Con tecnología taiwanesa Israel extiende su genocidio al Líbano. “Estos ataques se producen bajo la cobertura integral de los gobiernos imperialistas encabezados por EE.UU.”, no dudó en denunciar el Partido Comunista Libanés.
Más de medio centenar de personas asesinadas, entre ellos no menos de 35 niños, más de 1600 heridos y miles de familias desplazadas es el saldo provisorio de los masivos e indiscriminados bombardeos perpetrados el lunes por el Estado de Israel contra el Líbano, en una nueva ola de terror desatada con el pretexto de atacar a Hezbolá y la intención explícita de ultimar a uno de sus comandantes en el sur del país, Ali Karaki. En este contexto y con absoluto cinismo, el premier israelí, Benjamín Netanyahu recomendó a los libaneses “alejarse de las zonas peligrosas” ¿Pero a dónde ir cuando una potencia militar como Israel desata todo su poderío para masacrar a la población civil ante los ojos de un mundo que hace poco o nada para detenerla? Y que, además, lo hace con el abierto apoyo de EE.UU. y Gran Bretaña, y con la complicidad de Europa.
“Estos ataques se producen bajo la cobertura integral de los gobiernos imperialistas encabezados por EE.UU.” no dudó en denunciar el Partido Comunista Libanés (PCL), a la hora de pedir la solidaridad de los trabajadores del planeta con los pueblos libanés y palestino que sufren “los ataques del sionismo”. Y en este sentido puntualizó que “mientras continúa la guerra genocida que libra el ejército de ocupación israelí contra el pueblo palestino en la Franja de Gaza, junto con sus brutales ataques contra Cisjordania y varios países de la región, la ocupación ataca a diario al Líbano, en particular, al sur del país”.
Lo cierto es que la escalada guerrerista que el Estado de Israel profundiza en la Franja de Gaza ya mató a 43 mil palestinos y si bien esto es lo que está documentado, nadie puede establecer con certeza qué es lo que va a encontrarse cuando haya condiciones para remover los escombros en los que los ataques israelíes están convirtiendo al territorio gazatí destruyendo hospitales, mezquitas, escuelas, viviendas y todo tipo de infraestructura civil. Y como si esto fuera poco, desde hace varias semanas, la feroz agresión se extiende en la zona que ilegalmente Tel-Aviv ocupa en Cisjordania y hasta el Líbano donde ya fueron ultimadas alrededor de setecientas personas.
Y fue precisamente en el Líbano, donde se exhibió una de las peores caras de esta escalada terrorista cuando los ataques se cometieron por medio de buscapersonas, seguidos por el perpetrado con dispositivos de radio inalámbricos, el 18 de septiembre. Más de treinta es el saldo de asesinados que dejó este capítulo que, claramente, busca sembrar el terror entre la población civil libanesa.
“Se trata de un ataque terrorista descrito como dirigido contra usuarios de dispositivos de comunicación, incluidos civiles, combatientes de la resistencia y trabajadores de instituciones sanitarias y sociales, después de que agentes del Mossad colocaran trampas explosivas en estos dispositivos antes de importarlos al Líbano”, advierte al respecto el PCL y recalca que “estos ataques terroristas tienen como objetivo intimidar al pueblo libanés y obligarlo a someterse a las condiciones del enemigo sionista y su patrocinador, EE.UU., impidiendo que las fuerzas nacionales libanesas apoyen al pueblo palestino en Gaza”.
Pero también “buscan reforzar el control de seguridad en toda la región, consolidar la influencia de las potencias imperialistas sobre los recursos petroleros y las rutas comerciales”, al tiempo que persiguen el objetivo de “mantener la superioridad cualitativa de Israel en materia militar y de seguridad, ya que Israel desempeña un papel crucial en este proyecto más amplio”.
Por lo que, puntualiza el PCL, “hoy más que nunca es necesaria la solidaridad internacional con el pueblo libanés y su derecho a resistir la ocupación”, así como “la condena de la agresión israelí en sus territorios y la continuación de la campaña de solidaridad con el pueblo palestino para poner fin a la guerra genocida contra él”.
Durante las últimas décadas, el Estado de Israel fue atravesando un proceso de fasistización que destruyó lo que, en algún momento, pretendió convertirse en un sistema de representación política “a la europea” atravesado por derechas y centro izquierdas moderadas. Pero desde hacer varios períodos, todos los que accedieron a ser primer ministro, antes pasaron por una vasta carrera militar.
También durante esos años, el Estado de Israel avanzó metódicamente destruyendo cualquier tibio avance que fuera capaz de hacer respetar los acuerdos de la Resolución 181 de la ONU que impone la existencia de dos Estados, uno israelí y otro Palestino. Lejos de eso fue ocupando sistemáticamente e ilegalmente territorio palestino, desplazando y sometiendo a sus pobladores para imponer a otros sionistas. Y, asimismo, desarrolló un programa nuclear que le permite poseer armamento atómico que a diferencia de lo que pasa con otras formaciones estatales, escapa todo control del Organismo Internacional para la Energía Atómica, pero que también y rápidamente desestabilizó a toda la región.
Además, en sus recurrentes ataques contra el pueblo palestino empleó armamento prohibido por el Protocolo III de la Convención sobre Armas Convencionales de 1980 como bombas de racimo y bombas de fósforo blanco, al tiempo que secuestró y asesinó a dirigentes palestinos y de otras nacionalidades en terceros países, incluso de Europa. También tiene un ominoso récord de presos políticos a los que por una particular legislación que sólo es aplicable a los palestinos, puede mantener encarcelados por años sin que haga falta que el Estado presente cargos o inicie causas contra ellos. De más está decir que entre estos prisioneros hay mujeres, ancianos y pibes que, además, son sometidos sistemáticamente a torturas.
Ahora el Estado Israel le dio una vuelta de rosca a todas estas aberraciones con la colocación de explosivos en beepers, precisamente en dispositivos de baja tecnología producidos por la empresa Gold Apollo que, significativamente, tiene su sede en Taiwán.
Con este telón de fondo, la misión de paz de la ONU en el Líbano advirtió que los bombardeos de Israel “no sólo son violaciones del derecho internacional, sino que pueden constituir crímenes de guerra” ¿Pueden? La pregunta sigue siendo quién va a detener esta masacre y, sobre todo, cuándo lo va a hacer.