Sobre esto reflexiona el herpetólogo Ariel López quien hace hincapié en que “para poder hacer ciencia aplicada, antes debés tener ciencia básica. Y a la ciencia básica siempre la hace el Estado desde sus institutos y universidades, sencillamente porque no da plata”.
Carlos Ariel López es biólogo egresado de La Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, es herpetólogo (especialista en anfibios y reptiles), está haciendo su doctorado en modelado bayesiano y desde febrero de 2013 se desempeña como investigador en el Instituto Nacional de Medicina Tropical, donde se dedica al estudio de animales ponzoñosos, esto es específicamente serpientes, arañas y escorpiones.
El Instituto está ubicado en Puerto Iguazú y depende del Ministerio de Salud de la Nación pero, aunque resulta una pieza clave para la construcción de herramientas y estrategias destinadas a mejorar la salud pública, para lo que cuenta con equipos de profesionales altamente calificados, su realidad no escapa a la que atraviesa el resto del complejo de la ciencia y la tecnología en Argentina que es brutalmente agredido por la Presidencia Milei.
El Instituto enfoca sus esfuerzos en la consolidación y desarrollo de líneas de investigación en ecoepidemiología, vinculadas a enfermedades transmitidas por vectores, zoonosis, animales ponzoñosos de interés médico, su ecología o lo que se conoce como epidemiología multinivel; posee laboratorios de biología molecular, proteómica, taxonomía, bioterios; su objetivo es la producción de información científica de calidad e impacto en la salud pública, formación de recursos humanos y la transferencia de información a organismos de gestión y control. Pero también ofrece programas de capacitación en médica en patología regional, estadías de investigación en Medicina Tropical, así como cursos de actualización y perfeccionamiento en herramientas de biología molecular y bioinformática.
*¿Básicamente qué es lo que usted investiga?
Estamos en un lugar donde existen muchas especies de animales ponzoñosos, de hecho, la mayor cantidad de animales ponzoñosos del país está en este punto y los accidentes con este tipo de animales constituyen un tema serio e importante en salud. Por ejemplo, los accidentes con serpientes están dentro de las enfermedades tropicales desatendidas, tal como lo declaró la OMS en 2017. O sea que, a nivel mundial, el envenenamiento por ofidios es una enfermedad desatendida y acá tenemos la mayor cantidad de ofidios ponzoñosos de Argentina.
Viví acá de chico, después fui a Buenos Aires y cuando volví hice una guía sobre ofidios y reptiles de Misiones, también publiqué sobre las comunidades de anfibios y reptiles en reservas naturales de Misiones, entre ellas el Parque Nacional Iguazú. Después me salió este trabajo y me radiqué en Puerto Iguazú. Como ecólogo de comunidades y taxónomo, lo primero que quiero saber es qué hay, cuánto hay, dónde está y cuándo se activa, me refiero a especies de animales. Si hablamos de animales ponzoñosos como arañas, escorpiones y serpientes, lo primero es saber qué grupos de animales son, dónde están, cuántos accidentes hay y cómo ocurren, cuál es el perfil epidemiológico de los accidentes, y su relación con la ecología, por ejemplo, de las serpientes y los usos y costumbres de la población local o del turismo. Y esas mismas preguntas las podemos pasar a escorpiones o a arañas. Hay investigadores que se dedican al estudio de la ecología de los arácnidos y de las serpientes o su filogenia, la historia evolutiva, lo que yo hago está más vinculado a salud.
*¿Cómo sería esto?
Este Instituto es el único de ecoepidemiología en el país. Nosotros estudiamos los fenómenos epidemiológicos como, en mi caso, los envenenamientos, pero lo hacemos desde el punto de vista de la interrelación de distintas capas de análisis, que involucra los hábitos humanos locales, las características del paisaje y las características ecológicas de los animales en estudio. Cuáles son y cómo se generan las interrelaciones y exposición a riesgos en tiempo y espacio en los distintos niveles de los procesos salud-enfermedad, y con esta información generar modelos matemáticos predictivos. Esto es, a grandes rasgos, la ecoepidemiología o epidemiología multinivel o paisajística. Entonces, acá tenés interacciones del ser humano en ambientes rurales, semirurales y naturales, porque tenemos la mayor reserva de bosque subtropical de Argentina. Tenemos una mezcla de ambientes y una mezcla de actividades humanas.
