Además del partido anfitrión, participaron representantes del PC de Argentina, el PCdoB y el PC Brasilero, los partidos comunistas de Bolivia, Colombia, Chile, Paraguay, Venezuela y Perú Patria Roja. El encuentro de partidos comunistas de Sudamérica emitió una declaración. Este es su texto.
En Montevideo en abril de 2019, los Partidos Comunistas de América del Sur, inspirados en las luchas de las/los comunistas suramericanos quienes se reunieron por primera vez en la Primera Conferencia de Partidos Comunistas Suramericanos de 1929, y proclamándonos sus continuadores y como “aquellos comunistas” herederos de los Pueblos Originarios, Artigas, Bolívar, Sucre, San Martín, Gaspar Rodriguez de Francia, Hidalgo, Miranda, O’Higgins y también de Mariátegui, Recabarren, Agosti, Ponce, Prestes, Arismendi, Allende, Chávez, Fidel y el Che Guevara, cuyos ejemplos de lucha nos inspiran, declaramos:
La coyuntura actual del mundo está marcada por la crisis general del capitalismo especulativo financiero, impulsado por los estados imperialistas generando un orden concentrado y excluyente, sostenido a través de guerras de rapiña, que pretenden apropiarse de los recursos naturales y el producto del trabajo de miles de millones de personas, impidiendo cualquier posibilidad de soberanía y desarrollo independiente. Esto se materializa con la imposición de mecanismos comerciales y financieros como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, entre otros, que aseguran el dominio mundial de sus empresas trasnacionales, quienes se apropian de los excedentes de los países menos desarrollados, insertándonos en la globalización de manera subordinada, perpetuando la primarización de nuestras economías, lo que genera además una desindustrialización del aparato productivo de nuestros países, depredan la naturaleza, amenazan la existencia del planeta y la sobrevivencia del ser humano.
En la región latinoamericana vivimos un peligroso proceso de retroceso político y social del campo popular, que ha permitido el retorno del neoliberalismo aún más agresivo que en etapas anteriores, como vemos en los gobiernos de Chile, Argentina y Paraguay. Incluso el surgimiento de gobiernos de ultraderecha como Brasil y Colombia, configurando todos ellos una contraofensiva imperialista y neocolonialista con las oligarquías locales al servicio del imperialismo norteamericano, y de errores y desaciertos de las fuerzas políticas de izquierda, populares y progresistas, los cuales debemos analizar críticamente para corregirlos y retomar la ofensiva.
Estos gobiernos y otros, nucleados en el Grupo de Lima, pretenden arrasar con los mecanismos de integración soberanos y complementarios, con la cooperación solidaria como objetivo, sustituyéndolos por meros acuerdos comerciales al servicio de las trasnacionales, como la propuesta de Prosur recientemente lanzada. Nos preocupa especialmente la liquidación de la Unasur, paralización de la Celac, así como el estancamiento de los espacios políticos del Mercosur y el retrotraimiento de la OEA al papel de simple ministerio de Colonias de los Estados Unidos, dirigido por Luis Almagro, devenido títere pro norteamericano, expulsado por unanimidad del Frente Amplio de Uruguay.
La actual situación y el breve tiempo en que la contraofensiva pro imperialista logró imponer retroceso a los pueblos requiere una valoración de las actuales luchas y un rápido accionar que construya una nueva correlación de fuerzas que permita al campo popular y los trabajadores en su conjunto, mantener los gobiernos (Bolivia y Uruguay) y recuperar (Argentina) retomando los proyectos de gobiernos democrático-populares para abrir perspectivas con horizontes socialistas.
Las y los comunistas suramericanos trabajaremos para superar la fragmentación existente, promoviendo la más amplia unidad de las fuerzas sociales y políticas para enfrentar al imperialismo y al neoliberalismo combatiendo el sectarismo y el dogmatismo, con ética y honradez en nuestros colectivos e individualmente. Reforzando nuestra identidad política y programática.
Nos comprometemos a establecer mecanismos de comunicación, y difusión de información entre nuestros partidos, para enfrentar las “fakenews” y habilitar un análisis de la realidad nacional en conjunto con la realidad regional, para actuar junto a las fuerzas populares, progresistas y democráticas y hacer frente al surgimiento de expresiones neo fascistas en Suramérica y la ofensiva neoliberal.
A nivel continental, la organización política más representativa de la izquierda regional, es sin dudas el Foro de Sao Paulo. Los comunistas suramericanos trabajaremos para el fortalecimiento de esta herramienta y su vinculación con las organizaciones sociales aliadas, en la conformación de un frente común contra el imperialismo, en defensa de la democracia y la paz. Formulado en el ámbito del FSP, el Consenso de Nuestra América es una contribución política programática para la acción conjunta de las fuerzas progresistas, populares y revolucionarias. Valoramos el Encuentro de Partidos Comunistas de América Latina y el Caribe y el Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros.
