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Cuba ya tiene su Ley de Comunicación Social. “Es producto de un camino democrático y el de la construcción colectiva”, recalcó el titular del Instituto de Comunicación e Información Social, Alfonso Noya Martínez.

La semana pasada, la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba aprobó la Ley de Comunicación Social que complementa el Decreto-Ley que, hace un año y medio, comenzó a regular el sistema de comunicación social para propiciar una gestión estratégica e integrada de los procesos comunicacionales en lo que hace a los espacios públicos físicos como en los digitales.

Al respecto, el presidente de la Asamblea Nacional, Esteban Lazo Hernández, celebró que el paso del Decreto-Ley a la Ley, estuvo atravesado por un amplio y riguroso proceso de construcción colectiva, en el que participaron profesionales y expertos de diferentes disciplinas, así como organizaciones e instituciones.

Por su parte, su par del Instituto de Comunicación e Información Social, Alfonso Noya Martínez, sostuvo que la flamante Ley reconoce la contribución de la comunicación social al fortalecimiento de la unidad del pueblo, pero también aorta a “afianzar la ideología de nuestra sociedad socialista y defender la independencia, soberanía y seguridad de la patria, un aporte de mayor trascendencia en el escenario de guerra política, ideológica, económica, comunicacional y cultural que enfrenta la Revolución cubana”. Y recalcó que la iniciativa “siguió el camino más democrático y el de la construcción colectiva”.

Cabe citar que hasta que fue tratada en la Asamblea Popular, la iniciativa fue sometida a consultas en todo el país, en las que participaron estudiantes y profesores universitarios, periodistas, artistas, comunicadores sociales y otros profesionales, como así delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular y diputados, dirigentes políticos y gubernamentales, empresarios y nuevos actores económicos que iniciaron sus aportes al texto que finalmente se aprobó.

En este camino de construcción de consensos, la iniciativa primitiva registró 69 modificaciones contenido y forma, por lo que tal como lo remarcó Noya Martínez “es más sólida, madura e integral”, lo que viabilizó que se alcanza un documento “mejor concebido en sus conceptos y con una mayor claridad en su contenido, asumiendo a la comunicación social como la base de la comunicación humana”, lo que permite que por medio de esta Ley, Cuba haya podido legislar en un solo cuerpo jurídico “todo lo referente a la comunicación, aunando los diferentes ámbitos que ella comprende como puede ser el mediático, organizacional, comercial e institucional”.

Quien también se congratuló por la sanción de la Ley es el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, quien destacó que “su mayor valor radica en el reconocimiento de las potencialidades y beneficios de la comunicación social para el desarrollo del país” y recordó que “el largo período de confrontación y la agresividad que caracteriza la criminal política del gobierno estadounidense impacta en todos los ámbitos de la sociedad cubana y, de manera particular, en lo comunicacional”.

Y añadió que la norma aporta “una visión más integral de lo que es la comunicación y permite su interpretación en el ámbito digital”, así como “su integración con el resto del sistema por la complejidad del escenario en que se desarrolla, ya que este evoluciona con mucha velocidad”, tras lo que sostuvo que es preciso que junto con esta ley “se promueva e impulse la educación para la comunicación y la alfabetización mediática e informacional de las personas en nuestro país”.

Por lo que es necesario “dotar a la población de conocimientos, capacidades y herramientas para una comprensión y valoración crítica de las lógicas de funcionamiento de los medios, además de potenciar y facilitar el acceso a ellos y a las tecnologías de la información y las comunicaciones”.