analizar las elecciones en cualquier país de América Latina. Estados Unidos está decidido a intervenir directamente en los procesos electorales mediante el financiamiento y el control de jueces, diputados y coaliciones electorales.

¿Considera que hoy los armados políticos de derecha en la región están coordinados más que nunca por Washington?

Todas las coaliciones y alianzas de la derecha que están en estos momentos disputando elecciones en América Latina, en todos los casos, se trata de esquemas armados, pagados y promovidos por Washington. Es así cómo se apoyan en líderes de viejos partidos políticos, como priistas en México o radicales en Argentina, para tratar de impedir que las fuerzas populares ganen elecciones. Ahora bien, con el pueblo en la calle, todos estos intentos pueden ser derrotados. El ejemplo más claro es la derrota del golpe de Estado en Bolivia, donde el pueblo movilizado y mediante elecciones en menos de un año devolvió a Evo al país y al MAS al gobierno. Chile es otro gran ejemplo: ni la derecha chilena ni Estados Unidos nunca esperaron que se iba a voltear la constitución de Pinochet. Pensaban que se trataba de una rebelión espontánea que no iba a perdurar. Sin embargo sucumbió la constitución pinochetista y la izquierda ganó muchísimo terreno en las elecciones. La movilización popular en Colombia es otro fenómeno que cuestiona la política yanqui en América Latina. En resumidas cuentas, estamos viendo que los pueblos en la calle ganan terreno. Lo que se está produciendo son rebeliones populares antineoliberales, similares a las que derrotaron al neoliberalismo a fines de los años noventa y principios de este siglo. El neoliberalismo fue derrotado por los pueblos en las calles y será nuevamente derrotado por la movilización popular.