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Los partidos de Ecuador y México se pronunciaron sobre este hecho y acerca de la crisis diplomática que envuelve a ambos países como consecuencia de la decisión del presidente Daniel Noboa.

El Partido Comunista de México y el Partido Comunista de Ecuador se pronunciaron sobre la crisis diplomática que envuelve a ambos países, como consecuencia del asalto a la Embajada mexicana en Quito que dispuso el presidente Daniel Noboa para secuestrar al ex vicepresidente Jorge Glas, durante la madrugada del pasado sábado.

“La orden del Presidente Noboa de irrumpir policialmente en la Embajada de México es algo inaceptable y violatorio de la normatividad diplomática”, señalaron y coincidieron en condenar esa decisión del gobierno del Ecuador, en tanto que el PC de México expresó su solidaridad con su par ecuatoriano y con “la clase obrera, campesinos, pueblos indígenas, jóvenes y estudiantes que enfrentan las medidas antiobreras y antipopulares del gobierno de Noboa”, así como “una creciente ola de violencia por parte de la delincuencia organizada”.

Por otra parte, ambas fuerzas políticas se pronunciaron “contra el surgimiento del chauvinismo y del nacionalismo reaccionario que pretende el enfrentamiento entre ambos pueblos”, al tiempo que aclararon que “aquí hay responsabilidad de los Estados burgueses, que están disociados de los intereses de los trabajadores” que, hicieron hincapié, “tienen el mismo interés inmediato e histórico: luchar contra la explotación, derrocar el capitalismo y construir la nueva sociedad comunista, el poder obrero, por lo que no admitimos nada que lleve a nuestra división”.

Como se recordará, durante la madrugada del sábado, miembros del Bloque de Seguridad que integran personal de Policía y el Ejército de Ecuador, ingresaron por la fuerza a la sede diplomática México en Quito con el objetivo de detener al ex vicepresidente Glas, que estaba alojado ahí después de que México anunciara que le daba asilo diplomático.

Este gravísimo hecho es violatorio de convenciones suscriptas por el Estado ecuatoriano, pero también los Derechos Humanos de cuerpo diplomático y del propio Glas, por lo que coloca al régimen encabezado por Noboa al margen de elementales normas de convivencia internacional, al vulnerar el artículo 29 de la Convención de Viena sobre delegaciones diplomáticas.