Para que Turquía no vete el ingreso de Suecia y Finlandia a la Otan, sus gobiernos le abrieron la puerta a la extradición de refugiados políticos.
“El acuerdo turco-sueco ilustra, una vez más, la verdadera naturaleza de los socialdemócratas”, denunció el Partido Comunista de Suecia (PCS) al poner negro sobre blanco respecto a la negociación que se esconde detrás de la luz verde que enciende Ankara para que Suecia obtenga la membresía que habilite su ingreso a la Otan.
Como se recordará la entrada de Finlandia y Suecia a la Alianza Atlántica se potenció, a instancias de EE.UU., a partir del inicio de la operación militar especial de Rusia en el Donbass. Pero en ambos casos, en principio, Turquía se opuso al otorgamiento de esas membresías.
Su presidente, Recep Tayyip Erdoğan, aclaró que iba a vetar la solicitud si Estocolmo y Helsinki no mejoran “la cooperación en la lucha contra el terrorismo, la delincuencia organizada y otros retos comunes”, lo que traducido al castellano quiere decir que lo que pide es que considere como organizaciones terroristas al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y al Movimiento de Gülen (Fetö, por sus siglas en turco), fuerzas que tras aliada del esquema político que preside Erdogan, hoy lo enfrenta.
Con este telón de fondo y con el aval que le brindó la reciente cumbre de la Otan celebrada en Madrid, Erdogan se reunió con el premier finés, Sauli Niinistö, y su par de Suecia, la socialdemócrata Magdalena Andersson, que se comprometieron a “no prestar apoyo” a PKK, Fetö y los sectores que los apoyan en Suecia y Finlandia.
“Apenas unas horas después de que los gobiernos de Suecia y Turquía llegaran a su deplorable acuerdo sobre la solicitud de ingreso de Suecia en la Otan, Turquía ha solicitado la extradición de personas que viven en Suecia con estatus de refugiado, las cuales han huido de la brutal represión en Turquía”, advirtió el PCS.
Tras lo que hizo hincapié en que “en su afán por unirse a la Otan, la burguesía sueca abandona todo lo que pueda llamarse derechos humanos, el gobierno sueco acepta la causa de Turquía como propia” y aclaró que “aquellos a quienes el gobierno turco llama terroristas, el gobierno sueco también los llamará terroristas y cooperará contra ellos”.
Asimismo, recalcó que “no nos sorprende que estas sean las profundidades a las que se ha hundido el Partido Socialdemócrata Sueco en la búsqueda de la membresía sueca en la Otan”, ya que “los socialdemócratas han pasado de fingir ser escépticos ante la entrada en la Otan, a hacer todo lo necesario para fortalecer la competitividad del capital monopolista sueco y asegurarle nuevos mercados, entre los que destacan los mercados de exportación de armas”.
Y destaca que el acuerdo celebrado entre Suecia y Turquía, “revela una vez más que la participación en alianzas imperialistas constituye una amenaza contra los derechos democráticos de los pueblos, derechos que sólo pueden ser reivindicados a través de la lucha por el socialismo”.