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Mar, Abr
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Política
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Las altas temperaturas de esta semana vuelven a poner en vilo a millones de usuarios de Edesur y Edenor, que deberán afrontar cortes en el servicio debido a la falta de inversión en el servicio de distribución eléctrica ¿Estamos condenados a que ante cada ola de calor miles de usuarios se queden sin servicio?

Argentina será esta semana el país con las mayores temperaturas en todo el planeta. Las consecuencias del cambio climático, sumado a fenómenos meteorológicos como La Niña que por estos meses afecta al hemisferio sur con calor y sequías, provocará problemas en el servicio de energía eléctrica en la Ciudad y el conurbano bonaerense. Al cierre de esta edición más de 16 mil vecinos de la Ciudad continúan sin servicio eléctrico desde la semana pasada. Ayer cuando las temperaturas máximas no superaron los 33 grados -esta semana se espera que supere los 42- más de setenta mil usuarios se quedaron sin luz en la zona sur del conurbano bonaerense. Una cantidad similar de personas se vieron afectadas en el conurbano norte y oeste.

¿Es inevitable que con el aumento de la demanda de energía, en este caso justificada por una ola de calor, miles de usuarios se queden sin servicio eléctrico?

Al menos en el Área Metropolitana de Buenos Aires, mientras la concesión del servicio de distribución esté en manos de Edenor y Edesur, los cortes serán inevitables. La relación entre la falta de inversiones en el tendido de cables -por postes o subterráneo- y en las subestaciones de energía que abastecen a barrios y localidades es proporcional al desfalco que Edenor y Edesur vienen realizando con los subsidios que les otorga el Estado y las ganancias que obtienen del cobro de facturas que recién en los últimos dos años dejaron de incrementarse por encima de la inflación.

Es verdad que desde la llegada del gobierno del Frente de Todos (FdeT), en 2019 y en el marco de la emergencia sanitaria y social provocada por la pandemia, el Estado recuperó cierta capacidad para regular el precio de las tarifas. Gracias a ello las facturas de gas para los usuarios residenciales aumentaron un seis por ciento a nivel nacional durante 2021 y un nueve por ciento las facturas de la luz, tras dos años de precios congelados.

Ahora, con la recuperación de la actividad económica, la Secretaría de Energía anticipó que para 2022 el aumento de las tarifas de luz y gas será de entre un 17 y veinte por ciento a nivel nacional y se aplicará por única vez en el año a partir de febrero. El anunció, que se realizó durante la última semana del año pasado, enfatizaba que el aumento estipulado era cincuenta por ciento menos que la inflación proyectada para este año.

Sin embargo la política tarifaria y energética del FdeT llega hasta aquí. La política tarifaria del gobierno de Macri había sido uno de los caballitos de batalla con el que la derecha logró perpetrar el saqueo económico del período 2015-2019. Y las empresas de servicios públicos, especialmente las eléctricas, fueron las grandes ganadoras.

Las ganancias siderales de las energéticas fueron posibles gracias a la política económica del macrismo. Entre estas, hay que recordarlo, se destacaron dos medidas trascendentales: los tarifazos y la condonación de 19 mil millones de pesos de deuda por parte de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico SA (Cammesa) a distribuidoras como Edenor, Edesur y Edelap.

Así las cosas, a Edenor se le condonaron 1229 millones de pesos, a Edesur 429 y a Edelap 1798. Esta condonación de deuda fue fundamentada con un artículo ridículo incluido en el presupuesto 2017: según el artículo 15 se le reconocía a las empresas provinciales estatales y privadas del sector la diferencia de dos años entre tarifas congeladas y los nuevos precios tras los tarifazos. Es decir, surgió de un cálculo de diferencia entre lo que cobraron y lo que hipotéticamente podrían haber cobrado.

Para los cálculos alcanzó con declaraciones juradas de los grupos económicos y no se exigió ninguna documentación que avale y justifique los números presentados.

Las ganancias que obtuvieron las energéticas no fueron volcadas a inversiones para mejorar el servicio. Así fue como a pesar de la recaudación durante el período 2015-2019 los cortes de luz se repitieron como antaño. Tampoco se invirtió el dinero que las empresas recibieron por parte del Estado bajo el concepto de subsidios. El Enre sostiene que Edesur no invierte en infraestructura para mejorar el servicio de los usuarios desde 2014. Entonces ¿qué se espera para retirar las concesiones?

El FdeT ganó las elecciones en 2019, en parte, gracias al enorme descontento popular con la política económica del macrismo. Entre los sectores populares, además del ajuste salarial, los aumentos de tarifas habían provocado el mayor de los rechazos.

Una de las promesas de campaña del FdeT fue terminar con la política tarifaria del macrismo que, a grandes rasgos, continúa vigente: dos años de congelamiento en el precio de las tarifas no sirvieron para que los sectores populares recuperen parte del poder adquisitivo.

 

La deuda eléctrica

 

La falta de inversiones por parte de Edenor y Edesur es el motivo principal por el que, a pesar de una ciudad casi vacía por la temporada récord en medio de la tercera ola de Covid, la red no soporta un aumento de la demanda provocada por el aumento de las temperaturas.

Los cortes de luz de las últimas semanas motivaron el relanzamiento de una campaña popular, motorizada entre otros por el Partido Comunista y el MTL, que exige la estatización del servicio de distribución eléctrica en el Amba.

“A pesar de haber estado entre las principales beneficiarias de los tarifazos del gobierno de Macri, que llegaron a tocar el mil por ciento de aumento, estos grupos, que verdaderamente viven del Estado, continúan sin realizar inversión alguna, mostrando su carácter parasitario y depredador”, expresó el PC en un comunicado la semana pasada.

En este contexto resulta llamativo que ni las empresas ni el Estado transparenten frente a la sociedad el monto de las inversiones necesarias para actualizar el servicio de distribución eléctrica en el área metropolitana y evitar de esta manera que, ante cada nueva ola de calor, miles de usuarios se queden sin luz. ¿Será porque quedaría en evidencia la magnitud del saqueo durante el gobierno de Macri y la falta de iniciativa política que caracteriza en materia de servicios públicos al gobierno del FdeT?

Nunca más oportuna la cuenta acerca de qué se podría haber hecho con los casi 55 mil millones de dólares que el Fondo Monetario le prestó a Macri para solventar la fuga de capitales de las grandes empresas y de los bancos. Mientras el gobierno nacional sigue negociando un acuerdo con el FMI que no redunde en un estallido social que, paradójicamente, le entregue en bandeja el gobierno en el 2023 a los que tomaron la deuda, es bueno recordar que la renovación de la red de distribución de energía eléctrica en el Amba podría haberse realizado con muchísimo menos de lo que el Fondo le prestó a Macri y a los bancos.