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Jue, Abr
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Ya son casi 300 los muertos por coronavirus, y se prevé que podría infectarse hasta el sesenta por ciento de la población.

Ecuador es uno de los países que, más allá del coronavirus, atraviesa por una situación de crisis económica muy severa, producto de las medidas neoliberales del gobierno de Lenin Moreno. El coronavirus ha profundizado su situación aún más.
En la mañana del viernes, la ministra de gobierno, Paula Romo anunció que el número de contagiados por el Covid-19 en Ecuador ascendió 7.161, mientras que el número de fallecidos es de 297, según las últimas cifras recibidas por el Comité de Operaciones de Emergencia.
Esto también ha dejado a flor de piel la crisis política que atraviesa el país y el gobierno de Moreno. A fines de marzo, los ministros de Salud, Catalina Andramuño, y del Trabajo, Andrés Madero, dejaron sus cargos en medio de la crisis que atraviesa el país por el Covid-19.
A su vez, falta de recursos para la emergencia sanitaria, cinco días después de que el presidente decretara el estado de excepción con el propósito de contener la transmisión del virus en el país.
Visualizando las tensiones gubernamentales, Andramuño dijo que no había recursos para enfrentar la emergencia, un día después de que aseguró todo lo contrario en declaraciones públicas. Horas más tarde, el ministro de Economía, Richard Martínez, apareció para desmentirla.
Según cifras del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), en marzo de 2020, el servicio de la deuda, es decir, lo que se tiene que pagar por concepto de capital e intereses, asciende a $ 1.230 millones.
Economistas cercanos al gobierno de Moreno propusieron “un recorte del gasto en nómina de $ 2.000 millones, el cual, dadas las circunstancias, en lugar de basarse en despidos masivos, debería hacerse vía una reducción inmediata del 20 por ciento” en los sueldos y salarios de los empleados públicos”.
El gobierno de Lenin Moreno viene teniendo una constante política de desfinanciamiento del Estado para pagar la deuda, lo que ha contrastado con el coronavirus la saturación del sistema de salud público en Ecuador, generando que muchos se queden afuera del mismo, por lo que dejó a la población en una situación de mayor vulnerabilidad ante la pandemia.
Las protestas que iniciaron a fines del año pasado y dejaron centenares de muertos y cientos de heridos en el país, por los recortes en salud, educación y bienes sociales para pagar la deuda, fueron la advertencia de lo que está ocurriendo en el país, donde la casi el 40 por ciento de la población padece una situación de pobreza. La pandemia fue lo que aceleró y profundizó rápidamente la crisis en el país.
Tales recortes son los que, por ejemplo, no han permitido la construcción de los hospitales en Manabí, a pesar de que se destruyeron por el terremoto del año 2016, ni la terminación del Hospital de Especialidades de Portoviejo, que ya sobrepasó el lustro en ejecución. Al contrario, se priorizó la construcción de parques y vías, y la reparación de vehículos militares.
Además, el FMI juega su papel con un rol parecido al que tuvo con el macrismo en Argentina. Uno de los puntos que se repiten dentro de los programas del FMI es la liberación de los flujos de capitales. Así como en la Argentina de Macri, la ley tributaria sancionada en Ecuador borra las restricciones a la llegada de fondos especulativos.
Una semana después de aprobada de ley el Ministro de Finanzas de Ecuador, Richard Martínez se reunió con el FMI. En este sentido, el FMI desembolsó 4.200 millones de dólares y 6.000 millones más de un grupo de organismos multilaterales; Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entre otros, para sanear cuentas públicas.
Al igual, que en la Argentina de Macri, el dinero no se ha reinvertido y sigue fugándose a la fuga de capitales y la especulación financiera.