Además de monitorear las especies de animales ponzoñosos para mantener la cobertura de los antivenenos al día, investigo cómo es esa interacción humano-naturaleza para que ocurran accidentes con animales ponzoñosos, qué es lo que hace el ser humano para que eso funcione así y al identificar esas acciones, sabremos lo que no hay que hacer para prevenir accidentes. Pero por ejemplo en el caso de quienes investigan los mosquitos por el tema del dengue, lo que se busca saber es qué condiciones tienen que darse para que se reproduzcan y se movilicen de una zona a otra la especie Aedes aegypti, para que haya transmisión contagios de dengue. O, por ejemplo, qué técnicas son las mejores para evitar que los mosquitos entren a las casas, que venenos son mejores para impregnar una pintura o un mosquitero, o a qué dosis están funcionando ahora los venenos y cómo reaccionan las larvas y los adultos, sus tasas de reproducción, qué pasa con la temperatura ambiente si hay un cambio en los ámbitos ecológicos y en las características poblacionales de los mosquitos, que prácticas humanas favorecen su crecimiento y expansión.
Lo mismo en mi caso, pero con las serpientes y arácnidos, estudiamos distintos grupos y todos trabajamos con alguna forma de interacción que tiene que ver con la ecoepidemiología entre ambientes naturales, seminaturales y los artificiales que seríamos los humanos y nuestros hábitos. Esta interacción muy compleja es lo que estamos estudiando. Además, hago vigilancia de la salud, con nuestro servicio permanente y gratuito de apoyo y asesoramiento para el sistema de salud y la población general, monitoreando las poblaciones de animales ponzoñosos locales por determinación de especies por imágenes. Toda esta información será básica a la hora de generar programas de salud, formación y actualización profesional y educación ambiental.
*Por lo que se ve, todo el procedimiento que cotidianamente hacen ustedes es muy metódico y sistemático…
Entiendo que las observaciones meticulosas y sistemáticas son básicas para la buena ciencia. Pero hay distintas etapas, porque, por ejemplo, cuando me puse a trabajar acá me encontré con que teníamos dos especies de escorpiones ponzoñosos de interés médico y, de golpe, encuentro que en realidad tenemos hasta cinco especies y acabamos concluyendo que todos los escorpiones más importantes de Sudamérica están acá en Puerto Iguazú. Y eso es lógico porque acá hay mucho movimiento de personas, de turismo y transporte de productos. Entonces lo primero es saber qué hay y después viene la pregunta ¿y ahora qué hacemos?, ¿hay que matarlos a todos? Porque hay algunos escorpiones que se mueven con el ser humano que no son específicos de ningún ambiente y hay otros que sí lo son. Y el ambiente debe tener todas sus interacciones naturales propias, sus interrelaciones ecológicas sanas, porque eso constituye un ambiente sano del que los ponzoñosos nativos son parte. Por lo tanto, debés dedicarte a la tarea de saber qué hay y si encontrás una especie que antes no estaba acá en Argentina, como nos ha pasado, hay que estudiarla y se hace una publicación científica, el paper, que es el producto final de un investigador y un aviso formal al sistema de salud. Desde ahí se comienza a recorrer el trayecto que determina si esa línea de investigación tiene algún tipo de valor, ya sea en el conocimiento básico o para aportar posibles soluciones a los distintos tipos de problemas.
*¿Esto es lo que hay detrás de toda solución práctica a la que echo mano cuando aparecen arañas en mi casa de Buenos Aires o quiero cuidarme del dengue o si aparece víbora en el jardín?
Hay distintos niveles de soluciones, por ejemplo, hay quienes trabajan en venenos amigables con el ambiente que puedan ser efectivos para rociar las pinturas y que una pintura no permita la estadía de los mosquitos, eso es algo aplicado.
