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Jue, Abr
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Sí, en Qatar y acollarada a la Fifa, también va a estar presente la Alianza Atlántica. Ya dejaron afuera a Rusia y ahora se quieren cargar a Irán. Parece que está todo podrido, pero en la tribuna todavía brilla la Estrella Roja.

“Los cuatro equipos que quedan en el Mundial de la Federación Internacional de Fútbol son miembros de la Otan. ¡Suerte a todos!”, celebraba el mensaje que en junio de 2018 emitía la Alianza Atlántica en la previa de las semifinales de la Copa que se jugaba en Rusia, en las que se enfrentaban Francia con Bélgica y Croacia versus Inglaterra.

Cuatro años más tarde, la Otan anunció que va a brindar “apoyo a las medidas de seguridad en Qatar durante la Copa del Mundo” que tiene por sede a este emirato y que lo hará “como parte de la estrecha cooperación” que lo une con la Fifa.

De acuerdo a la información que suministró la Alianza Atlántica por medio de su página oficial, su cooperación consiste en “entrenamiento contra las amenazas planteadas por materiales químicos, biológicos, radiológicos y nucleares”, pero también “capacitación para la protección de Personas Muy Importantes y para contrarrestar las amenazas que plantean los artefactos explosivos improvisados”.

Ya que, argumentó, “el Estado de Qatar es un socio comprometido de la Otan y ha estado comprometido activamente con la Alianza Atlántica durante muchos años”. Cabe citar que dos meses antes, EE.UU. designó oficialmente a Qatar como “un importante aliado fuera de la Otan”, estatus que entre otros, le fue otorgado oportunamente a Israel y Japón, así como a Colombia durante la Presidencia Álvaro Uribe y a Argentina como una devolución de favores que le había prestado Carlos Menem.

Pero no se acaba ahí esto de la “estrecha cooperación” que la entrelaza a la Fifa con la Alianza Atlántica. Ni lerda ni perezosa y en consonancia con lo resuelto por la Uefa, la Fifa se subordinó a la Otan y sin otorgar derecho a réplica, sobre fines de febrero, sancionó a la Federación Rusa de Fútbol, separándola de toda competencia internacional a nivel selecciones y clubes, lo que la eliminó del Mundial 2022 y le dio a Polonia el pase hacia la final del repechaje que finalmente puso a los de Robert Lewandowski en Qatar.

Se trata de la misma organización que, ya con la conducción de Gianni Infantino, nada dijo cuando el régimen instaurado en Kiev tras el golpe de Estado de 2014, comenzó a perpetrar su estrategia de limpieza étnica en la zona de Dondass. Y, al tiempo que sanciona a los equipos rusos, nada hace contra los de EE.UU. y el resto de países de la Otan que, ahora mismo, proveen de armamento con el que Ucrania bombardea a la población civil de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, así como de las regiones de Zaporozhie y de Jersón.

Como se puede ver, aunque se pongan de punta a la hora de pelear por el formidable negocio que representa la organización de torneos como Uefa Nations League, que con Infantino afuera promete incorporar a los seleccionados de la Conmebol, a la hora de alinearse por derecha la Fifa y la Federación Europea hacen frente común.

Y en esto, la Real Federación Española de Fútbol (Rfef) se lleva el premio al empleado del mes. A principios de octubre, junto a su par de Portugal, anunciaron que a la candidatura conjunta que ya presentaron para ser sede del Mundial 2030, le suman a Ucrania. “Ya no es más la candidatura ibérica, ahora es la candidatura europea”, dijo al respecto el presidente de la Rfef, Luis Rubiales, al hacer oficial la propuesta.

Como para que quede claro cuál es la postura, pocos días después, la policía desalojó y metió presos a los integrantes de un grupo de hinchas del Athletic de Bilbao, que exhibían banderas en apoyo a Rusia y el pueblo del Donbass durante el partido en el que su equipo recibió al Atlético de Madrid en San Mamés.

Pero en esto de esforzarse por sobreactuar para quedar bien ante los ojos de la Otan, los laureles se los lleva -por ahora- la movida que comenzó el Shakhtar Donetsk, equipo que hace varios años dejó de jugar en esa ciudad del Donbass para mudarse a Kiev.

La semana pasada exigió que la selección de Irán sea separada del Mundial, porque el régimen que preside Volodímir Zelenski, acusa a la República Islámica de proveer drones a Rusia. Pero esto no es todo: para quienes impulsan y adhieren a esta iniciativa, el lugar que dejarían los Príncipes de Persia, debería ser ocupado por la selección de Ucrania.

 

Doble rasero

 

¿Pero por qué será que la Fifa hace gala de este doble rasero y sobreactuación? Desde la alianza que João Havelange hizo con la Coca Cola, este organismo se convirtió en una multinacional que sin hacerle asco a casi nada, siempre priorizó aquello que le permitía maximizar su tasa de rentabilidad e influencia global.

Pero a partir del golpe de Estado que se cargó a Joseph Blatter y su plana mayor, el esquema que el socio de Don Humberto lideró por diecisiete años, fue reemplazado por otro mucho más ambicioso y ligado a la facción de lo más concentrado de la clase capitalista de tendencia globalizadora, encarnada principalmente por la gran banca financiera transnacional y sus principales agencias que propenden hacia un planeta descentralizado en el que los intereses del capital especulativo se muevan libres de controles estatales.

Vale recordar que el amianto que protegió a Blatter y su grupo de por lo menos una decena de acusaciones de corrupción, se derritió en segundos cuando (¡Oh casualidad!) la acusación por los cargos de soborno, fraude y lavado de dinero fueron formulados a partir de una investigación penal de la Fiscalía de Nueva York.

Queda claro entonces que el carpetazo que descabezó a la Fifa, acabó con un esquema de negocios que había comenzado con Havelange, pero no para darle más transparencia a la organización rectora del fútbol, sino para ponerla al servicio de un diseño de tipo geoeconómico y geopolítico todavía más perverso, que tiene a EE.UU. y la Otan como custodios de una suerte de Estado Policial global.

¿Pero será acaso que el fútbol cayó irreversiblemente en esta dinámica de abyecta sumisión que aceptan la Fifa y la Uefa respecto de los intereses geopolíticos, geoestratégicos y geoeconómicos que una facción de la clase capitalista articula por medio de la Otan y su creciente esquema de sanciones unilaterales y hostigamiento con los que intenta ahogar a Rusia?

Promediaba marzo y la hinchada de un grande de Europa, el Estrella Roja de Belgrado, salió a marcarle la cancha a la Alianza Atlántica cuando en ocasión del partido que disputó contra Rangers de Escocia por los octavos de final de la Europa League en el estadio Rajko Mitic, las tribunas se vistieron con la frase “todo lo que decimos es darle una oportunidad a la paz”, acompañada por los nombres de países que padecieron intervenciones -directas e indirectas- de la Otan y EE.UU. y los años en que se produjeron esas agresiones. Entre ellos, Argentina 1976.

Los hinchas del Estrella Roja sabes en carne propia lo que es la Alianza Atlántica. En mayo de 1991, su equipo le ganaba en la ciudad de Bari al Olympique de Marsella y, así, se quedaba con la Copa de Campeones de Europa, la misma que ahora se llama Champions League. Al año siguiente implosionaba Yugoslavia y sobre el final de la década, la Alianza Atlántica con la Operation Allied Force, masacraba a la población serbia.