Las y los comunistas suramericanos consideramos la “América Nuestra” como una unidad, con las diferencias y singularidades entre países, pero nuestro camino es uno. Con Mariátegui aprendimos que “el socialismo no es ni calco ni copia, sino creación heroica”. El socialismo ni es un corsé ni es un calco, es una teoría y una práctica transformadora, pegadas a una realidad histórica.
En tal sentido reivindicamos:
-El derecho de cada país a elegir el sistema político y social que sus pueblos decidan, rechazando cualquier tipo de intervención que violente los principios de soberanía y no intervención consagrado en la Carta de las Naciones Unidas.
-Nuestro respaldo pleno a la Revolución Cubana, que trajo en la práctica la construcción del socialismo en la América Nuestra, bajo la guía de Fidel, Raúl, Vilma, Camilo y el Che y la nueva generación de revolucionarias y revolucionarios cubanos. Nuestro rechazo al criminal bloqueo y a la ley Helms-Burton, agudizada hoy por la aplicación del capítulo III de la norma.
-Respaldamos al pueblo y al Gobierno de la hermana República Bolivariana de Venezuela en su lucha por construir su propio camino soberano, así como condenamos tajantemente el bloqueo financiero, la guerra económica impuestos por Estados Unidos, sus aliados y la amenaza de intervención militar. Le entregamos nuestra más amplia solidaridad y buscaremos expresarla de maneras concretas y tangibles. Repudiamos totalmente los repetidos intentos golpistas de la derecha, hoy expresados en la modalidad de autoproclamar autoridades, como es hoy el caso de Juan Guaidó. Apoyamos el Mecanismo de Montevideo impulsado por los gobiernos de Bolivia, México, Uruguay y el Caricom que busca un diálogo sin condiciones que permita encontrar una salida en paz a la crisis.
-Respaldamos el actual proceso de cambio socio económico y político en Bolivia, que tiene el reto de su continuidad y profundización con medidas de contenido democrático, popular, antimperialista y antioligárquica, bajo el liderazgo del compañero presidente Evo Morales.
-Manifestamos nuestro respaldo al proceso de diálogo por la paz que promueve el Gobierno del Frente Sandinista en Nicaragua y rechazamos la violencia impulsada por el imperialismo y exercida por la derecha nicaragüense como mecanismo para dilucidar las diferencias políticas.
-Saludamos el triunfo en México de un gobierno progresista liderado por Morena -el partido de Manuel López Obrador-, que constituye una gran victoria para el pueblo de ese país que por fin logró imponer su voluntad, una importante derrota para el gobierno de Estados Unidos y un significativo aporte para el equilibrio de la correlación de fuerzas en la región.
-Exigimos al gobierno de Colombia el cumplimiento de los acuerdos de paz, el cese inmediato de la represión y asesinato de los activistas sociales y militantes revolucionarios, asi como el establecimiento de una paz duradera y con garantías.
-Seguimos con preocupación la situación de Brasil, donde es evidente la escalada autoritaria con la consolidación del golpe contra Dilma Rousseff y la llegada al gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro, acompañado de los sectores más conservadores de la sociedad brasileña, incluso de tendencias pro fascistas. Apoyamos la campaña “Lula libre” como elevada expresión de lucha en defensa de la democracia y los derechos del pueblo brasileño.
La experiencia del Frente Amplio de Uruguay de construcción de unidad en la diversidad hacia la conquista del cuarto gobierno consecutivo, debe ser valorada y estudiada en profundidad.
Desde este Encuentro de Partidos Comunistas Suramericanos llamamos a la conformación de un gran bloque político y social de los cambios, amplio, patriotico, antimperialista, antineoliberal, democrático, popular, en el que se reconozca la diferencia y las diversas pluralidades que expresan las luchas, para democratizar las relaciones económico-sociales y jurídico-institucionales, ampliando la participación efectiva del pueblo en los gobiernos populares y progresistas.
Por último, persistimos en el sueño de construir una Patria Grande, unida, soberana y prospera como la soñaron nuestros próceres. Para ello, debemos defender la democracia como herramienta para consolidar un continente de paz y justicia social en camino al socialismo.
La paz no es solamente una condición necesaria para la continuidad de la vida en la Tierra y un anhelo básico de todo ser humano, sino también para la construcción del socialismo por el cual luchamos las y los comunistas. La paz junto con la más amplia democracia y la erradicación de la impunidad garantizarán el presente y futuro de nuestros pueblos en donde podamos conquistar más derechos para todas y todos, especialmente los derechos de quienes crean la riqueza: los trabajadores.
Como bien manifestaba Rodney Arismedi en “Problemas de la Revolución Continental”, “la diversidad es manifestación múltiple de la Unidad…la Unidad de la Revolución latinoamericana no excluye, sino que implica la diversidad de los procesos nacionales, la riqueza de la táctica, el ritmo distinto de los desarrollos, la intensidad variada de la lucha de clases, la gama infinita de los episodios políticos… pero entendemos por tal una sola revolución latinoamericana”.