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Jue, Abr
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Un misil impacto en territorio polaco y desde algunas propaladoras massmediáticas se apresuraron a apuntar su dedo acusador sobre Rusia.

“Misiles rusos impactaron en Polonia y mataron a dos personas”, titulaba la versión digital de Infobae a eso de la hora 23 de ayer y su par de La Nación sentenciaba “Polonia confirma la caída de un misil ruso en su territorio que dejó dos muertos y pone en vilo a la alianza atlántica”. Todo esto ante la información que poco antes tomaba estado público, que daba cuenta de que un proyectil acababa de impactar en Przewodu, que es un pueblo ubicado en la provincia polaca de Lublin, cerca de la frontera con Ucrania.

Y como Polonia forma parte de la Otan y la Unión Europea, ni lerda ni perezosa, a miles de kilómetros, en Argentina, la massmedia dominante se apresuró a sentenciar el caso: Rusia disparó los misiles y Polonia debería invocar el tratado de la Alianza Atlántica, lo que llevaría que sus miembros se involucren abiertamente en una guerra en la que -vale recordarlo- ya lo hacen aunque con ciertas restricciones.

Pero desde Polonia y EE.UU. se encargan de desmentir a esas propaladoras massmediáticas. Casi simultáneamente a la publicación de esos títulos catástrofe, El País daba cuenta de que Washington “cree que la explosión que el martes causó la muerte de dos personas en territorio polaco se debió al impacto de un misil antiaéreo procedente de Ucrania”, mientras que la propia agencia Reuters señalaba que esas son las conclusiones que Joseph Biden transmitió a sus socios del G-7 y la Otan, en tanto que Associated Press coincidía con esta hipótesis en base a la información que le habrían suministrado a esta agencia “varias fuentes de la Administración estadounidense”.

Entonces, una vez descartada la versión proveniente de vaya a saberse qué oscura usina de pescado podrido, que en tándem se encargaron de propalar Infobae y La Nación, vale preguntarse de dónde pudieron salir los misiles que asesinaron a dos campesinos polacos.

En este sentido, cabe recordar que un mes y medio atrás, el Kremlin advirtió que poseía información que daba cuenta de que el régimen de Kiev estaría preparando un atentado de falsa bandera, para buscar que las potencias de la Otan se involucren abiertamente en el conflicto desatado en el Donbass.

Esa vez, el propio Vladímir Putin reconoció que instruyó a su ministro de Defensa, Sergei Shoigu, para que se comunique con sus pares de EE.UU., Alemania, Gran Bretaña y Francia para ponerlos al tanto de la situación y suministrar pruebas al respecto.

Si bien en ese caso se hablaba de un dispositivo de dispersión radiológica, más conocido como “bomba sucia”, claro está que como están las cosas en el este de Europa, cualquier fósforo podría ser capaz de encender una mecha que tal como lo alerto entonces el Kremlin, lleve hacia una situación de “escalada sin control”.

Pero esto no es todo. En los albores del conflicto armado en la región, en julio del 2014, un misil derribó a un Boeing 777 de Malaysia Airlines cuando volaba sobre el Donbass. En este hecho todos los pasajeros y tripulantes fueron asesinados.

Por más que Rusia insistió en que era preciso establecer una investigación independiente, EE.UU. y Países Bajos cerraron filas con el régimen de Kiev para decretar, sin demasiadas pruebas, que el Vuelo 17 había sido impactado por un misil tierra-aire de fabricación rusa, disparado por “las fuerzas separatistas” de Donetsk.

Queda claro el régimen de Kiev es el principal interesado en que el conflicto se desborde a punto tal de que sus patrocinadores se involucren todavía más. Y, en esto, meter a Polonia en la guerra de forma abierta podría significar un paso de esos de los que no se tiene retorno.

Quizás por eso sea que mientras que algunas usinas massmediáticas descorchaban champagne celebrando, el presidente polaco, Andrzej Duda, intentara ponerle paños fríos a la cosa, aunque como para quedar bien con su público -su partido es de ultraderecha-, durante las primeras horas deslizara que “lo más probable es que fuera un cohete de fabricación rusa”.

Pero con el correr de las horas tuvo que rendirse ante las evidencias, para reconocer que “nada indica que se trate de un ataque intencionado de Rusia” y que el misil que explotó en Polonia “pudo ser lanzado por la defensa aérea de Ucrania”. Esto es, por su socio y amigo Volodímir Zelenski.

Es que, por más que dude, Duda sabe que la guerra total de la Otan contra Rusia, que algunos promueven, tendría a Polonia como a uno de los principales abastecedores de carne de cañón.

También debe saber que, en esto de fabricar atentados de falsa bandera, es justamente EE.UU. quien tiene el prontuario más voluminoso. Y que, en todos los casos, al final de la historia, quien sale ganando es una porción muy concentrada de la clase capitalista que es la que hoy controla los hilos del complejo militar-industrial, financiero-massmediático empeñado en completar la tarea que se propuso cuando fomentó la destrucción de la Unión Soviética, en su afán por destruir a un enemigo clave para sus aspiraciones de hegemonía geoestratégica, geopolítica y geoeconómica.