El titular del PC de Rusia se refirió a los asesinatos perpetrados en la ciudad de Bucha. Un episodio que tiene como protagonistas a los seguidores de Stepán Bandera y a los especialistas en el montaje de operaciones de bandera falsa.
“La vil provocación de los nazis de Bandera requiere una investigación”, recalcó el presidente del Comité Central del Partido Comunista de la Federación Rusa, Guennadi Ziugánov, al referirse a las denuncias de genocidio que Ucrania, EE.UU. y la Unión Europea endilgan a las tropas rusas que actuaron en la ciudad de Bucha.
La noticia que da cuenta de que se habrían perpetrado matanzas en masa en esa localidad próxima a Kiev corrió como reguero durante los últimos días, meced a que fue seleccionada y amplificada por los principales conglomerados massmediáticos estadounidenses y de la UE. Sin demasiadas pruebas que avalen su denuncia, estas cadenas presentaron el tema tan rápido, como rápido concluyeron que los responsables fueron los rusos.
En este sentido, el vocero de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, rechazó que en este hecho haya implicados militares de su país. “Rechazamos de plano todas las acusaciones. Es más, consideramos que es necesario debatir este tema al nivel más alto; de aquí nuestra iniciativa de examinarlo en el Consejo de Seguridad de la ONU”, resaltó Peskov.
Pero Washington y Gran Bretaña, se niegan a que una comisión independiente de ese organismo lleve a cabo una investigación. Esta respuesta no sorprende, ya que se trata de los mismos actores que se niegan a que la ONU investigue por medio de una comisión independiente, qué programas vinculados a armas bacteriológicas se desarrollaban en los laboratorios biológicos que EE.UU. financiaba en Ucrania.
Y a la hora de seguir la ruta de los dólares que financiaron al menos a dos de las seis plantas que los rusos desmantelaron en el contexto de la operación militar que llevan a cabo, aparece el fondo de inversión de Hunter Biden, quien desde 2014 a 1019 formó parte de la junta directiva de Burisma Holdings que tiene al gas ucraniano en el lugar destacado de su cartera de negocios. Por supuesto, Hunter es hijo de Joseph Biden.
“La operación militar en Ucrania permitió desmantelar cinco laboratorios biológicos que participaban en proyectos encargados directamente por el Pentágono, y cuyos objetivos en el territorio ucraniano han estado lejos de ser científicos”, informó Moscú.
Una marca registrada
“En Occidente, comenzó una verdadera histeria por las supuestas ‘atrocidades’ del ejército ruso en la ciudad de Bucha, cerca de Kiev”, destacó Ziugánov y añadió que “las víctimas de estas ‘atrocidades’ fueron presuntamente descubiertas después de que unidades de nuestro ejército partieran de allí”, algo que “el Ministerio de Defensa de la Federación Rusa ya ha refutado oficialmente, afirmando que ni un solo civil resultó herido durante la estancia de los militares rusos en esta ciudad”.
Y recordó que “las imágenes de las personas presuntamente asesinadas aparecieron solo el cuarto día después de que el ejército ucraniano llegara allí”, así como que “hay otros hechos que atestiguan el carácter escenificado de esta provocación”.
Así las cosas, el titular del PC ruso, señaló que “la línea clave de la dirección política y militar de Rusia es la máxima reducción de las pérdidas entre la población civil y la destrucción de las instalaciones civiles” y recordó que “las represalias contra los civiles son ajenas al ejército ruso/soviético”.
Tras lo que advirtió que, a diferencia de esto, “los ejércitos de EE.UU. y otros países de la OTAN se hicieron famosos por sus terribles masacres, baste recordar Hiroshima y Nagasaki, ciudades pacíficas donde EE.UU. destruyó a cientos de miles de japoneses con armas nucleares y el rastro de sangre se extiende para los estadounidenses y más allá: Corea, Vietnam, Yugoslavia, Irak, Siria, Libia: estos son solo algunos de los países donde los estadounidenses son culpables de masacres o donde tales crímenes fueron cometidos por sus mercenarios locales”.
Pero asimismo “las provocaciones sangrientas son una marca registrada del imperialismo estadounidense”, alertó Ziugánov y recordó el episodio conocido como “Incidente Racak” que tuvo lugar en Kosovo, cuando 34 militantes muertos del terrorista ELK fueron presentados como civiles asesinados por el ejército yugoslavo.
Más tarde expertos finlandeses independientes refutaron la versión estadounidense, pero la mentira de Washington estaba instalada y este hecho fue la justificación de la intervención de la OTAN contra Yugoslavia. “Durante los 78 días de bombardeo despiadado de ciudades pacíficas, miles de personas murieron y resultaron heridas, y se causaron daños por valor de más de cien mil millones de dólares”, recalcó Ziugánov.
Y añadió que “las declaraciones sobre las ‘atrocidades’ del ejército ruso son parte de la guerra de información de EE.UU. y sus aliados contra Rusia, dándoles una razón para apoyar a los neonazis”, tras lo que sostuvo que “el mundo entero mira con horror cómo los neonazis en Ucrania utilizan a los civiles como escudos humanos, “la captura por terroristas de varios rehenes en Occidente siempre se presenta como un crimen terrible, pero en Ucrania decenas de ciudades y pueblos se han convertido en rehenes de nazis locales que no permiten que abandonen las zonas de hostilidades”.
Por su parte las autoridades de Kiev “no contribuyen a la creación de corredores humanitarios y evitan de todas las formas posibles el éxodo de ciudadanos de los asentamientos en las zonas de combate”.
Ziugánov explicó que “en esta serie, se ubica en primer lugar, la tragedia de Mariupol, donde militantes del regimiento Nazi Azov crearon puntos de tiro en edificios de varios pisos, mientras prohibían a los residentes de estos edificios salir de la ciudad. Este es solo un ejemplo único, aunque el más terrible, de genocidio deliberado, al que el Occidente ‘civilizado’ hace la vista gorda”.
Por lo que hizo hincapié en que el PC de Rusia, condena enérgicamente “la atroz provocación conjunta de los políticos ucranianos y occidentales y exige una investigación exhaustiva y exhaustiva no de las falsificaciones, sino de los numerosos crímenes reales del nazi Bandera, incluida la brutal tortura del personal militar ruso”.