En Grecia y Gran Bretaña los comunistas salen al cruce de la participación europea en el conflicto desatado en el Mar Rojo.
El domingo pasado en Salamina, sindicatos, organizaciones sociales y políticas llevaron a cabo una contundente movilización frente a la Estación Naval de la Armada griega donde se encuentra anclada la fragata Hydra, que es la que el gobierno destacó para enviar al Mar Rojo en el marco de la puesta en marcha de la misión Aspides.
Se trata de una misión naval en la que participan miembros de la Unión Europea, que está destinada a escoltar buques comerciales que navegan por el Mar Rojo, zona que durante los últimos dos meses fue escenario de enfrentamientos entre buques de guerra de EE.UU. y Gran Bretaña con fuerzas yemenitas hutíes que intentan dificultar la vía de navegación hacia Israel, como respuesta a la masacre que ese Estado perpetra en la Franja de Gaza.
Las marchas realizadas en Salamina contaron con una fuerte participación del Partido Comunista de Grecia (KKE), que repudiaron la actitud del gobierno presidido por Kyriákos Mitsotákis “de prestarse a participar en las misiones imperialistas de EE.UU., la Otan y la UE”, al tiempo que volvieron a exigir que se cierren las bases militares estadounidenses y de la Alianza Atlántica, que están establecidas en tierra helénica.
Por su parte, también en Gran Bretaña hubo movilizaciones en idéntica dirección y en ellas estuvieron los comunistas. En este marco, desde el PC británico, Ruth Styles denunció que mientras el premier Rishi Sunak “destina dinero para la guerra, no hay nada para los pobres” y añadió que “las potencias imperialistas occidentales deben detener los ataques contra los hutíes yemeníes al comercio marítimo con Israel, que buscan obligar al régimen israelí a poner fin a su guerra genocida contra el pueblo palestino”, pero asimismo el primer ministro Sunak “tiene que anteponer los intereses del pueblo a los de las grandes empresas y a financiar la guerra”.