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Desde el Partido Comunista Japonés se advierte sobre la escalada belicista que encabeza el primer ministro, Fumio Kishida. “Pretende que Japón adquiera la capacidad de atacar bases enemigas y la expansión sin precedentes de su poder militar”, recalcó su presidente, Shii Kazuo.

El presidente del Partido Comunista Japonés (PCJ), Shii Kazuo, advirtió que en ese país, la sociedad no va a aceptar la transformación de la política de seguridad que impone el primer ministro, Fumio Kishida, y cuestionó que el premier no ofrezca “ninguna explicación convincente al respecto”, ya que “la idea de Kishida implica adquirir la capacidad de atacar bases enemigas y la expansión sin precedentes del poder militar de Japón”.

La postura del PCJ es justificada. En diciembre pasado, el propio Kishida anunció que su país va a duplicar su gasto militar durante los próximos cinco años y, en este sentido, señaló que “se dotará de los medios de defensa necesarios para atacar bases militares enemigas y aumentará sus capacidades para la guerra cibernética”.

Y la semana pasada, el viceministro de Relaciones Exteriores de Japón, Mori Takeo, suscribió con la vicesecretaria de Estado de EE.UU., Wendy Sherman, y el viceministro de Relaciones Exteriores de Corea del Sur, Cho Hyun-dong, un encuentro en el que se consolidó la conformación de un bloque que explícitamente plantea una hipótesis de conflicto con la República Popular Democrática de Corea y la República Popular China (RPCh).

Ahí Sherman dijo que es preciso “mantenernos unidos para disuadir a Corea del Norte, para que abandone su programa de armas nucleares” y, en consonancia, Mori recalcó que para eso “los esfuerzos concertados de la comunidad internacional son fundamentales”.

Cabe recordar que de acuerdo a la información oficial del Departamento de Estado estadounidense, Washington posee 3.750 ojivas nucleares en su arsenal y dos mil más que espera desmantelar, pero que siguen operativas. Y que el único país que utilizó bombas atómicas contra población civil, fue precisamente EE.UU. y lo hizo contra Japón, una en Nagasaki y otra en Hiroshima donde ocho años después de la masacre nació el actual premier, Fumio Kishida.

 

Las preocupaciones de Kishida

 

Precisamente, en este contexto, Kishida lamentó que “desafortunadamente, en las cercanías de nuestro país, hay países que llevan a cabo actividades como el aumento de la capacidad nuclear, una rápida acumulación de poder militar y un intento unilateral de cambiar el statu quo por la fuerza”.

Los dichos del premier apuntan contra Pionyang, pero antes de preocuparse por lo que pasa “en las cercanías de nuestro país”, debería hacerlo por lo que ocurre dentro de Japón, donde EE.UU. mantiene una ocupación militar desde 1945. Actualmente son 57.300 los militares activos en 120 bases que las Fuerzas Armadas estadounidenses poseen en Japón.

Así las cosas, el rearme que Washington fomenta a partir del Eje Tokio-Seúl, se inscribe en un planteo geoestratégico que excede a la región. Hace pocos días, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, se rasgó las vestiduras cuando en declaraciones a la cadena CBS News sostuvo que hay empresas chinas que brindan “apoyo no letal” a Rusia, tras lo que especuló con que Beijing podría brindar “apoyo letal”, algo que calificó como “una escalada de graves consecuencias” para la RPCh.

Pero nada dijo del armamento letal que EE.UU. brinda desde hace más de un año al régimen de Kiev, ni sobre el anuncio que hizo ayer Joseph Biden cuando realizó una visita sorpresa a Kiev, para entrevistarse con Volodimir Zelenski a quien le prometió un nuevo aporte bélico que, esta vez, consiste en quinientos millones de dólares que incluye equipo militar, municiones de artillería, obuses y misiles Javelin.

La preocupación estadounidense para involucrar a la RPCh con la situación que se vive en el Donbass no es nueva y responde a los intereses geoestratégicos, geopolíticos y geoeconómicos que la Casa Blanca intenta imponer a escala planetaria.

Horadar cualquier posibilidad de que se fortalezca un bloque entre la RPCh y Rusia es prioritario para EE.UU. Pero también lo es hostigar a Beijín y, en esto, el fogoneo del quintacolumnismo entre la etnia uigur y en Hong Kong, constituyen una parte del esfuerzo estadounidense, que tiene su expresión abierta en la hipótesis de conflicto que Washington promueve en el Mar de la China Meridional y mediante su apoyo a Taiwan.

Pero también con la consolidación del Acuerdo Aukus que busca una mayor coordinación militar entre Australia, Gran Bretaña y EE.UU. en pos de cercar la zona de influencia de la RPCh en la cuenca Asia-Pacífico. Este acuerdo fue definido por la RPCh como un riesgo para la seguridad de la región del Indopacífico, algo que reafirmó el portavoz de su Ministerio de Relaciones Exteriores, Zhao Lijian, quien advirtió que “el pacto muestra cómo estos países utilizan las exportaciones nucleares como herramienta geopolítica” y sin dudarlo tildó al acuerdo como “extremadamente irresponsable”, tras lo que instó a sus actores a “abandonar su mentalidad de guerra fría y hacer más para contribuir a la paz y la estabilidad”.