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Política
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Más del sesenta por ciento de los dólares que ingresan al país vía endeudamiento van a financiar la fuga de capitales. Se endeuda el Estado, se benefician los privados.

¿Quién lo hubiera dicho? En las últimas 72 horas el Banco Central desempeñó un papel crucial, cuando al intentar equilibrar el precio del dólar, volvió a intervenir fuertemente en el mercado cambiario, subiendo la tasa de interés ¿No era que el Bcra debía ser autónomo? ¿No era que el precio del dólar lo fija el mercado bajo un libre juego oferta-demanda?

La retórica liberal del gobierno buscó, desde un primer momento, despojar de atribuciones al Estado. El objetivo siempre fue opacar el verdadero carácter del Estado cuando es administrado por sus propios dueños y así mantener velada su composición de clase.

Sin embargo, las fuertes intervenciones del Bcra para contener las corridas de esta semana, desnudan una verdad evidente de nuestra época que ¡Oh casualidad! es la misma que observaron Marx y Engels, en febrero de 1848, cuando redactaron el Manifiesto Comunista: el Estado macrista es un comité que organiza y administra los negocios de la gran burguesía en el país.

Si las experiencias de gobiernos populares durante parte del siglo 20 o principios del siglo 21 en América Latina permitió matizar esta definición -temprana en el marxismo- sobre el carácter del Estado, lo cierto es que la contraofensiva neoliberal parece retrotraer el escenario a mediados del siglo 19. Ya no hay Metternichs ni Guizots ni zares pero hay Macris, Piñeras, Trumps y Macrones.

El volumen de la fuga de capitales en el contexto de la economía argentina, es una buena prueba para sostener esta querella.

Según estimaciones de observatorios de universidades públicas como la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav) o de la Universidad Metropolitana para el Trabajo y la Educación (Umet) y del Centro de Economía Política de Argentina (Cepa), la fuga de capitales en Argentina asciende, desde diciembre de 2015, a los 30 mil millones de dólares.

La profundización del endeudamiento y el crecimiento de la fuga de capitales, son dos caras de una moneda lanzada al aire en un momento en el que hasta EE.UU. cuida sus cuentas y eleva la tasa de interés.

El endeudamiento masivo externo en moneda extranjera, está destinado a cumplir con tres objetivos y necesidades de las clases dominantes: el giro de utilidades a las casas matrices de las multinacionales, la timba financiera y el sostenimiento del saqueo con dólares frescos, esto es, la financiación del déficit fiscal y comercial.

Estas tres metas del bloque de poder quedan confirmadas a partir de un informe del Observatorio de la Deuda Externa de la Umet. De los casi 133 mil millones de dólares de endeudamiento en el bienio 2015-2017, 108 los emitió el Tesoro Nacional y 76 fueron en moneda extranjera ¿Cuánto fue para fuga? Más de 82 mil millones dólares, es decir, el sesenta por ciento de las emisiones. El cuarenta por ciento restante se usó para estimular la timba financiera, para venta a ahorristas y para solventar los desequilibrios económicos del modelo.

Contexto internacional

Vale destacar que esta política se implementa en un contexto absolutamente desfavorable para tomar deuda en el mercado internacional. La suba de la tasa de interés por parte del Tesoro de EE.UU. es un verdadero problema, como también lo es el aumento del dólar y la inflación.

El encarecimiento del crédito parece ser un camino irreversible en el escenario internacional. El Deutsche Bank publicó un informe en el que anticipa que la tendencia es a un aumento de las tasas de interés en el mundo. Este banco augura que el rendimiento de los bonos yanquis a diez años, terminará en el 2018 a una tasa de 3,25 por ciento anual. Por su parte, los bonos emitidos por la Unión Europea tendrán un rendimiento de 1,25 puntos.

Este es un fenómeno que sin dudas despierta la preocupación del gabinete económico. Es que ante un mundo cada vez más proteccionista y con una tendencia constante al encarecimiento del crédito ¿cómo hará Argentina para hacerse de los dólares necesarios para sostener su economía?

La restricción externa es uno de los principales problemas de cualquier economía emergente o en vías de desarrollo, en el marco del capitalismo. El gobierno nacional agudizó este problema con la apertura de las importaciones y la reprimarización de la economía, en un contexto en el que comienzan a cerrarse las vías ortodoxas con las que esperaba financiarse: la exportación de productos agrícolas en el exterior y el endeudamiento.

Así las cosas, el gobierno no encuentra en EE.UU. el aliado económico que esperaba. Por el contrario, la administración Trump se ha vuelto un verdadero dolor de cabeza para el gabinete. Vale recordar los altos aranceles fijados a la importación de biocombustibles argentinos y la traba al ingreso de limones nacionales. Ahora se suman también nuevas barreras para la colocación de acero y aluminio, afectando así los intereses de Tenaris y Aluar.

Frente a este escenario, el gobierno permite que los dólares que ingresan al país se utilicen para girar utilidades al exterior y para estimular la bicicleta financiera. Que quede claro: los dólares que llegan a Argentina lo hacen para ello y, así, el gobierno contribuye al saqueo de la riqueza nacional impuesto por EE.UU. y las multinacionales con intereses en la región.

No hay equívocos ni erratas, la fuga de capitales y la timba no son consecuencias o daños colaterales: son la verdadera causa de los desequilibrios de una economía nacional diseñada para el ajuste.