Pero en todo esto de la ciencia aplicada y ciencia básica hay un tema que es ideológico. Entiendo que hay ciencia bien hecha o mal hecha, hablar de ciencia aplicada generalmente les corresponde a los sectores mercantilistas, que piensan en ganancias de dinero y no en beneficios para la sociedad. La piratería ideológica que oculta este discurso es que, para poder hacer ciencia aplicada, antes debés tener ciencia básica. Y a la ciencia básica siempre la hace el Estado desde sus institutos y universidades, sencillamente porque no da plata ¿cuánta plata te va a dar que vos sepas que acá tenemos las cuatro especies más importantes de escorpiones de Argentina? Eso no da plata, pero puede salvar vidas. Pero ahora, cuando ya tengo el veneno y hago el estudio de actividad biológica de las moléculas o la efectividad de los antivenenos que producimos, si encuentro propiedades anticáncer, por ejemplo, en alguna de las moléculas o en algún veneno de serpiente estoy ante el hallazgo de una sustancia que puede tener aplicación. Y ahí sí que vendría un laboratorio para decirme cuantos dólares necesito para desarrollar esto, pero también me diría que la patente es de ellos o me dirían “vení a trabajar a mi laboratorio, yo te pago y ponete a desarrollar con eso que encontraste un remedio anticáncer”. O lo que es peor, simplemente, te agarran el paper que vos publicaste, lo llevan a su laboratorio y ellos se ponen a producir el medicamento. Y entonces ahí están haciendo algo aplicado, pero tiene que quedar claro que se montan sobre el trabajo ya realizado, y que sólo se preocupan por el mercado, no por la salud pública.
Para mí, esa división de la ciencia es una división mercantilista, la ciencia, información basada en evidencia, es buena o es mala, está bien hecha o no está bien hecha. Después se le puede o no encontrar aplicación para un mercado, pero el proceso siempre está basado en la ciencia básica, en los conocimientos básicos.
*¿Ciencia básica y aplicada son como dos estaciones de un mismo recorrido?
Cuando comencé acá con mi grupo, lo hice desde cero, haciendo una descripción de dónde estaba parado, relevando cuanto hay y donde está, qué es lo que estaba ocurriendo, cuántos picados había, qué especies estaban involucradas y en qué lugar y tiempo, si son o no son turistas. A priori, pensaba que los más accidentados serían turistas, pero son ínfimos los casos con turistas ya que son los que están más protegidos en Iguazú. Los problemas los tiene la gente local.
En realidad, cuando alguien está haciendo conocimiento básico, quizás no vea directamente qué es lo que está aportando, pero también está aportando a soluciones prácticas, porque a partir de ese conocimiento es donde comienzan las preguntas que pueden llevar a productos perfectamente aplicables, como cuando se detecta por ejemplo un veneno de escorpión que hasta entonces no estaba descripto y al estudiarlo encontrás que pueden acabar siendo aplicable a un remedio. Entonces se está ante algo perfectamente aplicable y de hecho esto pasa con medicamentos derivados de ponzoñas animales, pero eso es pasar a otro estadio de análisis y lo realizaría otros institutos, que se dedican a especialidades farmacológicas.
*¿Qué es lo que cambió, si es que lo hizo, en su tarea concreta desde que Milei es presidente?
El impacto concreto es el que se tuvo a partir de una fecha concreta en la que ya se supo que, prácticamente, no íbamos a tener más financiamiento para lo que estábamos haciendo y lo que proyectábamos hacer.
El problema con la ciencia es que yo publico, por ejemplo, ahora, una publicación científica sobre serpientes del norte de Misiones, un trabajo que contempla el período 2013-2024, en los trabajos ya publicados de arañas va desde 2017 a 2024 y escorpiones de 2013 a 2019.
O sea, son varios años de muestreo y colección de datos, lo cual es normal para estudios que implican datos ecológicos o se trata de eventos poco frecuentes. Para publicar un paper al año, que tomamos como una producción aceptable, tengo que estar haciendo otras cosas, otros proyectos, que se van solapando, ya que lo que publico ahora corresponde al trabajo de años atrás, y lo que estoy haciendo ahora será publicado en el futuro. Esto es como el proceso de una gran fábrica, de un alto horno, vos no podés apagar todo y suponer que mañana prendemos todo de vuelta y seguimos como si nada hubiera pasado; esto se empieza a apagar de a poco, este año tengo dos publicaciones a pesar de que se cortó todo financiamiento, que son resultado de proyectos que vienen aplicándose hace años. Pero con este panorama, el año que viene voy a tener poco y el siguiente no sé qué voy a tener para publicar, porque tuve que cortar mis proyectos, ya que no tengo financiamiento para continuarlos porque el presupuesto se redujo al mínimo. Así se corta la cadena del trabajo científico.
