“Exigimos paz y seguridad en las calles para la clase trabajadora” reclamó el Partido Comunista de Estados Unidos ante la decisión de Donald Trump de usar tropas de la Infantería de Marina para reprimir las protestas populares que tienen lugar en Los Ángeles contra la política migratoria que el presidente estadounidense impone en el marco del Make America Great Again.
El Partido Comunista de Estados Unidos (PCUsa), hizo pública su condena a “la violencia ordenada por Trump en Los Ángeles”, ciudad donde desde el domingo pasado se vienen profundizando multitudinarias protestas que se focalizan, fundamentalmente, contra las crecientes detenciones y deportaciones que se perpetran en el contexto de la política migratoria que el presidente estadounidense impone en el marco del Make America Great Again (Maga).
Cabe mencionar que el movimiento Maga, es el que le brinda una suerte de marco ideológico-cultural a Donald Trump para avanzar en la aplicación de medidas que, entre otras cosas, imponen una transferencia de recursos hacia los sectores más concentrados del universo del capital. En ese contexto los ultrarricos fueron beneficiados por una exención fiscal de alrededor de setenta mil millones de dólares, una cifra llamativamente similar a la que fue recortada de programas sociales que estaban destinados a los sectores más vulnerables.
En sintonía con todo esto, una cantidad superior a las dieciséis millones de personas, perdieron la cobertura médica que tenían, lo que también trae aparejada la pérdida de 850 mil empleos a raíz del desmantelamiento de los servicios, al tiempo que cerca de once millones de personas pierden la asistencia nutricional que venían recibiendo y esto incluye a más de tres millones de pibes.
En este escenario, desde hace varios meses, fuerzas federales vienen llevando a cabo una verdadera cacería de personas inmigrantes, sobre todo, en las principales ciudades del país donde se establece un verdadero régimen de terror porque el procedimiento es drásticamente sencillo: a las redadas les sigue la separación de las familias, el confinamiento de quienes fueron capturados y la deportación que puede ser a sus países de origen o a centros de detención ubicados en terceros estados.
La cosa es clara. Trump anunció públicamente que se propone echar de EE.UU., al menos, a un millón de personas por año y todo este cóctel acabó reventando durante el fin de semana pasado en Los Ángeles, que con unos cuatro millones de personas es la segunda ciudad más poblada del país. De ellas, alrededor de la mitad son lo que los estadounidenses denominan “latinos”.
La intensidad de la protesta venía escalando y sin consultar con el gobernador ni con la alcaldesa, los demócratas Gavin Newsom y Karen Bass, Trump envió tropas federales lo que provocó una situación que ambos coincidieron en señalar como una “crisis política e institucional”. Con este telón de fondo, se agudizó la represión: ya hay más de un centenar de detenidos, en tanto que organismos de Derechos Humanos denuncian que las fuerzas federales echan mano a “un uso desproporcionado de la fuerza”, ya que entre otras cosas, se verificó que emplean balas de goma y granadas de gases. Ayer lunes, también hubo protestas en San Francisco y en algunas ciudades de la costa este, aunque en estos casos fueron de menor intensidad.
En este marco, entre los detenidos está el titular del Service Employees International Union California (Seiu), David Huerta. El Seiu es una central sindical que agrupa a algo así como 750 mil trabajadores de California.
Vale señalar que el Producto Interno Bruto de California asciende a alrededor de 4.10 billones de dólares, esto es el catorce por ciento del PIB nacional estadounidense. Y también resulta prudente citar que California es el estado que posee la mayor economía de EE.UU. y que, de acuerdo a datos oficiales de 2024, por su PBI es la cuarta economía más grande del mundo.
Paz para la clase trabajadora
“Exigimos paz y seguridad en las calles para la clase trabajadora”, reclamó el PCUsa pero también demandó “el fin de las deportaciones masivas y el odio antimigrante y racista que caracterizan la agenda de Trump”, al tiempo que condenó el uso de la Guardia Nacional militarizada y el despliegue de la Infantería de Marina que sobre Los Ángeles dispuso Washington.
Asimismo, en la misma dirección repudió “la amenaza de usar más fuerza militar para reprimir a la resistencia popular” que hizo el propio Trump, así como “la detención de inmigrantes en las calles, sus lugares de trabajo, sus audiencias en los tribunales de inmigración y hasta en hospitales donde van a atenderse por problemas de salud”.
Y, ante este panorama, el PCUsa hizo hincapié en que “nuestra nación no puede seguir siendo un lugar donde padres y madres desaparecen y nunca regresan con sus hijos”, ni tampoco “puede seguir sumida en la anarquía liderada por Trump, donde el Poder Judicial y las armas militares del gobierno se utilizan para incitar el miedo en los trabajadores y los inmigrantes que viven sus vidas en Estados Unidos”.
Así las cosas destacó que “la resistencia está activa en Los Ángeles contra Donald Trump y la agenda Maga”, mientras que advirtió que aunque por estos días el presidente estadounidense centra sus ataques contra las personas inmigrantes, “también se centra en las ciudades lideradas por afrodescendientes, atacando a la alcaldesa Karen Bass”, pero también a otros como el de Newark, Ras Baraka, y el de Chicago, Brandon Johnson.
“El eje central de las acciones de Trump es violento y racista”, denuncia el PCUsa y puntualiza que “está diseñado para incitar puntos de conflicto que justificarían más despliegues de la Guardia Nacional y tropas estadounidenses”, por lo que instó a no caer en provocaciones. Y fue claro al repudiar “el uso de personas anónimas, sin uniformes ni identificación, para separar a las personas de sus hijos en la calle y desaparecerlos, dejándolos solos y separados de sus cuidadores”, una práctica que no duda en calificar como “inhumana e injusta”.
El Partido Comunista de los Estados Unidos también remarcó en su comunicado que “inundar a Los Ángeles con la Guardia Nacional y el ejército regular para detener una ‘invasión’ ficticia de migrantes, es una imposición racista de poder en un Estado que tiene una gran economía y que no es ‘leal’ a Trump, al no haber votado por él en las elecciones presidenciales”. En este sentido advierte: “hoy es Los Ángeles, pero si Trump se sale con la suya en Los Ángeles, ¿qué lo detendrá en el resto del país?”.
Por otra parte, el PCUsa exigió que se libere inmediatamente a Huerta y “a todos aquellos detenidos por observar o protestar contra las acciones de la policía”, fuerza que “vuelve a quedar expuesta como servidora de los mismos amos a los que sirvieron durante los días de la esclavitud: los racistas y los explotadores en el poder”.