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Vie, Abr
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Política
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Mañana debería realizarse la apertura de sobres de la licitación para construir la Línea F. Será la postergación número doce. La red de subtes de Buenos Aires está estancada y sin proyecciones de extensión en el mediano plazo. Tampoco se impulsaron alternativas de transporte sustentables como el tranvía o el trolebús ¿Qué hicieron Larreta y Macri en catorce años?

Luego de once intentos fallidos durante los últimos años, mañana 15 de diciembre debería llevarse a cabo, finalmente, la apertura de sobres de la licitación para construir la línea F de subterráneos en la Ciudad de Buenos Aires, una de las obras más esperadas -junto con la apertura de espacios verdes de cara al río- por los habitantes y trabajadores de la Ciudad.

Sin embargo, todo parece indicar que esto no sucederá. La semana pasada en declaraciones radiofónicas el secretario de Transporte de Larreta, Juan José Méndez, reconoció que “si las condiciones macroeconómicas mejoran de acá a unos años en la Argentina, nosotros podríamos anunciar la próxima línea” (sic).

Buenos Aires es el distrito con mayores ingresos del país. Pese a ello, y tras catorce años de gestión entre Macri y Larreta, el espacio y los servicios públicos de la Ciudad se encuentran en un permanente deterioro. Hospitales sin obras y sin insumos, escuelas públicas sin vacantes y un sistema de transporte público que, con su red de subte, supo ser de vanguardia en la región y que en la actualidad quedó retrasado, con la traza de subterráneos más corto del mundo entre las inauguradas a principios del siglo 20.

Hay que recordar que, hace veinte años, la legislatura porteña votó a favor de la ampliación de la red de subtes con la aprobación de las trazas de las líneas F, G e I. Desde entonces y por decisión política de la gestión municipal macrista se construyeron cero metros. ¿Y los diez kilómetros de subte por año que había prometido Macri en campaña allá por 2007?

Lejos de ello, por primera vez en casi medio siglo en la Ciudad no hay obras de extensión en marcha ni por iniciar. Catorce años de gestión PRO en el distrito con mayores recursos per cápita del país lo hicieron posible.

La línea F, cuya licitación debería concretarse mañana de una buena vez, es una de las obras más solicitadas por los vecinos y los miles de personas que llegan a diario a la Ciudad para trabajar. Según los planos del subterráneo, la Línea F recorrería el eje Vélez Sarsfield, Entre Ríos y Callao -atravesando los barrios de Barracas, Constitución, Recoleta y Palermo-, lo que aliviaría el tránsito y el transporte en la zona media entre la Avenida 9 de Julio (Línea C) y el eje Pueyrredón-Jujuy (Línea H).

Sin embargo, todo parece indicar que la obra quedará postergada hasta que “las condiciones macroeconómicas” lo permitan, tal como indicó Méndez, quien se olvidó de decir que nadie como la fuerza política que integra y por la que es funcionario hizo tanto por afectar la economía del país. El endeudamiento con el FMI y el default de hecho en el que está y estará Argentina por varios años y que impediría a la Ciudad acceder a créditos internacionales para financiar las obras del subte, tiene nombre y apellido.

 

Ni metrobuses

 

La red de subterráneos de Madrid, una capital con casi tres millones de habitantes como Buenos Aires, cuenta con 294 kilómetros de extensión. Por su parte, del otro lado de la cordillera, la joven red de subtes de Santiago de Chile alcanza los 140 kilómetros. Ambas están en expansión, con obras de ampliación ajustadas a un plan de crecimiento que acompaña a la ciudad que transporta.

En el otro polo está la red de subte de Buenos Aires, estancada en apenas 64 kilómetros de extensión, pese a que se trata de la primera que se puso en marcha en América Latina y una de las primeras en el mundo.

La última gran obra en el subte fue inaugurada en junio de 2021: la extensión de la Línea E hasta Retiro. Desde entonces y como nunca antes, todo está paralizado. El macrismo no puede culpar a la pandemia por esta situación inédita, ya que en verdad se trata de una consecuencia lógica de catorce años de gestión en la que privilegiaron obras menores y cosméticas.

Por ejemplo, la construcción de la estación Sáenz -que ubicada en Pompeya completaría la traza de la Línea H- está virtualmente suspendida y la Línea F ya ni siquiera es una promesa de campaña. Las únicas obras en ejecución son trabajos menores, que para peor no se ejecutan con fondos propios de la Ciudad -como históricamente ha sucedido-, sino con deuda.

Hay que recordar que en 2001 la Legislatura porteña mediante la Ley 670 aprobó, además de la Línea F, la creación de la G cuya traza uniría Retiro, Caballito, Villa del Parque y Agronomía, así como y la I que entrelazaría los barrios de Parque Chacabuco, Caballito, Villa Crespo, Palermo y Núñez.

La construcción de estas trazas de subterráneos sería un verdadero hito para los habitantes y trabajadores de la Ciudad. Pero sin embargo, el Gobierno de la Ciudad para la construcción de estas líneas ni siquiera realizó los estudios previos de evaluación.

Mientras tanto la Línea H espera ser terminada. La traza está incompleta. Facultad de Derecho, estación inaugurada en 2018, es actualmente la cabecera norte de una línea que originalmente debía llegar hasta el Barrio 31 y de ahí desembocar en Retiro para enlazar con las líneas C y E. De esta manera, la H uniría el norte de la Ciudad con el sur más allá de Constitución, como actualmente lo hace la C.

¿Qué hizo Larreta? Optó por inversiones de bajo costo y corto plazo en un contexto en el que la política urbana más importante en la Ciudad es la de la privatización del espacio público y la gentrificación de los barrios porteños. Para las campañas, no solo en período electoral, obras como el metrobus -o mejor dicho carriles exclusivos para colectivos- y las bicisendas son mucho más oportunas, porque no serían capitalizadas por futuras gestiones. Tampoco impulsó alternativas de transporte sustentables como el tranvía o el trolebús. ¡Ah! Y por el momento, ni metrobuses se construyen.