Por ejemplo, encontré una araña interesante y ahora quiero estudiar su veneno para lo que preciso hacer cría de la araña (zootecnia), sacarle veneno y empezar a hacer estudios. Para esto necesitas equipo, experiencia y pericia. Fijate que en este caso, como hablábamos antes, salimos de estudios básicos y vamos a la ciencia aplicada, pero la pregunta es ¿cómo voy a comenzar a hacer estudios aplicados? Para un proyecto de este tipo voy a necesitar laboratorios con aparatología que sale millones de dólares, si se quiere trabajar a un nivel medianamente bueno, ya que son equipos que habitualmente se traen desde afuera, de EE.UU. o de la República Popular China, además su mantenimiento se paga en dólares, como también los reactivos, y súmale los recursos humanos formados en su manejo.
*Por lo que dice, se trata de un escenario atravesado por la incertidumbre…
Nuestros científicos tienen excelente reputación en todo el mundo, la inmensa mayoría vienen de universidades públicas, las privadas forman para carreras para hacer plata, no para investigar para la sociedad, son un negocio. No tenemos problemas en salir a competir con otros grupos por financiamiento. Pero cuando un país decide abandonar su soberanía científica-tecnológica no financiándola, el dilema es ver de dónde se saca el dinero en un mundo que está más preocupado en sus guerras y que tiene a la ciencia como una mercancía y no como un bien público. Al renunciar a tu agenda científico-técnica nacional quedas compitiendo para agencias que privilegian grupos de países centrales y problemáticas de esos mismos países, o sea trabajas para intereses foráneos, si tenés suerte. Ahí comienza una competencia grande y lo primero que ocurre es que se te caen proyectos, tu máquina comienza a ralentizarse y dentro de un año y aunque el gobierno dice “hay que ver la productividad que tienen”, si te cortaron la forma de producir, te hicieron trampa y esa es la idea. Porque por más que, supongamos, dentro de un año alguien consiga millones de dólares, habría que volver a empezar a armar los grupos y los proyectos nuevamente, que es algo que lleva tiempo, otro año o dos o más años, por lo que el resultado se podría ver recién en cuatro o cinco años.
Por eso, cuando se corta la dinámica científica se hace un daño tan grande que hasta los equipos que habías formado se comienzan a disgregar y volver a armarlos lleva tiempo, el daño es múltiple y a largo plazo. Volver a armar todo un grupo de especialistas, conseguir los equipos, los subsidios en un ámbito en el que hay mucha competencia. Ya que el Estado no te regala nada, lejos de eso siempre se tuvo que demostrar para qué se necesita el subsidio, el equipo o lo que sea que se está solicitando, cuan relevante es la investigación, cuan calificados son los miembros del grupo y muchos etcéteras, donde competís con otros grupos.
Esto es mucho más complejo de lo que habitualmente la gente habla, piensa o cree. Se trata de armar grupos de gente con mucha especialización. Es como armar un equipo de Mesis y ahora viene el gobierno y te dice “corten todo, lo dejamos para otro año”. Entonces, a esos jugadores se los llevan a otros equipos, generalmente del exterior y se pierden. Lleva mucho tiempo construir un doctorado y muchos años formar un jefe de grupo. Yo todavía me estoy doctorando y comencé a parirla con Menem-Cavallo siendo estudiante y eso me implicó un montón de líos grandes, retrasar y cambiar de lugar mi carrera, privilegiar a veces tener que hacer otros trabajos, quedarme en Buenos Aires más tiempo del que quería, retrasar mi doctorado. Soy hijo de una señora que limpiaba casas y de un laburante técnico básico. “Caí” en la educación pública primaria, secundaria y la universidad, alquilando, viviendo con amigos, bien desde abajo. Pero si no fuera por la educación pública, de ninguna manera hubiera podido llegar a la universidad, porque nunca me faltó para comer, pero con lo que ganaban mis padres si no fuera por la educación pública nunca sería lo que soy. Una familia de laburantes rasos nunca iba a tener la posibilidad de que su hijo llegara a ser doctor en ciencias: esa es la educación pública, que es mucho más compleja que lo que se suele mostrar.
*¿La subjetividad dominante en un determinado momento tiene su correlato en la producción de ciencia?
