El pasado sábado 7 de junio el senador colombiano por el partido de ultraderecha Centro Democrático y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, fue víctima de un grave atentado en el que recibió tres impactos de bala. Esto ocurrió durante un acto público, mientras pronunciaba un discurso, a plena luz del día en un barrio al occidente de Bogotá. El analista político y militante del Partido Comunista Colombiano en Argentina Fernando Torres Padilla, pone en contexto este hecho para Nuestra Propuesta.
En el acto, Miguel Uribe se refirió a su postura en favor del porte legal de armas por parte de los ciudadanos, tan solo minutos antes de ser rodeado, apuntado y gatillado desde la espalda por una de las personas que allí se encontraba.
El Senador cayó inconsciente tras recibir un disparo en el cuerpo y dos en la cabeza. Fue auxiliado por su personal de seguridad y llevado rápidamente en ambulancia a una clínica cercana para ser después trasladado a la Fundación Santa Fe, donde ha recibido múltiples intervenciones quirúrgicas.
Trayectoria política y legado familiar de Miguel Uribe Turbay
Miguel Uribe Turbay, de 39 años, nació el 28 de enero de 1986 en la ciudad de Bogotá. Es abogado especializado en administración pública. Su carrera política comenzó en las filas del Partido Liberal ocupando una curul en el Concejo de Bogotá entre 2012 y 2015, entidad que además presidió en 2014. En 2016 fué designado secretario de Gobierno de la ciudad por Enrique Peñalosa y desde el 20 de julio de 2022, ejerce como Senador por el Centro Democrático, partido de Álvaro Uribe.
Miguel Uribe desciende de una familia vinculada a la política tradicional de Colombia. Es nieto del expresidente de la República Julio Cesar Turbay Ayala, liberal que gobernó el país entre 1978 y 1982, época en la que el tráfico de cocaína se convirtió en la principal actividad ilícita en el país.
Según documentos recientemente desclasificados del servicio secreto de Estados Unidos, la campaña a la presidencia de Turbay Ayala recibió dineros provenientes del cartel de Medellín, una de las principales organizaciones criminales del país en las últimas décadas.
Durante la presidencia de Turbay Ayala, en enero de 1980, fue asesinado Fernando Uribe Senior, quien se desempeñaba como director de la Aeronáutica Civil, entidad encargada de regular la actividad aerocomercial en el país. Fernando Uribe fue asesinado, a manos de narcotraficantes, por negarse a conceder los permisos para habilitar las pistas de aterrizaje y las licencias a las aeronaves que el cartel de Medellín requería tanto para llevar la cocaína como para traer los dólares desde y hacia Estados Unidos.
Semanas después del asesinato de Uribe Senior, Turbay Ayala, a petición del cartel de Medellín, designa en la dirección de la Aeronáutica Civil a un joven Alvaro Uribe Velez, quién desde su primer cargo público, se encargó de facilitar todas las licencias y permisos que el cartel necesitaba. Esto, y otros factores, permitieron que la empresa del narcotráfico y el poder de algunos capos en Colombia escalaran a proporciones descomunales.
Paradojicamente, una decada después, fue el cartel de Medellin, en 1991, el responsable del secuestro y posterior asesinato de la periodista Diana Turbay, hija del expresidente Julio Cesar Turbay Ayala y madre de quién hoy se debate entre la vida y la muerte, Miguel Uribe Turbay.
Diana Turbay perdió la vida en medio de un intento de rescate, después de haber sido secuestrada por narcotraficantes, justamente en un esfuerzo por presionar al Gobierno Colombiano para evitar su extradición a los Estados Unidos. Esto en medio de la llamada guerra contra el narcotráfico organizada y financiada desde Washington.
En 2019, Miguel Uribe lideró una coalición conformada por los partidos Liberal, Conservador, Centro Democrático y otros sectores de la extrema derecha y el evangelicalismo para disputar las elecciones a la alcaldía de Bogotá, sin embargo, a pesar de una importante inversión en campaña, sólo consiguió el cuarto lugar, con apenas un poco más del 13% de los votos.
