La Liga de Jóvenes Comunistas de Gran Bretaña se refirió a la muerte de Elizabeth Windsor y denunció el papel que juega la institución que ahora preside su hijo Carlos.
“La muerte de Elizabeth Windsor destaca a nuestra generación y a los trabajadores de toda Gran Bretaña que la abolición de la monarquía sigue siendo un tema apremiante e importante”. De esta manera la Liga de Jóvenes Comunistas de Gran Bretaña, invitó a reflexionar sobre la institución que es pilar del Reino Unido, tras la muerte de quien fuera su cabeza durante más de seis décadas.
Vale recordar que quien ejerció la jefatura de Estado británica desde 1953, es sucedida por su hijo Carlos, quien hereda la Corona del Reino Unido, al tiempo que se convierte en soberano de otros catorce estados independientes que constituyen la Mancomunidad de Naciones que incluye a Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Jamaica, Bahamas, Belice, Granada, Papúa Nueva Guinea, Islas Salomón, Tuvalu, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Antigua y Barbuda y San Cristóbal y Nieves.
Pero también hereda el cargo de gobernador supremo de la Iglesia de Inglaterra y la llave de la Royal Firm, que es el negocio familiar que reconoce -en blanco- alrededor de 27.750 millones de euros, cifra que podría multiplicarse varias veces si se pudiera desentrañar el recorrido que la lleva a cloacas fiscales que la propia Corona sustenta.
Los datos los aporta la revista Forbes que, asimismo, recuerda que el patrimonio incluye inversiones financieras, obras de arte, joyas e inmuebles que van desde castillos y latifundios hasta propiedades de menos dimensiones que son alquiladas.
Pero si incluso con todo esto Carlos tuviera dificultad llegar a fin de mes, no debe preocuparse, ya que además va a recibir un suculento ingreso extra por medio de un fondo al que aportan todos los contribuyentes, que se denomina Sovereign Grant.
“Está fundamentalmente claro, ahora más que nunca, que Gran Bretaña debe convertirse en una república moderna”, recalcó la Liga y señaló que “una pequeña secta de mestizaje de una aristocracia en decadencia, no puede y nunca reflejará los intereses de los trabajadores británicos”.
Tras lo que destacó que “la imposición de un jefe de Estado obscenamente rico, no representativo y no elegido es ofensivo para todos los trabajadores. Pero esto no es sólo una cuestión de importantes principios democráticos e igualitarios”.
Y añadió que “esta monarquía continúa siendo un símbolo y una herramienta importante del Estado británico y su aparato para mantener el control”, ya que “continúa teniendo un poder significativo bajo la constitución rota de Gran Bretaña, incluida la selección de gobiernos, y seguirá siendo un peligro perpetuo para el progreso democrático y social, mientras ese sea el caso”.
Por otra parte, la Liga denuncia que “la riqueza de la Familia Real y las propiedades de la Corona, vastas extensiones de tierra y recursos en toda Gran Bretaña, son siglos de riqueza robada a los trabajadores de este país y a los pueblos oprimidos y explotados de las colonias británicas”.
Pero también que la posición del monarca como jefe de Estado de Gran Bretaña y de la Mancomunidad de Naciones, “juega un papel simbólico e ideológico importante en el mantenimiento del imperialismo británico en todo el mundo”.
Así las cosas, lamentó que desde la massmedia dominante “se canonice a Elizabeth Windsor como una ‘servidora pública incansable’” y en tal sentido aseveró que resulta imposible definir de qué va ese servicio público, ya que “nunca trabajó en sus 96 años en la tierra”, durante los que “vivió en una riqueza obscena”.
Después recordó que Elizabeth Windsor “nunca criticó el imperio colonial racista de Gran Bretaña ni se disculpó por su esposo notoriamente racista”, al tiempo que tampoco “rehuyó asociarse con dictadores”, al tiempo que “es un símbolo de la institución arcaica, corrupta y racista, y de la arrogancia del poder y la riqueza hereditarios y desenfrenados”.
Y alertó que “la clase dominante de Gran Bretaña, a través del Estado y los medios, intentará usar esta muerte para distraer la atención de la llamada crisis del costo de vida y la creciente militancia industrial, y socavar la huelga”.