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Dom, Abr
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El presidente del Partido Comunista Colombiano, Jaime Caycedo, advirtió sobre el pustch que está en marcha en su país, protagonizado por actores de la derecha local con fuertes lazos con la nueva ultraderecha transnacional.

“Hay que unir todas las fuerzas, todas las voluntades, todas las expectativas de cambio y todas las rebeldías en torno al gobierno Petro-Francia, en torno a la paz integral, en torno a la vida”, sostuvo el titular del Partido Comunista Colombiano (PCC), Jaime Caycedo, en un contexto en el que el presidente de Colombia, Gustavo Petro, volvió a insistir en que su gobierno es atacado “porque quieren derribarlo” con maniobras similares a las que se emplearon en Perú para acabar con la gestión que encabezaba Pedro Castillo.

Durante este mes en Colombia finaliza un año legislativo en el que la derecha manipuló al Parlamento con propósito de bloquear las reformas que impulsa el ejecutivo y, en ese camino, “la campaña de propaganda mediática, que es el papel de los grandes medios de comunicación, la postura de los gremios del gran capital y algunas encuestadoras, han desplegado la tarea de confusión en la opinión pública”, advirtió Caycedo.

Básicamente se trata del paquete de proyectos de ley que a poco de hacerse cargo del Palacio de Nariño, Petro envió al Congreso y que consiste en reformas al sistema jubilatorio y el de salud, así como una reforma laboral. En todos los casos, se persigue el fin de universalizar estos derechos.

Pero ante esto, el bloque de derecha política y social que actúa en Colombia cerró filas y comenzó una abierta campaña de desestabilización que busca llevarse puesto al actual gobierno. “Toda la alternativa que proponen es la permanencia del statu quo: las medidas neoliberales del orden laboral que han conducido a la precarización del trabajo, la desaparición del salario digno, la negación de la contratación colectiva, la prolongación arbitraria de la jornada de trabajo y la mezquindad con las horas extras”, señaló el presidente del PCC.

Tras lo que recalcó que “la espina dorsal del cambio es la reforma laboral que busca regular una parte sustantiva de las relaciones en la producción” y, de ahí, “la necesidad impostergable de un estatuto del trabajo justo, moderno, democrático en cuanto permite defender los derechos de las y los trabajadores y no únicamente los del capital”.

Y, sin dudarlo, hizo hincapié en que “la ultraderecha postula ante el gobierno del Pacto Histórico la desestabilización, la defenestración del presidente Petro y una forma de golpe de Estado encubierto en las formas y la retórica de ‘defensa de las instituciones’”, al tiempo que denunció que detrás de esta maniobra aparecen “fuertes baluartes del poder realmente existente: la nueva ultraderecha transnacional dirigida por Vox de España con vínculos en las derechas golpistas latinoamericanas y un sector del Partido Republicano de EE.UU.”.

Por lo que alertó que en Colombia está en marcha “una combinación de recursos híbridos en escalada” que van del boicot a las reformas y “los escándalos asistidos por estructuras de espionaje controladas por el uribismo y atrincheradas en el poder público”, hasta el intento de propiciar “una salida judicial con acusación al presidente de la República”. Y fue contundente cuando señaló que “estamos advertidos y dispuestos a enfrentar el desafío neofascista y neoparamilitar” con una respuesta “que es la movilización general del pueblo”.