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Mar, Abr
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El gobierno secuestró al principal dirigente de la juventud comunista de Ucrania y asesinó a uno de los integrantes de la delegación negociadora de este país ante Rusia.

La Federación Mundial de la Juventud Democrática (FMJD), denunció el domingo pasado que fueron secuestrados en Kiev, el secretario general de la Unión de la Juventud Comunista Leninista de Ucrania Mikhail Kononovich y su hermano Aleksander.

Estos secuestros fueron perpetrados en un momento en el que el régimen de Kiev profundiza su estrategia represiva y, en este contexto, ese mismo día se supo que los servicios secretos ucranianos (SBU) asesinaron a Denis Kireyev, quien era miembro del equipo negociador de Ucrania que participó en la primera ronda de conversaciones con su contraparte rusa.

“Han sido detenidos por el régimen neofascista ucraniano en las últimas horas”, denunció su cuenta la Twitter la FMJD al referirse a la desaparición forzada que padecen los hermanos Kononovich y advirtió que teme que ambos militantes sean asesinados.

Tras lo que hizo hincapié en que “han sido acusados de ser espías rusos y bielorrusos. Posiblemente serán asesinados en las próximas horas” que es la misma imputación que el gobierno que preside Volodímir Zelenski utilizó para ultimar a Kireyev.

Y también para hacer lo propio con el alcalde de la ciudad de Kreminna, Vlodymyr Struk,  quien fue asesinado de un balazo en el corazón, después de que fuera secuestrado de su casa a comienzos de la pasada semana por bandas de ultraderecha al servicio del gobierno que lo acusó de ser traidor.

El crimen fue avalado por el propio ministro del Interior de Ucrania, Anton Gerashchenko, quién en su cuenta de Twitter publicó: “¡Un traidor de Ucrania se volvió menos”.

Por ello y para intentar evitar que se lleve a cabo este crimen,la FMJD “llama a sus organizaciones miembro y a toda la juventud y pueblos del mundo a denunciar esta situación, a exigir su libertad y a protestar contra el régimen neofascista ucraniano para que mediante esta presión logremos detener su asesinato”.

La persecución de que son víctima los comunistas ucranianos no es nueva. Durante 2015, a poco de que fuera perpetrado el golpe de Estado que se cargó al gobierno de Víktor Yanukóvich, el ejecutivo encabezado por OleksandrTurchínov, prohibió toda actividad a los tres partidos comunistas que entonces existían en Ucrania.

Pocos meses antes, el golpe de Estado que nació del pustch protagonizado por las bandas fascistas del Maidán, cometía uno de sus episodios más crueles con la Masacre de Odesa.

El 2 de mayo de 2014, paramilitares fascistas asociados a fuerzas policiales, cercaron a trabajadores que resistían al golpe en la Casa de los Sindicatos de Odesa. Después de atacar el edificio -durante varias horas- con armas de grueso calibre, lo incendiaron. A quienes intentaban escapar del fuego los remataban con disparos. El saldo es de más de cincuenta personas asesinadas y alrededor de 250 heridos.

Las bandas del Maidán actuaban financiadas por la Unión Europea (UE) que, además, financió el golpe de Estado que acabó con la presidencia de Yanukóvich, entre otras cosas, porque el mandatario se negaba a abrir la economía ucraniana a los intereses multinacionales patrocinados por la UE. Esta es la misma que ahora se rasga las vestiduras y sanciona a Rusia.