Política
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El directorio de Vicentín le propuso al Nación un plan de pago a 56 años ¡y con una quita del 82 por ciento! Mientras las empresas extranjeras consolidan su posición en la operación local del comercio internacional de granos. ¿Qué hacer? La salida, en esta, es por arriba.

A un año y medio de la expropiación fallida Vicentín “sigue ahí”. Mientras el gobierno nacional trabaja en una propuesta para el Fondo Monetario Internacional (FMI), que a su vez le permita reimpulsar el proyecto policlasista que anida en los sectores dirigentes del Frente de Todos (Ver Ya pasó lo peor…se vienen lo más difícil), la “cuestión Vicentín” continúa sin resolverse.

A contrapelo de las cosmovisiones posibilistas y voluntaristas que tiñen de impotencia las perspectivas de la época, las necesidades políticas y económicas de la Argentina actual otorgan argumentos sólidos para que el Estado, con inteligencia política, aproveche circunstancias que pueden ser interpretadas a favor. Eso sí,  para hacerlo es preciso que se tome el toro por las astas y capitanear la recuperación de la empresa.

En los últimos días, se conoció que los directivos de Vicentín realizaron una propuesta de pago por los 28 préstamos fraudulentos que Macri le otorgó a la empresa entre el 8 y 26 de noviembre de 2019, a través del Banco Nación que dirigía González Fraga.

Según las planillas de verificación de créditos realizada en el concurso de la aceitera, que tramita en el juzgado Civil y Comercial 2 de Reconquista, el Nación le prestó a Vicentin 105,5 millones de dólares. Lo que pasó después es una historia conocida que, sin embargo, no cesa de repetirse y como bien insistió Marx cuando así sucede primero lo hace como tragedia y después como farsa. De lo contrario ¿cómo considerar la propuesta del actual directorio de la empresa que, mientras busca salvar las ropas de los dueños de Vicentín, le propuso al Banco Nación cancelar la deuda en un plazo de 56 años y con una quita del 82 por ciento del capital?

El 16 de diciembre se cierra el plazo judicial que tiene la empresa para salir del default y evitar la quiebra. Sin embargo, bien sabe el directorio que por motivos políticos y económicos —la órbita Vicentín en Santa Fe es muy grande y de ella dependen miles de personas entre trabajadores y pequeños y medianos productores— la quiebra no es una alternativa posible para nadie. A sabiendas del margen que les otorga el peso específico de la empresa, realizaron una oferta inadmisible que ya fue rechazada por el directorio del Banco Nación.

Una demostración de lo ridículo de la propuesta es que en las últimas horas el juez que tiene a cargo el concurso, Fabián Lorenzini, rechazó la propuesta de pago de la empresa y pidió que la reformule. Lorenzini es cuestionado por dirigir el concurso a favor de la empresa y por autorizar, por ejemplo, que la empresa realice pagos a acreedores vinculados a la propia familia Nardelli. Además del Banco Nación, Vicentín tiene que resolver deudas cuantiosas con el Banco Provincia, el Banco Ciudad y la Afip, entre otros.

¿Qué busca el directorio de la empresa con esta oferta? Ganar tiempo mientras negocia una venta a medida que le permita a los dueños actuales seguir controlando Vicentín indirectamente.

Hay que recordar que la apuesta original del directorio de Vicentín es conservar el diez por ciento de las acciones de la empresa y poner a otro grupo empresario al mando de la empresa, mientras licua sus deudas con el Estado y los privados (Ver Continúa el vaciamiento de Vicentín). En ese contexto ya le había propuesto a los acreedores privados, sobre una deuda de 1.573 millones de dólares, una quita del setenta por ciento. Por eso a nadie sorprende que su punto de partida frente al Nación sea una quita del 82.

En simultáneo el concurso de acreedores que dirige el juez Fabián Lorenzini sigue llevándose adelante bajo las condiciones más escandalosas, en complicidad también con Dionisio Scarpín, intendente de la localidad santafecina de Avellaneda donde tiene su sede la cerealera.

El dirigente de Juntos por el Cambio y espadachín de Vicentín tuvo su recompensa y el próximo 10 de diciembre dejará la intendencia local para asumir como senador nacional. Scarpín había adquirido trascendencia nacional el año pasado luego de ponerse al frente de la defensa de Vicentín y los Nardelli.

 

Es por arriba

 

La situación de Vicentín es por demás delicada y requiere el diseño de alternativas que contemplen la complejidad de la situación política y económica del país. Si es verdad que el año pasado luego de idas y venidas quedó sepultado por el momento el camino de la expropiación también es cierto que hay vías superadoras que permitirían alcanzar, incluso, soluciones más amplias que la expropiación misma. Por ejemplo, sería sensato e inteligente reorganizar las condiciones en las que se desarrolla el comercio internacional, especialmente la exportación de granos a través de la Hidrovía.

Para ello se necesita que el Estado sea más eficiente con sus cuentas fiscales. En ese sentido es para celebrar la ofensiva que viene llevando a cabo la Afip en las últimas semanas contra el comercio ilegal de granos. Durante los últimos diez días, Afip decomisó 8.100 toneladas de maíz y 502 de soja que estaban almacenadas en distintos depósitos del puerto bonaerense de Campana, listas para ser exportadas de contrabando.

Se trata de una carga valuada en 65 millones, mientras que en un operativo realizado por la Aduana en el puerto de San Pedro se interceptó una exportación fraudulenta de 4.137 toneladas de maíz partido.

El comercio ilegal administrado por empresas privadas se extiende a lo largo de las 21 terminales portuarias instaladas a lo largo del Río Paraná. La traza de puertos conforma el complejo agroexportador más importante de América del Sur y por allí circulan granos y mercancías provenientes de Brasil y Paraguay.

Solo el año pasado circularon por los puertos del Gran Rosario 2.632 buques oceánicos, la cifra más alta desde que se lleva registro en los últimos veinte años. No obstante, el noventa por ciento de la producción exportable se embarca en flota paraguaya y solo el dos por ciento lo hace en la marina mercante argentina.

Con el propósito de ponerle un coto al saqueo, ya que se calcula que el país perdió más de diez mil millones de dólares en la última década por el contrabando de granos fundamentalmente, la Afip lanzó recientemente una nueva herramienta de control electrónica para las operaciones de tránsito aduanero internacional que se realizan a través de la hidrovía Paraná-Paraguay.

A partir de la crisis de Vicentin la extranjerización del comercio exterior de granos se agravó. La firma suiza Glencore, la estadounidense Cargill y la china Cofco detentan el control del comercio internacional de granos y derivados desde Argentina. En otras palabras, no para de cesar la extranjerización del principal sector de la economía que genera divisas en el país.

No se trata de contraponer a la extranjerización una burguesía nacional agroexportadora; la experiencia reciente tiene nombre y apellido, se llama Vicentín y ya conocemos sus consecuencias.

Frente a esta situación, con el camino de la expropiación obturado incluso por sectores internos del FdeT pero también ante la evidencia de que Vicentín es un problema que “sigue ahí” sin resolverse en un contexto de crisis económica y necesidad de dólares —que como se vio existen y aunque no alcancen hay que capturarlos— para morigerar la restricción externa, el Estado no puede resignarse la búsqueda de una solución que, como insistimos, debe trascender las antinomias propias del voluntarismo y el posibilismo. Si la salida a la crisis del país es por abajo (Ver ¡Es por abajo!) en el caso de Vicentín es por arriba: si no se puede avanzar sobre la empresa ¿por qué no avanzar sobre el entorno en el que opera de modo que sea este el que la ordene?