Posterior a esto, en 2021, después del rotundo fracaso electoral de 2019, Miguel Uribe es convocado por Alvaro Uribe Velez esta vez para encabezar la lista del Centro Democrático al Senado de 2022. El movimiento uribista de extrema derecha consiguió 13 asientos en el Senado en este escrutinio, lo que políticamente significó una resurrección para Miguel Uribe.
Reacciones políticas y mediáticas tras el atentado: Acusaciones, injerencia y el impacto en las redes sociales
Tan pronto Miguel Uribe fue trasladado a la Fundación Santa Fe, el desfile de políticos, periodistas, candidatos y demás personas ajenas a la familia del senador no se hizo esperar. La oposición aprovechó la oportunidad frente a las cámaras para intentar responsabilizar al Gobierno y acusar a Gustavo Petro de incitar a la violencia.
Agustín Laje, reconocido por el propio movimiento libertario argentino como uno de sus principales ideólogos y pensadores, publicó horas después del atentado a través de su cuenta de X “No odiamos lo suficiente a Gustavo Petro”, posteriormente escribió en la misma red social “No son conciudadanos: son enemigos. Es hora de asumirlo.”, refiriéndose a las personas que ideológicamente se ubican a la izquierda, publicación que fue compartida por la cuenta de Javier Milei.
Por su parte, la embajada de EEUU en Bogotá, se hizo eco de una publicación del Secretario de Estado de su país Marcos Rubio, en la que afirma que “El presidente Petro debe moderar la retórica incendiaria y proteger a los funcionarios colombianos.”, en lo que constituye un claro acto de injerencia en la política colombiana.
Varios mandatarios de diferentes países se pronunciaron al respecto y ofrecieron su apoyo a la familia de Miguel Uribe. El líder del ente sionista que Gobierna Israel, Benjamín Netanyahu, publicó también un comunicado en el que afirmó “Esta violencia despreciable socava la democracia en todas partes”. Lo cual contrasta con las 55 mil víctimas palestinas que han sido asesinadas en medio del actual genocidio en Gaza.
El tema del atentado se convirtió rápidamente en tendencia en las plataformas digitales, algunos datos personales supuestamente relacionados con la identidad del atacante, comenzaron a circular por la plataforma X. La información fue publicada por cuentas vinculadas con asociaciones de militares retirados. Los medios tradicionales y otros perfiles asociados a la derecha, replicaron rápidamente esta información sin importar que esto pudiese llegar a entorpecer la investigación o a influir en las declaraciones del atacante.
El atacante: Un joven de 14 años, una misión criminal y el misterio detrás del arma utilizada
El atentado fue cometido por un joven de 14 años que, al momento de su captura, declaró haberlo hecho por dinero para su familia. Al parecer, el menor habría sido contratado por alguna organización criminal, la cual le habría ofrecido una suma de dinero cercana a los 5 mil dólares por atentar contra Miguel Uribe, según han dado a conocer las autoridades encargadas de la investigación.
También se conoció que el joven, que resultó herido en medio de la fuga, no vive con sus padres. Su madre falleció y, según información que circula en distintos medios, su padre estaría en Polonia intentando conseguir trabajar como mercenario para las fuerzas armadas de Ucrania.
El arma usada para atentar contra Miguel Uribe es una Glock 9 mililitros que según confirmó la oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de Estados Unidos, ATF, fue adquirida legalmente en una tienda de armas en Mesa Arizona en agosto de 2020. Las autoridades aún desconocen de qué forma esta arma ingresó al país y llegó a manos del menor.
La captura del joven se produjo mientras corría, después de haber sido herido por uno de los escoltas de Miguel Uribe. Esto hace presumir que el menor no contaba con un plan de escape posterior al atentado. Lo cuál contrasta con las afirmaciones de algunos líderes de opinión de la derecha, como Pedro Medellín, quienes afirmaron en medios que este atentado fue planificado con mucho cálculo y anticipación.
