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Y sin dudas es de lucha. Hacia fines de 1999 fue escenario de una notable página de resistencia al neoliberalismo en la Facultad de Humanidades. “Ahora debemos defender nuevamente a la educación pública y gratuita”, dijo ante la marcha de mañana, Gabriela Tabares, una de las protagonistas de aquella toma que fue brutalmente reprimida.

El menemato y su saga, La Alianza, dejaron a lo largo de una década un reguero de ignominia que todavía pagamos los argentinos, pero también muchas de las mejores páginas de la resistencia popular en las que se delinean hitos como Cutral-Có, Mosconi y también aquel que protagonizaron en el campus de la Facultad de Humanidades de la Unne un grupo de docentes y estudiantes de varias carreras que, durante quince días, mantuvieron una toma del predio para protestar contra la decisión del Consejo Directivo de la Facultad de suspender la inscripción para el ciclo 1999 del Profesorado en Educación Pre-elemental, lo que en la práctica representaba el cierre de la carrera destinada a formar docentes para los jardines de infantes.

El clima en el país y particularmente en la región estaba enrarecido. De esto se daría cuenta cuando, pocos días después, el por entonces flamante gobierno encabezado por Fernando de la Rúa debutaba con una feroz represión en el Puente General Manuel Belgrano, en el que fueron asesinados dos manifestantes y otro medio centenar de personas resultaron detenidas.

Pero apenas comenzado diciembre de ese año, el juez federal Carlos Skidel ordenó sacar a los estudiantes del campus y, entonces, personal de Gendarmería rompió el cordón humano que habían formado padres de alumnos, docentes, referentes sindicales y algún que otro legislador, para entrar por la fuerza en el edificio académico para llevarse a la rastra a medio centenar de estudiantes que fueron detenidos en la sede del Escuadrón 51 de Resistencia de esa fuerza federal.

Este hecho forma parte de la historia de la Unne, pero también de la lucha del movimiento estudiantil argentino, al tiempo que permite establecer un claro hilo conductor entre aquel período y el actual en el que de manera bastante recargada, se ven reverdecer idénticas políticas esta vez de la mano de la Presidencia Milei, también en aquello inherente al intento de destrucción del sistema de educación público, universal y gratuito.

Gabriela Tabares es profesora especialista en análisis e intervención institucional y reside en Chaco donde ejerce en el nivel secundario, pero durante el ocaso del siglo 20, era una de las jóvenes militantes comunistas que participaron de la toma llevada a cabo en Humanidades donde era consejera académica.

“Veníamos de la aprobación de la Ley de Educación Superior y ya comenzábamos a ver, entre otros cambios, que aparecían los posgrados pagos y el detonante fue el cierre de una carrera”, recuerda y advierte que “lo que está pasando ahora es como volver a ver esa historia, no me sorprende, lamentable y tristemente, pero debemos salir a defender nuevamente a la educación pública y gratuita, porque en la universidad tiene que estar todo el pueblo representado”.

Actualmente Gabriela Tabares es profesora de quinto año del nivel secundario y alerta que un número importante de pibes “ve como muy alejada la posibilidad de ir a la universidad”, ya que por las actuales condiciones “el acceso al nivel terciario de educación y, más aún, a una carrera universitaria, “deja de ser una opción y lo ven como algo que parece reservado para algunos de una clase con ingresos superiores a los de la mayoría”.

Casi un cuarto de siglo después, siguen frescos los recuerdos de aquella jornada en la un gobierno de signo neoliberal, violentó la autonomía universitaria. Pero también lo está el espíritu de lucha de aquella comunidad educativa de la Unne, que se plantó y resistió. “Fueron muchos días de toma, hasta que durante el último apareció la Gendarmería, nos dijo que tenían la orden de desalojarnos, hicieron un triángulo se nos vinieron encima y lo hicieron sin piedad, ingresando y rompiendo las puertas de vidrio, mientras nosotros nos sentamos dentro de la facultad y de a uno nos fueron arrastrando”, recuerda Gabriela Tabares y con cierto dejo de amargura, reflexiona que este verdadero hito de resistencia estudiantil es un episodio que “hoy los chicos ven como algo muy ajeno”.

¿Pero acaso lo es? En 1999 uno de los detonantes de la lucha que llevó a la toma de la Facultad de Humanidades, tuvo que ver con el intento de arancelamiento y, veinticinco años más tarde, desde La Rosada se intenta avanzar en idéntico sentido, en un sendero que tiene su primer paso en el desfinanciamiento del sistema público, universal y gratuito y el modelo que presentan bajo el rimbombante título de Voucher Educativo.

“Esto representa volver a ese mismo prototipo de sistema educativo basado en la exclusión, que se pretende implementar entre otras cosas por medio del arancelamiento, algo que también pasa en el sistema sanitario que es otro de los pilares de un Estado que caracteriza desde hace muchos años a nuestro país donde, hay que decirlo, tenemos un sistema educativo público, universal y gratuito de excelencia”.

Aunque ahora, la cosa parece presentarse peor todavía. “Este modelo se está repitiendo y lo que me da un poco de miedo es que ahora está derecha pisa más fuerte, incluso, que en esos años de 1999, porque ya tuvieron la experiencia con Mauricio Macri y ahora están fortalecidos para hacer más tajantes en sus decisiones”. Pero, asimismo, porque “por otra parte veo que la población parece como más tranquila, incluso hay una gran parte que se muestra esperanzada en que todas estas cosas horribles tengan que suceder para que algo cambie con un sentido positivo”, lamentó.

Y, pese a esto, Gabriela Tabares, se mostró optimista al señalar que de todos modos comienzan a presentarse intentos sólidos por reagrupar la resistencia. “Algo está comenzando a crecer”, recalcó y añadió que “esto es algo que aquí en el Chaco se vio en la marcha del 8 de marzo que fue impresionante, antes se había notado durante la jornada de paro del 24 de enero y también se vio en la del 24 de marzo”.

Por eso, insistió con que “ahora se está dando mucha máquina a la jornada de mañana que crece, pese a que desde los medios hegemónicos se pretende embarrar la cancha diciendo de que hubo un arreglo con el gobierno”.

Pero “la buena noticia es que se nota que, desde abajo, comienza a moverse algo, lo vemos en el Partido, en nuestro local donde se acercan los nietos de los camaradas más veteranos, hay interés y tenemos un partido de puertas abiertas al que se acerca todo el mundo, entonces podemos reflexionar y pensar en los factores comunes que aparecen entre aquellas luchas y estas que nos toca librar en estos días”.

De ahí que, sin dudarlo, Gabriela Tabares, haga hincapié en que no deja de ser optimista. “Siempre lo soy, porque creo que mantenemos nuestra postura e ideales”, por eso “agradezco ser comunista, por el hecho de que tengo bien formados mis cimientos y eso hace a que se pueda hablar con claridad y aplomo para intercambiar ideas”, pero asimismo “para apostar a la unión, por supuesto, menos con fascistas”.