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Sáb, Abr
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Política
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El gobernador Mariano Arcioni dio marcha atrás con el Proyecto de Ley de Zonificación Minera y convocó a una consulta popular para definir en qué dirección se avanza con la normativa que debe regir a esta actividad.

“Es un día histórico en Chubut”, recalcó el MTL de esta provincia, tras lo que hizo hincapié en que “el pueblo movilizado logró la derogación de la Ley de Zonificación Minera”. Y así fue. Es que a menos de una semana de que la Legislatura sancionara favorablemente e proyecto que autorizaba la exploración minera -sin utilización de cianuro- en la meseta central chubutense, la presión popular hizo que ese mismo cuerpo votara otra iniciativa por la que el gobernador, Mariano Arcioni, proponía su derogación.

El proyecto de Arcioni retrocede en chancletas respecto a su iniciativa anterior, pero asimismo propone que se convoque, dentro de los próximos 180 días, a un plebiscito que confirme o rectifique la rezonificación que pretendió habilitar la minería metalífera química de plata, cobre y plomo en zonas como Telsen y Gastre.

En este punto es preciso recordar que la resistencia popular a la megaminería, no es para nada nueva en Chubut. Ya durante 2001, en Esquel, comenzó un momento de profunda movilización para rechazar el intento emplazar en esta localidad cordillerana un yacimiento de oro y plata.

Ese año se supo que la multinacional Meridian Gold, había comprado la mina que se ubicaba a sólo diez kilómetros de Esquel, cuyo intendente Rafael Williams, apuraba abiertamente la puesta en marcha de la explotación, tal como desde Rawson lo hacía el entonces gobernador, José Luis Lizurume.

Esa vez, las primeras voces de alerta se alzaron desde la población mapuche Huisca Antieco, que denunció que la multinacional se había metido de prepo adentro de su territorio. Más de veinte años después, este hecho explica, al menos en parte, el encono que todavía hoy se expresa desde la clase capitalista que actúa en la región contra esta comunidad.

 

¿Qué se puede hacer?

 

En este contexto, la situación se saldó con una consulta popular en la que, el 23 de marzo de 2002, el 81 por ciento de quienes votaron le cerró la puerta a la Meridian Gold. Pero también fue el punto de partida desde donde se construyó la Ley 5001 que prohíbe la actividad de este tipo en toda la provincia, al tiempo que se confeccionó un importante entramado de asambleas integradas por pobladores preocupados por el medioambiente.

Paradójicamente, por lo menos de algún modo, la llegada de Arcioni a la Gobernación es heredera de ese momento en el que, mayoritariamente, los chubutenses le dijeron no a la minería. Por eso no sorprende que cuando fue diputado y durante la campaña en que se postuló a gobernador, siempre recalcara que jamás habilitaría la minería, pero a poco de rodar su mandato, envió al Parlamento el proyecto que encendió la chispa de todo lo que pasó en las principales ciudades chubutenses durante las últimas dos semanas ¿Pero por qué hizo esto?

Está claro que la magaminería es una industria imbricada con el capital financiero global y que posee una importante capacidad de lobby, más aún si el que se sienta del otro lado de la mesa es un Gobierno que, por problemas heredados y errores propios, atraviesa por una situación financiera complicada.

Este es el caso de Chubut donde la cosa venía mal y, encima, durante 2016 el entonces gobernador Mario Das Neves, compró la solución a los problemas financieros que pregonaba la Presidencia Macri y emitió deuda a lo pavote por setecientos millones de dólares.

Y como no podía ser de otra manera, a la vuelta de la esquina, cuando ya había fallecido Das Neves, ya como gobernador, Arcioni se encontró con un paquete impagable porque como consecuencia de decisiones tomadas por el Gobierno Cambiemos y su Banco Central, los intereses de esa deuda se habían multiplicado por veinte ¡Y todo en dólares!

¿Fue esta urgencia que tiene el Estado provincial lo que llevó a que Arcioni intentara avanzar con el Proyecto de Ley de Zonificación Minera? Difícil saberlo, pero lo que sí está claro es que algo de las características de esas urgencias, pero también del diseño de la solución que encontró Arcioni, actúan en espejo con las que - ahora mismo - tiene el Estado nacional a raíz de la deuda con el FMI y la salida que pretende instrumentar por medio de una matriz exportadora (Ver Ya pasó lo peor…se vienen lo más difícil , ¡Aguante Corelandia! y Lecciones de Syntagma para Plaza de Mayo).

Es evidente que todo emprendimiento minero que se desarrolle va a tener un impacto sobre el medioambiente, pero también lo es que toda la actividad humana lo modifica: esto es lo que hace la cultura cuando interviene sobre el universo natural.

Y, asimismo, que entre la demonización y la aceptación de esta actividad a cualquier costo medioambiental, hay un recorrido que debe hacerse y en el que es preciso que sean escuchados y tengan capacidad de decisión, antes que nadie, los pobladores de las zonas involucradas y sus organizaciones sociales y comunitarias.

Pero también es relevante el aporte que puedan hacer los trabajadores del sector, como el que hizo la Asijemin, Profesional y Técnico de la Actividad Minera Argentina, por medio del proyecto de Ley Nacional de Minería que tiene un contexto interesante en el Plan Estratégico para el Desarrollo Minero Argentino, en el que viene trabajando este sindicato con el Gobierno nacional. Ahí se prevé un abordaje para esta actividad durante las próximas tres décadas, así como objetivos para el período que va hasta 2023, lo que contacta con el Plan Plurianual que en el que trabaja La Rosada.