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Mié, Abr
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El Partido Nacionalista Kuomintang, triunfo en las elecciones locales de Taiwán. Esta fuerza aparece como propensa a establecer buenas relaciones con Beijín.

El Kuomintang (KMT) obtuvo una gran victoria en las elecciones del Gobierno local de Taiwán, al salir al frente en trece de los veintiún municipios y condados que estaban en juego, incluidas cuatro de las seis áreas metropolitanas más grandes del país donde reside casi el setenta por ciento de la población. En Taipéi ganó Chiang Wan, un político nacionalista que busca favorecer la paz y las buenas relaciones con Beijín.

El KMT se hizo con la alcaldía en cuatro de las seis mayores ciudades del país -entre ellas, la capital, Taipéi-, mientras que las otras dos fueron a manos del Partido Progresista Democrático (PDP). De las quince urbes de mayor tamaño, el KMT se llevó nueve y el PDP tres, mientras que el Partido Popular de Taiwán (TPP) se quedó con una. En las otras dos resultaron elegidos candidatos independientes, aunque cercanos al KMT.

Con este telón de fondo, el líder del triunfante partido opositor, Eric Chu, declaró que “el Kuomintang se ha dado cuenta de que sólo puede ganar a través de la unión, y le hemos dado una oportunidad al pueblo de Taiwán” y recalcó que “la abnegación es la única oportunidad para que el Kuomintang gane las elecciones de 2024”.

El KMT viene haciendo públicas posiciones proclives a que Taiwán se abra al diálogo con Beijín, lo que lo pone en las antípodas de su principal competidor el PDP, que durante su actual gobierno y de la mano de la presidenta Tsai Ing-wen, fortaleció lazos con Washington a punto tal de que no dudó en provocar una grave crisis regional, cuando fomentó la visita que el 2 de agosto realizó a Taipéi la titular de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi.

Hace dos semanas, tras conocerse el resultado electoral, Tsai Ing-Wen renunció al cargo de presidenta del PDP. Es que el revés fue duro, sobre todo para la postura belicista que eligió para sustentar su gobierno.

Durante la semana anterior a los comicios, Tsai había centrado su discurso en la importancia que tenía la votación en el marco de las tensiones con Beijín que su propio gobierno se encargó de profundizar.

Es que, por un lado, su Presidencia intenta dinamitar cualquier camino hacia la política de “una sola China” que fomenta Beijín, que reconocen oficialmente como válida tanto la ONU como la mayoría de formaciones estatales del planeta, incluido EE.UU.

Y, simultáneamente, brinda todo tipo de posibilidades para que el Pentágono convierta al Mar de China Meridional en una zona de elevado riego, algo que se verificó en diferentes episodios en los que abiertamente la Séptima Flota de EE.UU. hostigó a la República Popular China (RPCh), tal como ocurrió el julio cuando llevó a cabo la Operación Libertad de Navegación en aguas que están bajo la jurisdicción territorial de Beijín.

Sin embargo, en los recientes comicios, los votantes dieron la espalda a estos planteamientos. La derrota puede ser interpretada como una crítica al manejo que su Presidencia Tsai tuvo sobre la pandemia, el descontrol de precios y el fracaso del discurso de la “amenaza de China”.

Al respecto, la vocera de la oficina del Consejo de Estado para Asuntos de Taiwan de la RPCh, Zhu Fenglian, afirmó que “el desenlace comicial en la isla, ilustra la apuesta de la ciudadanía por la buena vida” y reiteró “la voluntad de Beijing de promover en conjunto las relaciones pacíficas”. Pero fue clara cuando ratificó “el rechazo al separatismo de la isla y la injerencia extranjera en el tema”.

Las elecciones se realizaron poco después del 20 Congreso del Partido Comunista de China (PCCh), en el que se aprobaron estatutos en contra de la independencia de Taiwán y en favor de la reunificación china. Un mes más tarde, durante la Cumbre del G-20 realizada en Indonesia, Joseph Biden tomo nota de la reafirmación de la postura de “una sola China” que hizo el Congreso del PCCh y, aunque sea formalmente, dijo que EE.UU. ratificaba su adhesión a esa posición que es la que sostiene desde que Richard Nixon se reunió con Mao Zedong, durante su visita a la RPCh durante 1972.