Por supuesto. La ciencia también convive con eso, de esos equipos que tienen un perfil ideológico liberal que empezaron a pulular, profesionales que no exigen una agenda soberana de investigación y se van a programas de preguntas y respuestas de televisión para conseguir financiamiento. Porque para algún grupo será más importante hacer algún tipo de producto más vendible para un laboratorio, sin buscar la solución a problemas concretos del pueblo, sino crear un producto bien vendible y orientado a que lo compren de afuera, a hacer platita o ser convocado por países “centrales”.
Entonces todo es mucho más complejo. Se trata de formar y sostener equipos, del trabajo de años metido en la selva para ver cuántas especies de serpientes hay y como sacarles veneno, estudiar cómo es su reproducción, ver cuándo son los picos de fertilidad, como es la interacción con humanos, poder hacer modelos matemáticos del riesgo. También estudiar el veneno de las distintas especies para ver si tienen aplicación y, en primer término, para ver si los antisueros que tenemos para proteger a la población cubren esos venenos de serpientes o escorpiones nuevos que encontré.
La cosa pasa por ahí, y no por encontrar una molécula para ver si la vendemos y nos hacemos millonarios porque viene un laboratorio y me pone algunos miles de dólares para desarrollarla, para ellos, que se llevarán la gran tajada sin haber puesto un centavo en nuestro sistema educativo y científico.
*¿Eso está pasando ahora?
Eso también está ocurriendo ahora, el lavado ideológico de la ciencia ya venía pasando, pero ahora se están naturalizado formas muy perversas, porque nos ocurre dentro de este sector líquido y amplio que llamamos el progresismo. La ideología también está metida aquí en un lugar donde no se discute porque, supuestamente, estamos todos del mismo lado, y dejamos la puerta muy abierta a ideologías liberales burguesas, hijas del post marxismo. La inconsistencia ideológica que veo en gran parte de los investigadores hace pasar inadvertida la inconsistencia epistémica, sin provocar la más mínima disonancia cognitiva en nadie. Sumale que cualquier forma de cuestionamiento pasa a ser falta de empatía y un agravio personal, motivo de cancelación o autocensura.
De esto no se habla mucho, es como que toda la ciencia es macanuda y todos son macanudos, pero no todos los científicos son Alberto Kornblihtt, uno de mis más admirados profesores. No todos los docentes son así y ni siquiera hay lucha interna en la ciencia, hemos perdido hasta eso, la discusión política ideológica, que es muy restringida y hasta te diría que mal vista. Cuando no te preguntas colectivamente ¿cómo?, ¿por qué? y ¿para quién? haces ciencia, sos sólo un operario altamente calificado. Entiendo que nuestra misión es expandir los límites de lo que conocemos, para el beneficio de nuestra gente, toda la gente, con mucho o poco dinero, el producto científico tiene su real impacto cuando sus beneficios llegan a toda la humanidad, pero primero a los más débiles. Y esta es una posición fuertemente ideológica.
*¿Cómo se puede dar esa disputa dentro de ese universo de la ciencia?
Es una gran pregunta, porque la ciencia es una caja de resonancia de la sociedad, por supuesto que con sus particularidades. No vas a poder resolver nada adentro que no esté, de alguna manera, siendo reflejo de lo que pasa afuera. Es tan crudo como eso, nuestra debilidad como Partido dentro de la estructura científica, también es el correlato de la debilidad de la presencia en los barrios, en la organización, de la liquidez ideológica que a veces tenemos. Por eso es preciso volver a ponerse firme ideológicamente, porque me parece que una de las cosas que faltan y de las que se adolece es una claridad conceptual, una claridad metodológica, teoría-praxis en cada lugar. Y, entonces, qué mejor que comenzar por casa.
Soy militante del PC. En su momento lo fui de La Fede, ahora del Partido, y creo que en este momento lo que más necesitamos es tener una formación impecable, porque todo lo que sabíamos hasta hace cinco o diez años no digo que no sirva, pero quedó relativizado a un momento histórico. Por eso es que hay que tener un nivel y habilidad ideológica realmente superadora para entender lo que ha pasado en los sistemas de manejo de masas y cómo se moduló la consciencia de la gente, la forma de comprender y de analizar de la gente, el universo ideológico. Porque el territorio de comprensión de la gente se ha modulado de una manera que, cuando hablamos con alguien, a veces pensamos que necesariamente esa persona piensa como nosotros, pero no es así. Estamos hablando en una misma sociedad, pero en mundos separados y distintos que funcionan, comprenden y se comunican de una manera diferente.
