Política
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¿Qué tiene de malo una reunión política? Rodríguez Larreta rechaza el convite y los radicales buscan su oportunidad. Dime con quien veraneas y te diré quién eres.

“Es mucho más una reunión política que una reunión en serio”, señaló el jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, para excusarse de participar en el encuentro que al cierre de esta edición sostenía el ministro de Economía, Martín Guzman, con la mayoría de los gobernadores para brindar pormenores sobre la negociación que el Estado argentino mantiene con el FMI.

La definición es clara y expone el desprecio que despierta la política, para quienes entienden que gobernar se reduce a destripar el patrimonio público por medio de concesiones que reparten entre sus propios amigotes.

Pero más allá de esto, a la cita de hoy, las provincias gobernadas por radicales envían delegados, mientras que merced a una conversación sostenida ayer por Alberto Fernández y Gerardo Morales, la semana próxima va a tener lugar otro encuentro en el que se espera que el titular de la cartera de Economía va a ser en anfitrión del mendocino, Rodolfo Suárez, su par de Corrientes Gustavo Valdés y del propio gobernador de Jujuy.

Como hace una semana con la firma del Consenso Fiscal, el tándem de la UCR decide negociar por su cuenta y, con menos compromisos que Rodríguez Larreta, marca territorio hacia adentro del multiverso macrista y, hacia afuera, intentan mostrar que el radicalismo es una alternativa diferente para 2023.

¿Pero qué tanto lo puede ser? El acto de sumisión liderado por Ernesto Sanz que se rubricó en la Convención de Gualeguaychú, fue el reconocimiento tácito de algo que se venía produciendo desde hacía un lustro: la cooptación por parte del macrismo, de buena parte de la base de sustentación social que todavía conservaba la UCR.

Por eso es que fue poco y nada lo que la Presidencia Macri repartió con sus “socios” radicales, que pasaron los cuatro años siguientes dedicados a cuidar el territorio que le había quedado y a intentar fidelizar lo poco de la base de sustentación que lograron preservar.

Pero el desplante que el Gobierno Cambiemos tuvo hacia la UCR se convierte en una ventaja cuando, ahora, se comienzan a pasar facturas que, por más esfuerzo que muchos hagan, son difíciles de ocultar.

Porque aunque queda claro que formó parte del Gobierno y acompañó en todo a Mauricio Macri, la UCR se despega argumentando que Cambiemos fue una alianza electoral, por lo que orgánicamente la UCR no habría tenido nada que ver en las decisiones que se tomaron entre 2015 y 2019.

Por eso es que con Morales a la cabeza, los radicales se ponen el traje de carmelita descalza y arrojan el espinel en el río revuelto en que se convirtió el multiverso macrista que por estos días aparece atravesado por pases de facturas, videos, escuchas y tironeos varios. Quién sabe, quizás algo pique.

 

¿Por qué?

 

¿Pero por qué será que les cuesta tanto sentarse con el ministro Guzmán para hablar de la deuda que contrajo el Gobierno Cambiemos? Lo que es evidente es que para hacerlo, deberían reconocer la responsabilidad que tuvieron en ese acto ilegal e ilegítimo, pero también la que les cabe en las consecuencias concretas que tiene la toma de deuda ¿Será por eso que Larreta patea la pelota afuera y dice que el ámbito para hablar sobre la forma en que se va a pagar la deuda es el Congreso? ¿Por qué no pidió lo mismo cuando en tiempo récord y sin revisión parlamentaria, la runfla encabezada por Macri nos endeudó a los argentinos en condiciones que ya se sabía que eran impagables?

Aquí hay algo que es evidente: el plan de desarrollo que pretende poner en marcha el Gobierno, depende del resultado al que arribe la negociación abierta con el FMI. Y, aún en el peor de los escenarios, el Plan Plurianual va a permitir generar crecimiento y algo de reparto de excedente capaz de derramar, sobre todo, entre sectores medios que es el territorio donde habitualmente el macrismo caza en el zoo. Esto lo sabe el Juntos por el Cambio y por eso obstruir todo lo que pueda la resolución del tema deuda, es una prioridad política para el macrismo (Ver ¡A brindar que se acaba el año!).

“Cualquiera que hoy saque los pies del plato, desaparece”, advirtió Macri hace menos de un mes y, casi en simultáneo, el portavoz parlamentario de Patricia Bullrich, Gerardo Milman, sumó a Waldo Wolff, Laura Rodríguez Machado, Fernando Iglesias y Sabrina Ajmechet en la firma de dos proyectos que presentó Javier Milei.

¿Acredita esto la idea del “Larreta bueno y dialoguista” al que las circunstancias empujan hacia la derecha? Quizás la verdad sea más prosaica. Es que lo que en realidad se corre cada vez más hacia la derecha, es el sujeto social que sustenta al bloque de representación política que encabeza el macrismo y, en tal caso, lo que hacen sus dirigentes es intentar no perder el tren.

Y en esta dinámica vale todo. Por eso parece que da lo mismo si aparece un video que corrobora lo que ya se sabía, aunque resulte obsceno ver que en una sede del Gobierno bonaerense estaban dos ministros de María Eugenia Vidal, el intendente de La Plata, un senador de JxC, empresarios construcción y tres altos cargos de la AFI, explicando cómo hacían para armar causas para destruir al sindicalismo, entre otras cosas.

En ese mismo video, el ministro Villegas aclara que el acuerdo para poner en marcha ese mecanismo delictivo, cuenta con el aval de Macri, el intendente Garro, la entonces gobernadora Vidal y que todo tiene el visto bueno del procurador bonaerense, Julio Conte Grand.

El mismo procurador que hace pocas semanas se exhibió públicamente almorzando con Macri, el mismo Macri que en estos días veranea junto a Carlos Rosenkrantz en el barrio privado Cumelén de Villa la Angostura. El mismo Rosenkrantz que desde la tercera parte de Corte Suprema que posee, probablemente deba decidir próximamente en causas como las abiertas por el fraude del clan Macri en Correo Argentino, así como en las que el mismo grupo perpetró con el tema parques eólicos y en el caso de las autopistas. También en las causas que se vinculan a la mesa judicial del macrismo y las escuchas a las familias de las víctimas del ARA San Juan e incluso en la que sigue abierta por el hundimiento del submarino.