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Jue, Abr
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Devaluada por la exclusión impuesta por EE.UU. a Cuba, Venezuela y Nicaragua comenzó en Los Ángeles esta cita a la que tampoco asiste Andrés Manuel López Obrador.

Se lleva a cabo en Los Ángeles la novena edición de la Cumbre de las Américas en la que a la exclusión forzada por el país anfitrión de Cuba, Venezuela y Nicaragua, se suma la ausencia de Andrés Manuel López Obrador, quien decidió no participar como respuesta a esa determinación adoptada por Washington.

La anunciada baja del presidente de México es un golpe que EE.UU. acusó, lo que llevó a que durante las semanas previas, Joseph Biden saliera a repartir convites a reuniones bilaterales, entre otros gestos tendientes a evitar que más mandatarios siguieran el ejemplo de López Obrador.

Entre quienes recibieron la invitación aparecen los presidentes de Brasil, Jair Bolsonaro, y de Argentina Alberto Fernández quien adelantó que va a concurrira al encuentro con Biden para llevar la voz de la Celac, cuya presidencia pro tempore ejerce.

Pero quien también logó una invitación, es el devaluado y autoproclamado “presidente encargado de Venezuela”, Juan Guaidó quien tras varios meses de autoinfligido ostracismo, va volver a tener su touch de gloria cuando participe de una videoconferencia con Biden, que mientras recula en chancletas para mendigar que Venezuela abra el grifo de petróleo, insiste con que Guaidó es el mandatario de un país en el que ni siquiera tiene la posibilidad de decidir de qué color se pintan los bancos de una plaza de barrio.

Mientras tanto, desde Venezuela, el Partido Comunista (PCV), se pronunció sobre la Cumbre de las Américas con la que EE.UU. “reitera la política  injerencista, intervencionista y de exclusión del imperialismo, al impedir la  participación de gobiernos de la región como Cuba, Nicaragua y Venezuela”.

Por lo que el PCV hizo pública su condena a “esta nueva agresión contra nuestros pueblos, que viola el principio de no intervención en los asuntos internos de los países”, tras lo que saludó “a las naciones que en solidaridad con los países excluidos, han expresado su disposición a no participar”.

Al respecto demandó a los gobiernos de la región “y en especial al venezolano, asumir una postura de dignidad y firmeza denunciando a la Cumbre de las Américas, como un espacio de control hegemónico del imperialismo que es usado para sus propósitos de dominación regional y mundial”, tras lo que los instó a “fortalecer las organizaciones multilaterales propiamente latinoamericanas-caribeñas, desde las cuales establecer relaciones soberanas de igual a igual con el imperialismo en escenarios mutuamente concertados”.

Y convocó “a los trabajadores, campesinos, mujeres, jóvenes y el pueblo en general a fortalecer la organización popular que permita consolidar el pensamiento y la acción  antiimperialista, en defensa de la soberanía de nuestras naciones y por el respeto a la autodeterminación de nuestros pueblos”.