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Sáb, Abr
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En esta columna, desde el Partido Comunista del Chaco, Rubén Billa, reflexiona sobre las enseñanzas que puede dejar el proceso que llevó a Javier Milei a La Rosada, pero también acerca de los caminos que se deben transitar para revertir la actual situación.

Por su propia naturaleza los jóvenes son rebeldes y transgresores. La rebeldía está motivada por la necesidad de encontrar un espacio dentro de la sociedad, que siempre limita de alguna manera su ingreso e integración.

En las décadas de los 60 y 70 esa rebeldía se expresó contra un sistema autoritario y excluyente. A nivel internacional, en contra de la guerra de Vietnam y de otras formas de opresión que existían en el mundo, dando nacimiento al movimiento Hippie.

Básicamente la rebeldía lo es contra un modelo de sociedad que los excluye. Y al votar lo hacen contra ese estado de cosas.  También contribuye en su decisión, aquello que vislumbran como desacertado, reaccionan contra todo tipo de privilegios.

En general no realizan una evaluación histórica, por ejemplo que este candidato plantee las privatizaciones y apertura de la economía que ya fracasaron en el pasado.

La perspectiva que le daba Unión por la Patria (UP) era sombría, porque la experiencia que vivían era decepcionante. Querían un cambio, no importa cuál, ni importaba que la alternativa fuere peor.  Es más fácil votar en contra, que a favor de…

Dentro de los partidos integrantes de UP no existía un trabajo direccionado hacia la juventud. Y no es suficiente otorgar planes para los estudiantes secundarios, ni es suficiente que aprueben las materias sin estudiar y aprender.  No resulta suficiente crear decenas de universidades y dicho sea de paso, con un nivel académico bastante pobre.

Y más grave aún, sin desarrollar una política dentro de los centros de estudiantes.

A modo de ejemplo: en la Universidad Nacional del Chaco Austral -en la localidad chaqueña de Sáenz Peña- de reciente creación, donde el rectorado responde al peronismo, se han designado a profesores de dudoso nivel académico y sin trayectoria importante, y el centro de estudiantes es manejado por Franja Morada, que ganó las elecciones con el 73 por ciento de los votos.

En otro orden de cosas, creo que la aceptación y ratificación de la deuda con el FMI condicionó la política del gobierno de Alberto-Cristina-Massa.

Porque quedamos encorsetados en una dirección ruinosa para los intereses del país y del pueblo.

Al haber aceptado a ese patrón, no quedaban alternativas que no fuere la profundización de la miseria y lo único que se puede discutir son las formas en que se empobrecería al pueblo, si era en forma de shock o progresiva.

Si el resultado electoral hubiere sido favorable a Massa, el ajuste se había producido igualmente. Resta ahora proyectar cuál es la fuerza política en la que debemos agruparnos para derrotar al proyecto reaccionario y profascista.

Si insistimos con la idea de agruparnos en torno a UP, a la CGT, seguramente desembocaremos en el mismo lugar que acabamos de terminar: en el mismo modelo de resignación, de apatía y conciliación con el enemigo y repetiremos las frustraciones lógicas de aceptar la hegemonía de un modelo que ya demostró reiteradamente su fracaso.

No se trata de marchar solos, de crear un frente puro e inmaculado, sino de generar una alianza, un frente nacional con autonomía y fuerza suficiente, para coordinar las luchas con todos los sectores, incluso con la CGT y UP, pero con independencia.