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Jue, Abr
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En un escenario de hambruna y degradación institucional, el premier Ariel Henry quiere que una misión militar extranjera vuelva a instalarse en su país ¿Por qué EE.UU. y Canadá alientan esta situación?

Durante los días que corren, Haití vuelve a atravesar una escalada de violencia política y social, que se enmarca en un escenario de extrema pobreza, hambruna y degradación institucional al que se le suma un brote de cólera y el incremento de casos de viruela símica, propiciados por una estructura sanitaria débil y colapsada.

Al cierre de esta edición, la actividad pública y privada del país se encuentra seriamente afectada por una huelga general y movilizaciones, cuyo detonante estuvo en el aumento del precio de los combustibles, pero que derivaron en la exigencia de que dimita el primer ministro Ariel Henry.

Cabe recordar que Henry preside el gobierno que atraviesa un estado de excepción a partir del asesinato del presidente Jovenel Moïse, que fue perpetrado el 20 de julio de 2021 en Puerto Príncipe. A partir de ese momento se suprimió el Parlamento, lo que ya estaba mal empeoró y la situación socio política fue encaminándose a una suerte de callejón sin salida, algo que tuvo una nueva vuelta de rosca cuando, no hace mucho, Henry acordó con EE.UU. y Canadá el envío de equipo militar a su país.

Pero no sólo esto. A instancias de Washington, el premier haitiano pretende que la ONU mande una fuerza de intervención y por tal motivo hizo un pedido formal ante el titular del organismo Antonio Guterres. Sobre esto, el lunes pasado, la República Popular China y Rusia, hicieron saber su reticencia en el Consejo de Seguridad.

Es que las intervenciones extranjeras en Haití tiene una merecida mala reputación. Sólo durante los últimos treinta años, este país fue escenario de una decena de intervenciones militares multinacionales que lejos de mejorar la situación, acabaron empeorándola, tal como pasó con la Misión de Estabilización de la ONU que se estableció desde junio de 2004 hasta octubre de 2017.

Esto es algo que tienen en claro los haitianos que durante estos días ganan las calles de Puerto Príncipe y Cabo Haitiano, pero también aquellos que desde el exilio trabajan por la liberación de su país. Tal es el caso del integrante del Comité Democrático Haitiano en Argentina, Henry Boisrolin, quien advierte que el intento de concretar otra intervención militar extranjera, constituye “un crimen a la democracia haitiana”.

Al respecto, Boisrolin alerta que a la demanda contra la intervención extranjera y el aumento del precio de los combustibles, se suma el reclamo de que el Estado garantice la seguridad ciudadana ante el accionar de bandas de tipo mafioso que se viene incrementando en todo el país.

Y, en este sentido, aclara que la violencia que provocan estos grupos es un “caos planificado”, destinado a justificar la intervención militar externa que se fomenta desde EE.UU., ya que pese a ser un país empobrecido, Haití posee importantes riquezas como yacimientos de oro y de titanio.