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Sáb, Abr
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Boris Johnson en problemas y una amalgama de socialdemócratas que se disputan la supremacía. Mientras tanto más de la mitad de los británicos come salteado. Y en Irlanda del Norte ganó el Sinn Féin.

“Si bien las pérdidas de los conservadores en las elecciones locales fueron mayores de lo esperado, muchos millones de electores no confiaron en los laboristas con su voto de protesta contra la crisis del costo de vida y las desastrosas prioridades de Boris Johnson durante la epidemia de covid”, dijo el titular del Partido Comunista de Gran Bretaña (PCB), Robert Griffiths, a la hora de evaluar el resultado de las elecciones celebradas el jueves pasado en las que se votó a 146 representantes para consejos (el equivalente a concejales de nuestro país) en Inglaterra, 32 en Escocia y 22 de Gales.

Ese mismo día se llevaron a cabo las elecciones autonómicas de Irlanda del Norte, en las que Sinn Féin se alzó con la primera mayoría de la Asamblea Autónoma, por lo que Michelle O’Neill va a ocupar el puesto de Ministra Principal del Ejecutivo Autónomo, talo como lo establece lo dispuesto en el Acuerdo de Viernes Santo de 1998, que llevó la paz a este territorio.

Así las cosas, el resultado de Inglaterra, Gales y Escocia deja en buena posición a la alianza entre liberales y socialdemócratas (LibDems), pero también a los Verdes que “fueron los mayores ganadores”, de acuerdo a lo que asevera Griffiths quien también advierte sobre la pobre performance que tuvo el Partido Laborista “que bajo el deslucido liderazgo de Keir Starmer, no lograron avanzar en gran parte de Inglaterra”, donde dos tercios de sus tradicionales electores no los votaron.

Y, en este sentido, el secretario general del (PCB), sostuvo que esto se debe a la derechización del Partido Laborista “que saboteó la capacidad de campaña del partido, provocando que más de 150 mil miembros, muchos de ellos activistas, renunciaran”, tras lo que alertó que “ahora se va a intensificar la presión para que los laboristas celebren un pacto con los LibDems y los Verdes para las próximas elecciones generales”.

Y fue claro cuando hizo hincapié en que “esa alianza electoral sería un Caballo de Troya para que los fanáticos pro-UE vincularan a Gran Bretaña con las reglas del mercado único de la UE en lugar de utilizar el Brexit para abolir el IVA, la inversión directa de capital privado, apoyar a las empresas locales y revertir la privatización”.

Con este telón de fondo, un reciente informe elaborado por The Food Foundation, da cuenta de que como consecuencia de la profundización de la crisis por el incremento de la inflación de alimentos, los precios del gas y la electricidad, más del 57 por ciento de los hogares de Gran Bretaña no pueden acceder a cuatro comidas diarias. Esta cifra incluye a más de dos millones de niños que “corren un alto riesgo de sufrir enfermedades”.