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Jue, Abr
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Una Iglesia Pentecostal convoca a un campamento donde se invita a participar como “aspirante a soldado”. Diputados comunistas pidieron que el Ministerio de Defensa informe si está al tanto de esta actividad.

Desde la bancada del Frente Amplio (FA), los diputados comunistas Ana Olivera y Gerardo Núñez, presentaron el lunes un pedido para que el Ministerio de Defensa informe si está al tanto de la convocatoria a una actividad, que la Organización Beraka de la Iglesia Misión Vida para las Naciones hace para 9 al 13 de febrero, bajo la denominación “Campamento Brak Resistencia 21”.

“Se requieren guerreros de élite para ser adiestrados en las más sofisticadas estrategias de ataque y defensa”, dice el pastor Jorge Márquez para promocionar esta actividad que –entre otros- va a contar con la participación uno de los principales referentes del pentecostalismo en Colombia, Miguel Arrázola, quien entre su reciente palmarés, puede exhibir haber responsabilizado del Covid-19 a Bill Gates y ser denunciado por la Fundación para la Libertad de Prensa de su país, por amenazar a un periodista.

Desde el principio de la pandemia, la preocupación de Arrázola y su Iglesia Ríos de Vida fue clara. “Sigamos dando nuestros diezmos y sus ofrendas”, reclamaba en marzo su esposa, la pastora María Paula.

En Colombia a Arrázola se lo conoce como el “Pastor del No”, porque desde su organización tuvo una abierta militancia para apoyar el voto negativo en el plebiscito convocado el 6 de octubre de 2016, en el que se consultó sobre el Acuerdo de Paz alcanzado por el Estado y las Farc-EP.

Así las cosas, el Campamento Brak Resistencia 21, que se presenta como una organización para tratar a jóvenes que tienen problemas de adicciones, invita “sin límite de edad” a quienes quieran integrar “el Ejército de Dios”, tal como se explica en un video publicado en Facebook, donde la convocatoria corre por cuenta de una joven vestida con ropa militar.

Ahí se aclara que una de las formas de participar es como “aspirante a soldado”, lo que implica un “acceso total al entrenamiento, a las jornadas de capacitación, dinámicas, talleres y charlas en vivo, viviendo plenamente el programa durante los cinco días”. Para hacer esa parte del curso hay que pagar 35 dólares.

Ante esto los diputados del Partido Comunista de Uruguay, elevaron el Pedido de Informes para que el ministro, Javier García Duchini, señale si “tiene conocimiento de la realización de estas actividades y sus características”, así como de si la Organización Beraca se encuentra habilitada “para la realización de este cursos o entrenamientos de tipo policial y/o militar para civiles”.

También quieren saber si, ante la evidencia que existe, “se ha dispuesto algún tipo de investigación para determinar tanto a qué se refieren con ‘entrenamiento especializado para guerreros de elite’”, como para establecer de qué hablan cuando expresan que ese entrenamiento es “para destruir, aniquilar y pisotear todo el poderío del enemigo”.

 

Pentecapitalismo

 

El pentecostalismo brinda un soporte ideológico medular al sistema capitalista. La tarea de cooptación y diseminación de su ideario, que desarrollaron durante las últimas décadas del siglo 20 pastores como Jimmy Swaggart y Pat Robertson, tuvo en la aplicación de las nuevas tecnologías de la información y comunicación a su principal aliado.

Ya en ese siglo, la irrupción de las redes sociales dio a estas iglesias electrónicas una nueva posibilidad de empoderamiento que las llevó a solidificar su posición dentro de EE.UU., pero también su expansión al mundo.

Un capítulo privilegiado de esta expansión tiene lugar en Latinoamérica, donde la participación –entre otras- de la Iglesia Universal del Reino de Dios, fue clave para que Jair Bolsonaro se convirtiera en Presidente de Brasil.

Desde una mirada anticomunista a ultranza, estas organizaciones tienen una presencia creciente en toda la región. En Bolivia participaron en el golpe de Estado que acabó con el gobierno que presidía Evo Morales, al tiempo que vienen ganado espacio en Ecuador, Perú, El Salvador y Colombia.

Por su parte, en Guatemala, se debate una iniciativa parlamentaria que pretende legalizar la homofobia, meter en la cárcel a mujeres que sufran abortos naturales y que los activistas por el derecho al aborto sean considerados criminales.

El Proyecto 5272 fue presentado durante 2020 y para “proteger la vida y la familia” por el pastor de la Iglesia Cristiana Visión de Fe, Elvis Molina. La iniciativa estuvo acompañada por treinta mil firmas y fue inmediatamente respaldada por 22 legisladores, encabezados por Aníbal Rojas, quien es miembro del partido evangelista Visión con Valores.

¿Y qué pasa en Argentina? La actitud y crecimiento de estos grupos en nuestro país, quedó en claro durante las jornadas en las que se debatió el Proyecto de Interrupción Voluntario del Embarazo, pero también cuando jugaron un papel clave en la campaña electoral de la fórmula Macri-Pichetto.

De acuerdo a un estudio del Conicet, durante 2008 un ocho por ciento de la población de Argentina se reconocía como evangélica y para 2019 el porcentaje había crecido al quince por ciento. La rama que más creció es la Pentecostal.

¿Pero acaso ser pentecostal es algo malo? Para nada. Para comprender a las religiones que encuentran su tronco en la cosmovisión judeo-cristiana, hay que considerar al menos dos grandes dimensiones: una tiene que ver con la trascendencia y otra se vincula a lo ético, lo moral y lo político.

Es sobre la segunda dimensión donde actúan decididamente y con enorme poderío financiero estas iglesias de origen Pentecostal, y lo hacen como parte de un esquema político que trabaja para justificar –desde lo ético y lo moral- a lo peor del capitalismo. Y, para ello, meten en el medio a Dios, lo que abiertamente transgrede el Mandamiento que señala “No tomarás al nombre de Dios en vano”, un precepto que reconocen como propio todas las iglesias cristianas, incluso la Pentecostal.