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Mié, Abr
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Movilizaciones en las principales ciudades británicas contra el alza de las tarifas de energéticos. Se pide la dimisión de Johnson, pero el titular del PC aclara que “un cambio de primer ministro no va a ser suficiente”.

Cientos de manifestantes se dieron cita en Londres, en las inmediaciones de la residencia del primer ministro, Boris Johnson, para protestar contra el alza de los precios de las tarifas del servicio de energía eléctrica y de los combustibles.

Aunque hubo movilizaciones en otras ciudades del país como Cardiff y Birmingham, manifestación más importante fue el sábado pasado e intentó llegar hasta el edificio ubicado en el número 10 de Downing Street y ahí también se demandó la dimisión de Johnson, así como de todo el Gobierno conservador.

Ese mismo día, el premier británico volvía a remarcar su compromiso con la autodeterminación de quienes ocupan ilegal e ilegítimamente las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, mientras que su canciller, Liz Truss, aseveraba que esos territorios “son parte de la familia británica”.

Así las cosas, el gobierno que preside Johnson, implementó un tarifazo que, desde el primer día de abril, elevó un 54 por ciento el piso de precios de las tarifas gas y la electricidad. De acuerdo al nuevo cuadro tarifario, la factura promedio que pagan los hogares británicos por estos servicios aumenta a casi dos mil libras esterlinas al año, esto es alrededor de 2.600 dólares.

En este contexto y desde hace varias semanas, el secretario general del Partido Comunista de Gran Bretaña (PCB), Robert Griffiths, venía advirtiendo sobre el impacto que trae aparejada la escalada de los precios de los energéticos que afecta al mundo y, particularmente, a Europa occidental, entre otras cosas, por el conflicto armado desatado en Ucrania.

“El aumento del costo de vida y la caída de los ingresos reales”, trae aparejada una tensión de la conflictividad social “que aumenta el racismo a medida que los políticos de derecha y sectores de los medios de comunicación buscan chivos expiatorios a los que culpar por el resurgimiento del costo de la vida”, alertó Griffiths.

Tras lo que fue claro cuando destacó que, ante esto, es necesario “construir junto con los sindicatos un movimiento de masas que tenga como objetivo enfrentar a la especulación de los grandes monopolios capitalistas y sus parlamentarios contratados”.

Y resaltó que “un cambio de primer ministro no va a ser suficiente, porque lo que millones de personas necesitan es un cambio fundamental de dirección que vaya más allá de las débiles políticas pregonadas por los conservadores, pero también por el Partido Laborista y su nuevo liderazgo”.