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Vie, Abr
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Desde Gran Bretaña, el Partido Comunista cuestionó seriamente a la Cumbre que se llevó a cabo en Hiroshima. “En el lenguaje occidental, paz significa guerra y desarme significa rearme”, advirtió el titular partidario, Robert Griffiths.

“Fue una repugnante muestra de hipocresía, doble discurso y deshonestidad que quitan el aliento”. De este modo calificó el secretario general del Partido Comunista de Gran Bretaña (PCB), Robert Griffiths, a la Cumbre del G-7 que el pasado fin de semana se llevó a cabo en la ciudad japonesa de Hiroshima.

En este sentido, añadió que la decisión de celebrar la Cumbre y una “ceremonia de paz ficticia” en Hiroshima, constituyó un insulto a los sobrevivientes y familiares de víctimas de la ciudad que fue destruida por una bomba atómica estadounidense en agosto de 1945, episodio por el que -vale recordarlo- Washington nunca pidió perdón.

“Todos menos uno de los siete principales estados capitalistas representados en Hiroshima poseen armas nucleares”, recordó Griffiths al aludir a EE.UU., Gran Bretaña y Francia que disponen de arsenal propio, pero también a Alemania, Italia y Japón que acogen en su territorio a parte del que tienen esas potencias. Y añadió que en todos los casos “se niegan a firmar el Tratado de la ONU sobre la Prohibición de las Armas Nucleares que apunta al desarme nuclear multilateral”.

Pero también hizo hincapié en que “seis de estos estados, incluido Canadá, son miembros de la Otan, una alianza militar expansionista liderada por EE.UU. que tiene una política de ‘primer uso’ cuando se trata del asesinato atómico masivo de civiles”.

Pero quizás lo más rocambolesco y agraviante de esta Cumbre corrió por cuenta de Joseph Biden, que es el presidente de la única formación estatal que en la historia de la humanidad utilizó armamento nuclear para masacrar población civil. En este encuentro en el que con bastante hipocresía se rindió homenaje a las víctimas de las bombas nucleares estadounidenses, Biden prometió la entrega de trescientos millones de dólares adicionales en armamento al invitado especial, el titular del régimen de Ucrania Volodímir Zelenski. Esto se suma a los 38 mil millones comprometidos hasta ahora, los cinco mil millones de libras de Reino Unido que en su aporte incluye misiles de crucero de largo alcance. Mientras que la Unión Europea ya suministró alrededor de seis billones de euros en distintos conceptos, que se hicieron efectivos por medio de su European Peace Facility.

Ante este panorama tan elocuente, el titular del PCB no pudo más que tomar con ironía los comunicados posteriores a la Cumbre en los que se habla de “compromiso de los países del G-7 con la paz y el desarme”. Y, sin dudarlo, recalcó que “en el lenguaje occidental, paz significa guerra y desarme significa rearme”.

Así las cosas, mientras todas las formaciones estatales que son miembros de la Alianza Atlántica aumentan su gasto militar en un promedio del 2,5 por ciento del PIB, EE.UU. ya va en supera esa barrera holgadamente. Pero, mientras tanto, “los trabajadores y sus familias en Gran Bretaña y en toda Europa, luchan para hacer frente a los crecientes costos de los alimentos, la energía y la vivienda”, recordó Griffiths e insistió con que es preciso que los trabajadores se organicen para “desafiar la prioridad que sus gobernantes dan al militarismo y la guerra”.