"Este octubre, siempre rojo y revolucionario, volvemos a pensarnos con Flor en diálogo con las demandas que nos exige la Historia y la felicidad de nuestro pueblo”, señala la titular de La Fede bonaerense, Guadalupe Viñuela Flores, en la segunda entrega de la sección dedicada a Florencia Gómez.
Se cumplen cuatro años del femicidio de nuestra camarada Florencia Gómez y el mundo, indiscutiblemente, se ha vuelto cada día un poco más cruel, un poco más perverso desde aquel 12 de octubre de 2020. El capitalismo ante su crisis, perpetua y sistémica, profundizó todas sus miserias: el hambre, la guerra y el genocidio regaron de sangre inocente y combativa nuestras tierras y aguas. A Palestina la desangran y lo festejan por Tik Tok (más de cuarenta mil asesinatos en un año por parte de Israel y EE.UU., el setenta por ciento de elles eran niñeces y mujeres, y se estima que la cifra puede triplicarse de contarse las muertes “indirectas” a causa del hambre y la falta de condiciones de vida y de salud básicas); nuestros montes y bosques se incendian; los mares y fronteras se desbordan de migrantes, la inteligencia artificial arrasa con el trabajo y el humanismo. El uno por ciento de la población mundial, se quedará con dos tercios de la riqueza generada por les trabajadores desde 2020 a nivel mundial. Así estamos y así seguimos, en las “mieles” del capitalismo.
Qué pavor y desazón si tuviéramos que contarle a Flor todo lo que ha sucedido desde que nos la arrebataron. Contarle del declive infinito de un gobierno que, a pesar de contar con la articulación más amplia del campo popular, desconoció e incumplió su contrato electoral, y sus principios básicos de justicia social y redistribución, desencadenando entre las fuerzas populares y nuestro pueblo una crisis moral, política y de alternativa, que brindó condiciones para el triunfo de Javier Milei. Si, no es una distopía, Javier Milei es el presidente de Argentina. Las explicaciones, balances e interrogantes de cómo se llegó a esta situación son muchas. En principio, señalar que ha sido consecuencia de la desmovilización producto de la pandemia y la indecisión de gran parte de la dirigencia de nuestro país sumado al no dar respuestas a las necesidades más básicas y esenciales del pueblo, principalmente de trabajadores y juventudes.
Obvio que la (in)justicia de este país no se cansó de jugar bajo los mandatos de las guerras de cuarta y quinta generación, articulando múltiples estrategias antidemocráticas por parte de los medios masivos y hegemónicos de comunicación con un sinfín de mentiras y operaciones. Pero lo cierto y en concreto es que terminamos los cuatro años de gobierno del Frente de Todos con Milagro Sala aún presa, al igual que muchos otres presos políticos, mientras que también se perpetuó la impunidad por los casos de los asesinatos de Santiago Maldonado, Rafael Nahuel y Facundo Castro, entre tantísimos otros.
Sabemos que también habríamos festejado con Flor las alegrías que Nuestramérica supo darnos como el triunfo de Petro en Colombia, Lula en Brasil o haciendo historia con Claudia Sheinbaum, primera mujer presidenta que viene avanzando con paso firme en México. Mientras que Cuba, Venezuela y Nicaragua, siguen resistiendo los embates del Imperialismo no sin dificultades.
Cómo contarle que en septiembre de 2022 intentaron matar por cadena nacional a CFK, y que ya no fue una forma de decir, sino que literalmente le gatillaron en la cabeza ante las cámaras, todavía estamos tratando de entender qué tipo de milagro hizo que no saliera la bala. Si bien, no sorprende a nadie, cómo contarle que los responsables políticos siguen impunes y hoy nos gobiernan. También reconocer, con pesar, que en esta ganó la pulseada la indiferencia. También decir que a los meses, ese mismo año salimos Campeones del Mundo en Fútbol, y los 46 millones de argentines nos fundimos en un abrazo, que traspasó fronteras. Cosa loca y hermosa, cuando quiere, esta Argentina.
Pero después de ese soplo de alegría, seguimos cargando algunos dolores más. Con Flor, nos habríamos encontrado en el abrazo colectivo que fueron las despedidas de Hebe y Norita, en un contexto de perverso avance apologista y negacionista respecto de la última dictadura cívico militar.
Cómo explicar este último año, cómo contar en resumidas cuentas que todas las semanas hay miles de nuevos trabajadores despedides, que diputados y senadores rifan nuestra soberanía y nuestros bienes comunes por dos chirolas con cincuenta. Cómo explicarle a Flor que casi se cierran las universidades por no poder pagar los gastos de funcionamiento y los salarios, y que fácil es imaginarla entre esa millonada de personas que salió dignamente a luchar por las calles, en abril y en septiembre, probablemente estaría celebrando y acompañando las multitudinarias asambleas que comienzan a gestarse, a la par de planes de lucha que escalan hacia tomas de las facultades en defensa de la Universidad Pública. Habríamos compartido la bronca por el triple lesbicidio en Barracas, y la indignación ante la crueldad del gobierno nacional que mediante el cierre revanchista del ministerio de Mujeres y la Línea 144 Nacional busca aleccionar a uno de los movimientos feministas más importantes de la región y del mundo. Sabemos que a Flor se le habría estrujado el pecho, como a todos ante la salvajada que este gobierno hace con quienes con su trabajo construyeron nuestro país, ofreciéndoles jubilaciones de indigencia y brutales represiones.
Pero el ajuste y el desguace del Estado también lo implementaron de forma estructural y a gran escala, con el recorte extorsivo a los fondos destinados a las provincias, la degradación de los ministerios a secretarias, mientras aprueban vía leyes y decretos una histórica y brutal transferencia de ingresos desde las grandes mayorías populares, hacia el empresariado y el poder concentrado nacional e internacional (como se deja entre ver en la Ley Bases con el Rigi y la baja del Impuesto a Bienes Personales, por nombrar solo algunos ejemplos). Como bien supo hacer Macri, Caputo y Sturzeneggeren a partir de 2015, pero más rápido y más brutal.
Es por todo esto que en este mes de octubre, siempre rojo y revolucionario, volvemos a pensarnos con Flor en diálogo con las demandas que nos exige la Historia y la felicidad de nuestro pueblo, recuperando su fuerza militante, su amor por la vida, por el encuentro, por lo colectivo. Cada octubre les comunistas volvemos al Che, a la Revolución Bolchevique y a Flor, porque así abrazamos la fuerza de las voluntades históricas y los legados de nuestros pueblos. Seguiremos construyendo organización y Poder Popular, como supo hacer Flor en San Jorge, los Bolcheviques en la Unión Soviética, o el Che en Cuba. Solo así, cada octubre veremos si seremos como el Che, si lucharemos como Flor, hasta vencer.