La interna del Centro Democrático: Rivalidades, disputas y el aislamiento de Miguel Uribe
Al interior de su partido, Centro Democrático, Miguel Uribe se encuentra en disputa con otros 4 precandidatos, a la espera de ser elegido como candidato de su agrupación política de cara a las elecciones presidenciales de 2026. Ya que los candidatos y las listas de este movimiento son designadas por Alvaro Uribe ya que este no posee democracia interna.
Varios comentarios y publicaciones de miembros de su fuerza política dejan entrever que el ambiente no era el mejor al interior de ese espacio. Juan José Lafaurie, hijo de la también precandidata María Fernanda Cabal, en una publicación en la plataforma X señaló días antes a Miguel Uribe por el elevado gasto de su campaña y los pocos resultados en las encuestas, y le reprocha además porque “llegó en paracaídas al partido y, sin mérito alguno”.
En los días previos al atentado también se vieron en distintos eventos y medios de comunicación reuniones de miembros y precandidatos del Centro Democrático a las que no fue invitado el Senador Miguel Uribe.
La investigación en curso: Pistas, sospechosos y las incógnitas del atentado
La investigación que es adelantada por la Fiscalía continúa bajo estricta reserva para garantizar la seguridad del proceso. Sin embargo se conoce que hay una segunda persona, Carlos Eduardo Mora, quién ya fue imputado por tentativa de homicidio, porte ilegal de armas y uso de menores en delitos.
Con base en las grabaciones de las cámaras de seguridad de la zona, la fiscalía ha podido identificar al menos a 5 personas que habrían participado en el atentado.
Existen dos elementos que han llamado la atención por parte de los investigadores, el primero es que al menor que disparó contra Miguel Uribe se lo ve caminando con un celular en la mano en una de las grabaciones momentos antes del atentado, pero el teléfono nunca apareció al momento de la captura. Lo segundo es que el esquema de seguridad del Senador debía estar conformado por 7 personas, 4 policías y 3 miembros de la Unidad Nacional de Protección, UNP, sin embargo, ese día se encontraba acompañado sólamente por los 3 miembros de la UNP.
El atentado y sus consecuencias: Crisis de seguridad, polarización política y un año electoral convulsionado
El último parte médico de la Fundación Santa Fe respecto al estado de salud de Miguel Uribe indica una “leve disminución de su presión intracraneana”, aunque la condición continúa siendo crítica con pronóstico neurológico reservado.
Cabe resaltar que estos hechos ocurren en medio de un año electoral y en días de agitación política por cuenta de la consulta popular, mecanismo con el que el Gobierno busca que los colombianos vayan a las urnas a decidir sobre las mejoras en las condiciones laborales de los trabajadores.
Días antes del atentado, un fallo del Juzgado Sexto Civil del Circuito de Bogotá, determinó que la sesión del Senado en la que se rechazó la consulta popular había incurrido en vicios procedimentales. Lo que habilitó al Presidente de la República a llamar a la consulta por decreto.
Efectivamente, con base en el fallo de la justicia, el Presidente Gustavo Petro anunció, un día antes del atentado en contra de Miguel Uribe Turbay, que la consulta popular saldría por decreto, también se conoció que el anuncio sería en el marco de un evento masivo en la ciudad de Cali, bastión del petrismo.
Lo que ocurrió posteriormente trajo a la memoria de los colombianos la peor época de la violencia política y el narcoterrorismo. El atentado contra Miguel Uribe fue seguido por múltiples ataques con explosivos instalados en vehículos, casualmente, en la región suroccidente del país con epicentro en la ciudad de Cali. Estos atentados provocaron al menos 8 muertos y varios heridos.
Los atentados fueron atribuidos a agrupaciones armadas dedicadas al narcotráfico. A pesar de la crisis de seguridad generada, el Presidente Gustavo Petro se mantuvo firme en su decisión de sacar por decreto la consulta popular y el pasado miércoles, en medio de una plaza llena en la ciudad de Cali, le entregó al pueblo la herramienta con la que podrá conquistar sus derechos.