Esto lejos de querer decir que hay que abandonar lo clásico, indica que hay que volver a lo clásico y comprenderlo profundamente, porque ahí están muchas respuestas para poder repensar y tener herramientas muy fuertes para comprender todo lo nuevo y generar respuestas y propuestas superadoras.
*¿Algo así como parar la pelota?
Para eso hay que estar muy claro ideológicamente y creo que eso es algo que, de alguna manera, el sector del progresismo no lo tiene y que nosotros (y esto es lo que más me preocupa) en aras de ser parte también ese universo, casi como que a veces hemos renunciado a la búsqueda de esa claridad ideológica. Parece que éramos muy acartonados y duros y, entonces, por querer salir de ese estado fuimos permeables a ideologías neoliberales que ni siquiera hemos discutido ni charlado y nos metimos en algunas discusiones que no son nuestras. Por eso creo que es preciso trabajar en nuestra organización, en nuestra forma de entender y acumular poder. Quizás durante un tiempo fuimos un poco cómodos y complacientes con el kirchnerismo, quizás descansamos mucho en ese movimiento nacional y popular, nos relajamos y nos olvidamos cómo debemos acumular poder nosotros, qué entendemos por poder nosotros y qué objetivos tenemos.
*¿Nos olvidamos un poco de ser leninistas?
Sí, marxistas y leninistas, las dos cosas ¿Cómo es la organización revolucionaria? ¿Cómo se genera? ¿Cuáles son los sujetos de un proceso de cambio? Son preguntas que hay que resolver y también qué Partido necesitamos para construir ese tipo de herramientas.
Hoy hay gente que está buscando estructura, volver a las legiones, porque todo eso de la liquidez deja también a la gente tirada y esa vacuidad que es la liquidez se está viendo no da respuestas. Estamos viviendo una guerra capitalista híbrida, fragmentada, proxy y asimétrica, que está desatada a escala mundial como se ve en la Franja de Gaza, Siria, Yemen, el Sahel o Ucrania. Y tenemos que volver a Lenin y Marx para no perdernos en el camino, para actuar en las batallas que no son nuestras, pero debemos tomar partido, sin olvidar las que nos son propias.
*Y en medio de ese escenario apareció Milei…
Precisamos…debemos analizar cómo llegamos a este cisne negro que es Milei, por acciones propias y del enemigo, que son acciones separadas, pero que están en el mismo proceso. Por lo tanto, hay que entender a ambas y también comprender que nada de esto tiene que ver con cosas que pasaban hacía treinta o cuarenta años, por lo cual tenemos que tomar las herramientas para afilarlas y recortar nuevos pastos, porque no estamos cortando el pasto que ya veníamos cortando, porque este es otro jardín. Entonces afilemos bien las herramientas, porque es lo que tenemos y vamos hacia un nuevo jardín. Y no hay que bajonearse, no es parte de nuestro pensamiento, en medio de tanto reflujo tenés militancia que está, se organiza y sale a la calle. Ahí tenés a la muchachada de Posadas que siguen a pleno, convencidos, por ejemplo.
*¿Qué le resulta más peligroso, trabajar con una serpiente o hacer ciencia con Milei como presidente?
Podría darte una respuesta fácil, pero ya no quedan de esas. Las serpientes me parecen fascinantes y son parte de mi objeto de estudio, no tengo una percepción negativa de ellas, todo lo contrario. Por otra parte, Milei es el emergente de un proceso que ya tiene décadas de aplicación regional y global, y que no puede separarse de lo que viene ocurriendo en distintos países de Sudamérica y del mundo: el crecimiento político y cultural de derecha desnuda. Estoy de acuerdo con Milei cuando sostiene que es presidente gracias al desastre de los que estuvieron antes. Lo que me parece claro es que las propuestas liberales keynesianas llegaron a su límite histórico, no pueden ni quieren enfrentarse al poder económico, y este poder viene por todo sin margen para la más mínima redistribución de la riqueza generada por el trabajo, arrastrando las conciencias hacia el individualismo feroz. Este último cuarto de siglo viene siendo impensable en relación a todo lo que ocurrió y ocurre, solo Fidel pudo prever algo de esto. La cuestión, ahora, es que hacemos nosotros.